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Camina intranquilo, mirando hacia todos lados...o realmente, hacia ningún lado, no entiende que es lo que está sucediendo, se siente perdido y desorientado, y después de un rato caminando, nuevamente ve esa familiar mesa, vaya que estuvo ahí con el otro sujeto, él no dijo ni una palabra, pero fue de sus peores momentos en la vida y no lo sabía.

Esta vez, ni una pisca de curiosidad cruzó su cabeza, por lo que giró 180° e ignoró completamente la mesa, encontrándose ahora con las camillas, bien, ahí al menos podría recostarse a esperar a que el otro apareciera de una vez por todas.

–No creí que quisieras que viniera por aquí de nuevo, después de lo que te enseñé esa noche.

Esa voz y esa risa comenzaban a sacarle de quicio, claro que siguen siendo aterradoramente iguales a él, y al mismo tiempo diferentes, pero para él empezaban a significar un dolor de cabeza, ese sujeto era el que a cada oportunidad le ponía el pie.

–Me agotas, ¿Podrías solo...desaparecer? ¡Ya sé! Consíguete otra cabeza en la que habitar.

Comenta el que solía ser el tierno y tímido JiMin, que jamás le hubiera dicho nada ni siquiera parecido, a nadie, antes de toda la mierda que había estado viviendo.

Woah~ hasta que al fin haces algo, pero tristemente, ya estoy aquí, no te vas a librar fácil.

–Bien, no necesito que te vayas, solo te ignorare, parece que esto es un sueño pero aún así, estoy agotado. Así que solo habla si vas a hablar y yo intentaré tapar mis oídos para descansar.

–¡Vamos! Sabes que quieres saber por qué lo hice, o...algo así, creo.

Solo niega con la cabeza, tarareando bajo, vamos que no podía atacarse a sí mismo, y si lo hiciera, le estaría haciendo un favor, así que simplemente estaría bien ignorandolo. Se cansó de ir contracorriente, solamente iría con ella, se relajaría y estaba seguro, ahora sí funcionaría.

White roomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora