SEULGI PARTE 2

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Al llegar a su palacio fue recibida por Wendy quien se mostró preocupada por su ausencia repentina

- Señorita Seulgi, ¿En dónde estaba? Nos sorprendió no encontrarla, usted nunca sale sin avisar.

- Tranquila Wendy, ya estoy aquí, por eso me lleve la joya. Estaba en el Reino de la Pereza.

- ¿El Reino de la Pereza?, no me diga que...

- Así es, fui en busca de la Lamia.

- Pero Señorita ¿por qué lo hizo?, se arriesgó mucho yendo sola.

- Porque necesitaba saber la verdad, como Princesa del Infierno no podía simplemente aceptar la existencia de un ser del que todos hablan, pero nadie ha visto.

- ¿Y qué ocurrió? ¿La encontró?...

- Sí, y créeme, no parece nada de lo que se dice... - y la joven Diabla comenzó a relatarle a aquel fiel sirviente su particular encuentro con la "terrible" criatura.

- ¿Está segura de que se trataba de ella? - preguntó sorprendida Wendy.

- Absolutamente, pero en lo único que coincide con su leyenda es en su mitad serpiente y en lo hermosa que es...

- No sé qué decirle Señorita, de verdad me ha dejado impactada.

- A mi igual, a medida que hablaba me surgían cientos de preguntas más... Quiero volver a verla, si no fuese porque me llamaron quizás aún estaría hablando con ella.

- ¿Va a regresar?

- Claro, estaba dispuesta a decirme toda su historia, es muy agradable...

- ¿Agradable? ¿De verdad confía en ella?

- Sí, la sentí honesta, ¿acaso no confías en mi juicio?

- Claro que sí Señorita, disculpe, es solo que aún no termino de asimilarlo.

- Mañana mismo regresaré, así que te encargo que te ocupes de todo en mi ausencia.

- Claro Señorita, cuente con ello - terminó por decir la sirviente y se retiró dejando sola a Seulgi.

La joven Diabla quedó pensativa, recordar aquellos ojos dorados de Irene le quitaban el sueño. Una extraña ansiedad había nacido en su pecho, se sentía inquieta, por un lado, deseaba regresar esa misma noche a verla pero por el otro lado reflexionó en que no debía ser inoportuna con ella, sería muy evidente su interés. Así que se obligó a dormir y al día siguiente partió a su encuentro, pero al llegar a la cueva no la encontró.

La esperó un momento y al ver que no regresaba recordó que ella le contó que tenía una vida en el mundo humano.
No quería invadirla, pero no resistía la curiosidad de saber cómo vivía en aquel lugar, así que invocó a un perro del infierno, le permitió olfatear aquella muñeca de trapo que estaba en su cama y este siguió su rastro hacia el mundo humano.

El perro la guio hasta un tranquilo pueblo humano, más precisamente a una pequeña casa.

- Allí es Señorita Seulgi, ella se encuentra dentro de esa casa - le dijo el animal.

- Entiendo, gracias, ya puedes retirarte - respondió ella y el perro regresó al infierno.

Era una mañana soleada pero fría en aquel lugar, Seulgi tomó una apariencia humana para poder caminar por allí sin llamar la atención y esperó paciente a que ella se hiciese visible.

Se sentó en una banca cercana al lugar y fingía leer un libro mientras miraba de reojo aquella casa. En un momento la puerta se abrió y de ella salió Irene, se veía completamente como una joven humana, con un delicado vestido, botas y bolso haciendo juego y su largo cabello rubio recogido.
La Diabla no pudo evitar suspirar, le parecía muy hermosa pero también presenció como por detrás de ella se asomó una mujer mayor, ya anciana, quien le puso una capa sobre los hombros para abrigarla.
No pudo escuchar lo que decían pero ambas se veían muy amistosas, la muchacha se despidió agitando su mano y caminó sonriente por el pueblo.

El Demonio Que Se Enamoro Del Angel  | JenLisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora