Lost in Confusion ~Jeff The Killer~

Capítulo 20~ Descubrimientos apocalípticos.

Jeff puso el cuchillo en el cuello de la menor, con la obvia intención de que esta muriera al instante. Pero no contaba con que la menor sintiera el frío de la cuchilla y despertara.

—Jeff. — dijo la menor.

Jeff observaba a la menor mientras retiraba el cuchillo del cuello de esta.

—Jeff, no tengo miedo. — dijo con la voz llena de decisión y sentimiento.

Jeff, la miró incrédulo.

—No tengo miedo a lo que me hagas. — Anneliese tomó la mano de Jeff aún con el cuchillo en ésta y la puso en su cuello. — Buenas noches, Jeff. —

Anneliese cerró los ojos de nuevo y sonrió llena de paz.

—¿Por qué no le temes a morir? — preguntó el asesino lleno de dudas.

—Porque he soñado con mi papá. — Pronunció con la voz a punto de cortarse. —Él me ha dicho que fuera con él. Me ha estado esperando estos años. Quiero ver a Papá, es lo mejor para todos. Te estoy matando. —

Jeff se asustó. La menor también parecía tener sospechas sobre el asesino.

—Anneliese. — Dijo quitando el cuchillo. —Tú ya estás muerta. Mi locura te mantiene aquí. No puedo llevarte con tu papá. —

Las palabras de Jeff eran obviamente para ocultar que éste ya sabía que Anneliese es real.

Anneliese se cubrió con la sabana y sacó sus lágrimas cuando se ocultaba debajo de ésta.

Jeff, se dio la vuelta y se acostó. Él no podría matarla. Aún no.

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Anneliese se había bañado ese día. El agua estaba fría, pero valía la pena para estar limpia. Jeff, por su parte, se cambió de ropa y merodeó por la casa un rato. No tenía a donde ir, y quedarse en casa no parecía tan mala idea. Pero entonces surgieron dudas. ¿Quién era verdaderamente Anneliese? ¿De dónde venía? ¿La había pasado tan mal antes como para que ella se quedara con el asesino? Quien sabe. Sólo en algún punto de lo que seguía en esta historia él podría saberlo. Pero aún no era el momento.

Anneliese, recién se había cambiado de ropa, estaba peinando su cabello con cuidado de no dañarse más que otras veces.

Jeremy POV.

Tanto me había molestado la situación. La niña aún sin ser encontrada, y yo con tan pocas esperanzas. Ni siquiera podía pensar en dormir, la menor me estaba haciendo volverme loco. Se le había visto aquí, se le había visto allá, nada concordaba, poco a poco le perdía el rastro junto con las ganas de buscarla. Pero a veces recordaba los ojos de mi hermosa mujer, que a pesar de estar muerta la amaba tanto como a mi vida, y ella me da esperanzas, ella siempre me dijo que yo sería capaz de encontrarla. Teressa, te extraño.

—Parece que no está haciendo correctamente su trabajo señor Salazar. — me dijo una voz proveniente de algún lugar, aun cuando podía jurar que estaba completamente sólo.

—¿Q-quién eres? — pregunté cortando la voz.

—Oh, no se asuste. Soy el que puede llevarlo hasta la menor si ya esta tan harto como yo de este juego del gato y el ratón. —

Reí por unos segundos, pensando en que mi mente me estaba jugando una broma pesada después de tantas noches sin dormir. Pero en ese momento sentí un levantón, ya que al darme la vuelta antes de empezar a reír observé al joven sin ojos frente a mí, penetrando mi ser con sus cuencas vacías. Di un salto hacia atrás y me toqué el corazón. ¿Esa cosa era real?