Capítulo 10

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- He dicho que te relajes, si te estresas nunca podrás sacarlas – dice Alek cansado.

- Llevo media hora intentando sacar mis alas y no puedo.

- A ver, respira hondo, extiende tus brazos e imagina que ellas salen, recuerda lo que sentiste la primera vez – lo hago, pero no pasa nada.

- ¿Por qué no funciona? A ti te sale de maravilla – me siento en una silla que sacamos, estamos en el patio.

- Tal vez sea porque estás muy débil – toma la bolsa que ha dejado en el suelo y saca una paleta, me la lanza y yo me la como – Por perder tanta sangre te debilitaste y no tienes fuerzas para sacarlas.

- Pero las necesito para sanarme.

Al terminar de comer mi paleta me levanto con cuidado, pero caigo al suelo, ya no tengo más fuerzas. Alek se acerca para ayudarme, pero lo detengo con una seña, luego vuelvo a intentar sacar mis alas desde el suelo, de cuatro patas, grito desesperada recordando lo que sentí la primera vez y de la nada pude escuchar mis huesos moverse para darle campo a mis alas por lo que grité de dolor, pero no me detuve hasta que ellas salieron por completo.

- ¡Lo conseguiste! – grita Alek, mis brazos tiemblan, ya ni siquiera en esta posición aguanto mi propio peso, estoy sudando mucho, puedo sentir las gotas de sudor bajando por mi rostro y brazos - ¿Estás bien? – pregunta al ver que no digo nada.

- No tengo fuerzas como para moverme – trato de tragar aire – Arranca una pluma por favor.

- ¿Te crees capaz de aguantar más dolor? – asiento – Bien.

Se acerca a mí por detrás, coloca una mano en mi ala izquierda y con la otra arranca una pluma, grito de dolor durante los minutos que hizo el esfuerzo por arrancármela, al parecer estaba bien adherida a mi ala.

- ¿Estás bien? – pregunta en cuanto termina, pero no tengo fuerzas para hablar – Voy a curar tu pierna primero.

Quita la venda que tiene mi pierna y pasa la pluma por ambos lados, siento un pequeño cosquilleo y miro mi pierna, ya no está la herida, sonrío ante eso y él toma mi mano, quita el vendaje y pasa la pluma, el cosquilleo regresa y lentamente la herida comienza a cerrarse sin dejar rastro de ella, sonrío y la vuelvo a colocar en el suelo al ver que mi otro brazo ya no aguantaba más mi peso.

- Tengo que arrancar otra pluma, ya he curado tres – mi sonrisa desaparece por completo y asiento.

En el momento en que volvió arrancar una pluma he gritado con el poco aliento que me quedaba, luego retiró el vendaje de mi hombro y pasó la pluma por ambos lados haciendo que sintiera ese cosquilleo de nuevo. Después se quitó su camisa y empezó a retirar su vendaje, pasó la pluma sobre su herida y esta se fue cerrando, pero ya era la tercera vez que se usaba esa pluma y aún tenía que sanar el otro lado.

- No hace falta que sane por completo, luego se cerrará sola – indica al ver mi rostro.

- No, arranca la pluma, tú también debes sanar por completo – él me mira dudoso – Puedo resistir, solo hazlo.

Se acerca a mí y me arranca una tercera pluma haciendo que volviera gritar del dolor, luego me entregó su pluma y se puso a mi altura para que yo pudiera sanarlo así que con mi mano temblorosa lo hice y caí al suelo boca abajo, ya no tenía absolutamente nada de fuerzas.

- Gracias – dice Alek y le sonrío en modo de respuesta.

Poco a poco mi vista comienza a nublarse y mis ojos comienzan a cerrarse, Alek me habla, pero no logro entender lo que dice, puedo sentir que mis alas regresan a mi interior, pero no tengo fuerzas de gritar el dolor que eso provoca. Luego me dejo vencer ante mi debilidad y soy consumida por la oscuridad.

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