CAPITULO 32

250 13 6
                                    

Lee: Karin, ¿quieres apresurarte?

Karin: Lo siento, lo siento- se disculpó desde debajo de la cama donde estaba buscando sus botines negros de tacón, que me prestaría para mi cita con Calum.

Eran las 6:57p.m y se suponía que tenía que estar a las siete en la entrada del hotel donde las chicas y yo nos estábamos quedando. Era nuestra última noche en Australia, luego de que Jayne nos dejara quedarnos un día más después del exitoso show de ayer. Lo que significaba también que era la última vez que vería a Cal en un par de meses. ¡E iba a llegar tarde!

Karin: ¡Bingo, aquí están! -su mano se asomó por debajo de la cama, sosteniendo el par de zapatos. Los tomé y me los puse mientras ella salía de allí. - De acuerdo, puedes irte-sonrió, sacudiéndose el polvo invisible de la ropa. -Diviértete, y recuerda que tienes que estar aquí mañana a las 7:30a.m

Lee: ¡Oye, es una cita, no estamos teniendo sex-

Karin: Si, si, como sea- me empujó hasta la salida de su habitación. - Hasta mañana- canturreó, y cerró la puerta, dejándome sola en el pasillo.

Puedes hacer esto, Lee.

Tomé una respiración profunda, intentando calmar los nervios que se revolvían en mi estómago, y luego comencé a caminar hacia el ascensor. Entré en la pequeña caja de metal, y presioné el botón a la primera planta. Estaba comenzando a entrar en pánico con la musiquita del elevador, cuando éste se detuvo en el piso 7. Y Calum apareció detrás de las puertas.

Lee: ¡Otra vez estamos en el mismo hotel! Esto tiene que ser una broma- él rió y entró al ascensor, presionó de nuevo el botón a la primera planta y luego me estrechó entre sus brazos.

Calum: Luces genial- me dijo. - Yo solo me puse la misma ropa de siempre, ahora me siento mal

Lee: Tú siempre te ves increíble, eso lo justifica todo- le sonreí. Estaba usando sus jeans ajustados negros, una camiseta blanca con las mangas grises, y Converse negras.

Calum: Tu también, preciosa- besó mi mejilla. -Y gracias- susurró en mi oído.

El ascensor se detuvo finalmente en la primera planta, y cuando las puertas se abrieron fuimos cegados momentáneamente por los flashes de las cámaras fuera del hotel. Un grupo de fans también estaba allí, era muy difícil ignorarlo por los gritos.

Salimos de allí con ayuda de uno de sus guardias de seguridad, y subimos a un taxi. Iríamos a comer y luego a una fiesta con sus amigos en un salón de boliche. A decir verdad, no sabía que me ponía más nerviosa, si el hecho de que estaba en mi primera cita con Calum, o que iba a conocer a sus amigos más cercanos en un rato.

Mierda, maldije en mi cabeza. Siempre podía dar conciertos frente a 20 000 y lidiar con mis nervios, pero ahora mismo, solo el hecho de pensar en los amigos de Cal, me daba ganas de vomitar. Si sobrevivía a esto sin vaciar todo lo que tenía en mi estomago, me iba a sentir orgullosa por el resto de mi vida.

El taxi se detuvo junto a la acera, frente a un edificio de ladrillo de tres plantas. El olor a comida me inundó apenas mis pies pisaron la calzada.

Lee: ¿Pizza? Oh dios mío-murmuré, mirando hacia arriba a la fachada clásica del restaurante.

Calum: No solo eso, es la mejor pizza de Sydney- recalcó, y tomó mi mano para llevarme adentro.

Todo era tan referente a Italia en el interior, como en el exterior. Luces colgaban de las paredes, las mesas estaban cubiertas por manteles a cuadros rojos y blancos, y un permanente olor a especies y pan horneándose en el aire.

UnKlassicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora