Removiendo los recuerdos del pasado

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Camine lentamente hacia la salida, esperaba encontrarme con la mirada de Jack pero parecía esta vez tendría que arreglármelas sola. No era la primera vez que lo hacía, cientos de veces había estado cara a cara con un vampiro, lo que me preocupaba es que en estos momentos el gimnasio estaba lleno de gente que terminaría siendo daños colaterales si algo salía mal.

Corrí por un pasillo tratando de alejarme del gimnasio y así ganar distancia de la gente, estaba terminando de correr por un pasillo cuando me di cuenta que estaba cerrado con candando para que nadie entrara a los salones durante el baile.

-Se te acabo el camino preciosa –Dijo el hombre que había estado en mi casa, mire hacia la derecha donde estaba la cafetería y corrí hacia ella-.

Agarre unos lápices de madera que estaban tirados sobre una mesa para cuando él se acercó a golpearme se los enterré con fuerza en su estómago y otro en la mano, sabía que eso solo lo lastimaría pero necesitaría más que eso para librarme de él. Lo empuje al suelo y agarre la escoba, con mi pie quebré el mango de madera, el vampiro se recuperó con rapidez me agarro del pelo y me estampo contra la pared, como no podía ver trate de clavarle el mango lo más cercano a su corazón pero solo le di en la parte baja del estómago.

-¡Nina! –Escuche gritar a Dylan, en menos de un parpadeo lo había sacado de arriba mío y se proponía matarlo-.

-No lo hagas –Le dijo Jack con autoridad-.

-Casi mata a Nina –Escuche que le decía Dylan luchando contra la agitación de su respiración, estaba realmente molesto y con sed de matar-.

-Pero no lo hizo, además tenemos que averiguar quién lo envió –Me pare con dificultad y camine hasta ellos- es obvio que no está solo.

-Habla –Le dijo Dylan tomándolo del pelo y había logrado someterlo de rodillas-.

-Púdrete –Dijo riéndose, Dylan tomo el mango de la escoba y se lo enterró aún más-.

-¿Ahora si quieres hablar? –Pregunto Dylan- ¿Por qué haces esto?

-Por diversión –Se lo enterró de nuevo-.

-¿Qué quieres de Nina? –El hombre me miro y una sonrisa aterradora apareció en sus labios-.

-Se parece a Emily.

-¿Conoces a Emily? –Le pregunto interesado Jack-.

-Oh, ¿Pensaban que eran los únicos?

-Déjate de estupideces –Dije empezando a molestarme, le saque el mango para enterrárselo muy cerca de su corazón pero no lo suficiente para matarlo- ¿con quién trabajas?

-Bal…Balthazar –Dijo con dificultad-.

Dylan se estaba deshaciendo del cadáver del encapuchado y Jack me llevaba a casa, al parecer ahora éramos un equipo y aunque aún tenía mis dudas respecto a Jack tenía que admitir que me había salvado el trasero más veces de las que me gustaría admitir, me tape con la chaqueta que Dylan me había dado antes de despedirnos y me acomode en el asiento del auto, cerré los ojos y sentí como un profundo cansancio me invadía.

-¿Jack? –Lo llame con los ojos cerrados-.

-¿Si?

-Gracias –Le dije antes de quedarme dormida-.

JACK P.D.V:

“Gracias” fue esa simple palabra la que me hizo tomar una decisión importante, al llegar a la casa de Nina la lleve hasta su cuarto en mis brazos y la acomode en su cama, la observe mientras dormía y sin poder evitarlo le acaricie la mejilla. Una corriente tan poderosa me recorrió desde la punta de mis dedos por todo el cuerpo que me hizo sentir poderoso, así debía sentirse Dylan cada vez que la besaba.

Me obligue a mí mismo salir de ese cuarto antes de sentir nada más por esa simple humana, aunque había demostrado ser más valiente que cualquier humano que había conocido antes no quería que la historia se repitiera sobre todo considerando como había terminado la última.

Cuando detuve el auto me quede en el asiento unos minutos, pensando que probablemente esta sería mi propia lapidación pero de todos modos toque el timbre de la enorme casa al frente mío.

-Jack, esperaba tener noticia tuyas –Dijo Balthazar abriendo la puerta- Adelante.

-Esto será corto –Dije de forma seria-.

-Vaya, ¿no tendrá que ver con el muchacho que trabajaba para mí y que termino muerto hoy?

-Quiero que dejes a Nina tranquila –Le dije de forma segura-.

-¿Qué? –Dijo riéndose Balthazar-.

-Lo que escuchaste, no quiero a ningún buitre rodeando cerca de ella.

-¿Por qué habría de hacerte caso?

-No tendrías porque ciertamente, pero no me cansare de matar a cada imbécil que mandes hasta matarte a ti.

 -¿Me estas amenazando? –Me pregunto sonriendo-.

-Lo estoy haciendo.

-¿Sabes la estupidez que estás haciendo?

-Me gusta hacer estupideces –Le sonreí por primera vez-.

-Espero que la chica valga la pena –Dijo antes de cerrar la puerta-.

Me acosté en medio de la fría carretera, hace mucho tiempo que no hacia esto pero aquí estaba esperando que pasara un auto que alguien se bajara del coche para así beber de su sangre, por eso cuando las luces de un auto me cegaron momentáneamente viaje hace más de 300 años atrás la noche en la que Emily me había enseñado esta técnica.

-¡Señor, ayuda por favor! –Dijo desesperada Emily deteniendo un coche guiados por un caballo mientras yo me encontraba tendido en medio del camino-.

-¿Está todo bien señorita? –Pregunto el cochero-.

-Mi esposo, está herido por favor ayúdenos –Dijo sollozando, el cochero se acercó hasta donde yo estaba-.

-¿Qué hacen aquí en medio de la noche? –Un hombre se bajó del coche- no es seguro.

-No, no lo es –Tirado desde el suelo vi como Emily se lanzaba sobre él y lo atacaba. El siguiente fue el cochero- y así es como se hace.

-¿Qué hacemos con los cuerpos? –Dije tratando de controlar la repugnancia y el terror que sentía-.

-Los arrojamos al bosque y los otros animales acabaran con ellos –Dijo Emily mientras se arreglaba la ropa, su indolencia ante la muerte de inocentes me perturbaba, más tarde entendería que era necesaria-.

-¿Seguro que estás listo para esto? –Me pregunto mirándome a los ojos-.

-Lo estoy.

-Bésame –Su boca estaba manchada con sangre por lo que saque un pañuelo de mi bolsillo para limpiarla, ella corrió la cara- quiero que la pruebes.

-Yo…

-No dudes, muy pronto de encantara –Y finalmente me beso-.

Cuando abrí los ojos una preciosa rubia estaba al frente mío con una expresión de absoluto terror, volvía a estar en el presente y el recuerdo de esa noche se desvanecía.

-¿Estás bien? –Me dijo asustada-.

-Yo lo estoy, pero me encantaría decir lo mismo de ti –Y bebí su sangre hasta que los latidos de su corazón dejaron de sentirse-.

Loca por el enemigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora