Capítulo 5

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El sonido de la alarma me despierta por lo que la apago y me levanto de la cama, tomo un overol, ropa íntima y una camiseta roja para después darme una ducha, al terminar me visto y me coloco unas medias, miro por la venta y sonrío al ver que no está lloviendo.

Bajo a la cocina tomo una guayaba y me la como mientras busco mis botas en el cuarto de lavandería, me las pongo, tomo cuatro zanahorias de la refrigeradora y salgo por la puerta de la cocina. Me dirijo al establo para darle las zanahorias a los caballos, luego paso por las gallinas, por los cerdos y por último por las vacas, al terminar llevo la leche y los huevos a la cocina, tomo las sogas que hay en el cuarto de lavandería y regreso al establo.

- Bien chicos, manos a la obra – le digo a los caballos.

Entro al establo y comienzo a jalar todos los escombros hacia afuera, comenzando por los más livianos. En eso el sonido de un auto llama mi atención así que salgo, es el auto de Jasper, él se estaciona frente a la casa, junto a la camioneta, luego del auto se bajan Jasper, Giovanni, Lucy y Abdiel, cada uno mostrando un tarro de pintura y brochas, sonrío y camino hacia ellos.

- ¿Pensaste que te iba a dejar sola? – pregunta Jasper mientras me abraza.

- La verdad es que si – respondo.

- Pues te equivocaste así que vamos a trabajar – dice Lucy animada, es la primera vez que la veo animada desde temprano.

- ¿Y el instituto?

- Tenemos permiso, no te preocupes – responde Giovanni.

- Pues a trabajar – digo tomando el balde de pintura y la brocha que Abdiel me ofrece.

- ¿Te molesta si ponemos música? – me pregunta Abdiel y niego por lo que él saca un pequeño parlante del auto.

Caminamos hacia el establo, Abdiel coloco música y empezamos a sacar todos lo que hay en su interior, los chicos se encargaron de las cosas pesadas, luego sacudimos todo para saber que tanto se podía salvar, por suerte el armazón quedó entero, algo chamuscado, pero entero.

- Vamos a necesitar madera y cinc – dice Jasper examinando lo que queda del establo.

- Tengo cinc, pero madera no estoy segura, tendría que revisar en la parte de la lechería, es el único lugar que se me ocurre que habría.

- Pues vamos – pasa su brazo por mi cuello mientras me jala hacia la lechería.

- ¡El cinc está por la porqueriza! – le grito a los chicos y puedo imaginar cómo arrugan su cara.

- ¡Ahí hay un poco! – exclama Jasper en cuanto llegamos y hace a ir, pero lo detengo.

- No tienes botas, es mejor que ni se te ocurra entrar, todo eso es un barrial por la lluvia de estos tres días atrás – señalo el camino para llegar hasta nuestro destino – Al menos que no te importe ensuciarte un poco – mira sus tenis y luego el barrial que hay de camino y niega – Eso pensé.

Camino hasta la lechería donde afuera de ella se encuentra nuestra madera de suerte, tomo lo que puedo y camino hasta Jasper, se la entrego y regreso por el resto, repito lo mismo unas dos veces, luego tomo un saco que se encuentra guindando en la pared, regreso con Jasper y colocamos la madera sobre el saco para que así sea más fácil llevarla hasta el establo. Al llegar nos encontramos con los chicos llenos de lodo en sus pies y con siete láminas de cinc atrás de ellos, obviamente Jasper no aguantó la risa de verlos así, de hecho, Lucy tiene lodo en su pantalón, seña de que lo más seguro es que se cayó, lo cual confirmaron al contarnos que tropezó con una roca.

- Bueno, dejemos las risas a un lado y comencemos a reparar esto – dice Giovanni.

- Hay una al otro lado de la casa – digo.

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