6.DESPEDIDA

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Fue entonces cuando decidió tomar una drástica decisión, había una sola cosa que podía hacer para ayudarla - Mírame Jennie...- le dijo con una voz serena y la besó apasionadamente - Si algún día mi recuerdo regresa a tu corazón estaré aquí... esperándote - sonrió él
- A que te refiere- - intentó preguntar ella y de repente Lisa besó su frente, haciendo que cayera inconsciente en sus brazos.
El guardián quedó atónito ante esa acción - Pero que les has hecho?! - preguntó indignado a aquel guardián que lentamente se acercaba a él cargando a Jennie para luego entregarsela - Ella está bien, sólo borré de su mente todos los recuerdos que tenía conmigo...- explicó
- Quieres decir que ella no recordará ni siquiera haberte conocido...? -
- Exactamente - respondió ella y comenzó a alejarse.
- Te conozco, tú eres Lisa, tercera princesa del infierno -
- Así es -
- ¿Como pudiste posar tus ojos en un ángel?... Acaso te divertiste robando el corazón de un ser tan puro?...-
- ¿Dices que yo lo robé? - sonrió ella - esa criatura que cargas ahí es quien se lleva en sus manos para siempre mi corazón - dijo señalandola.
El ángel quedó en silencio por un momento - Me resulta difícil de creer tu benevolencia - dijo
- Estás en lo cierto, si por mi fuese hubiese arrasado con la mitad de ustedes sólo para que nos dejasen en paz. Pero sé que ella no quería que nadie saliera herido por nuestra causa -
- Eres muy arrogante al afirmar algo así -
- Claro que lo soy, soy una Diabla -
- ¿Por qué haces esto? -
- ... Porque la amo. Algún día cambiaré las reglas del juego y será mía para siempre, pero hasta ese entonces esto es lo mejor para ella. Todo es por su bien - dijo por último Lisa y desapareció en la oscuridad.
El ángel miró a Jennie que aún permanecía inconsciente y murmuró para sí - Quién diría que un ángel tan joven sería capaz de domar a una de las peores bestias del infierno...- y regresó al paraíso.
Tal como aquella Diabla prometió, Jennie no recordaba nada de lo sucedido prácticamente hasta su llegada al palacio, ni siquiera de sus viajes al mundo humano. Sus superiores decidieron que lo mejor era no mencionar el tema y todo quedó como si nada de eso hubiese existido.
El tiempo pasó y la curiosidad de ella por la música humana despertó, haciéndola regresar a esa tierra, esta vez seguida a escondidas por un guardián. Pero al constatar que no había rastros de la Diabla la dejaba ir en soledad por el bosque.

Una extraña sensación abrazaba el cuerpo de Jennie, como si hubiese olvidado algo que era muy importante, pero por más que lo intentaba no podía recordarlo.
Al igual que antes de que todo comenzara, cuando la música del pueblo llegaba hasta donde ella estaba bailaba sola entre medio de los árboles, o quizás no tan sola, si no en compañía de un pequeño y hermoso pájaro de color violeta que siempre estaba rondandola en el lugar, llegando incluso a posarse en sus manos. Jennie, ni siquiera aquel guardián, podían imaginar que esa ave era Lisa que, cumpliendo su promesa, cada noche esperó su regreso. Pero esta vez para amarla desde la distancia, en silencio.
Verla sonreír era suficiente para Lisa, por ahora. Porque la amaba tal cual era, con sus hermosas alas, no quería que las perdiese por estar a su lado, no necesitaba que ella hiciese un sacrificio por amor, pensaba que no era justo que sufriese de esa forma.
El Diablo era un Diablo pero cuando amaba lo hacía de verdad, sin egoísmo. Aquel ángel se había llevado su corazón, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por su bien, y en ese momento sintió que aquello era lo mejor, hasta que llegase el día en pudiesen estar juntas.
A veces amar de verdad significa dejar en libertad, y la libertad en algunas ocasiones implica tener que olvidar.

El Demonio Que Se Enamoro Del Angel  | JenLisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora