𝐈 𝐒𝐄𝐄 𝐅𝐈𝐑𝐄 |𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 𝐂𝐚𝐬𝐩𝐢𝐚𝐧|

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━━ 𝐈 𝐒𝐄𝐄 𝐅𝐈𝐑𝐄, 𝐄𝐋 𝐋𝐄𝐎𝐍, 𝐋𝐀 𝐁𝐑𝐔𝐉𝐀 𝐘 𝐄𝐋 𝐑𝐎𝐏𝐄𝐑𝐎.

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Subió a lo más alto del castillo seguida de una ninfa del bosque quién era su más fiel servidora.

— El frío, ella está acechando con todo lo que está en su camino — Menciono la reina Fénix —. Aslan nos ha dejado una vez más.

— Mi reina que hará? — Pregunto la ninfa.

Fénix busco un pequeño frasco que tomo con cuidado y abrió su mano dejando ver una flor hecha de fuego, la ninfa con admiración se acercó observando como la reina dejaba caer una sola lágrima encima de esa flor para luego cerrar su mano y dejar que de ella escurriera un líquido rojo.

— El jugo de la flor de fuego quien la tenga en sus manos podrá curar cualquier herida con tan solo una gota — Dijo Fénix —. Te encomiendo está poción, debes hacerla llegar a Claus él sabrá a quien dársela y cuando.

— Cuidare de ella con mi vida majestad — Dijo la ninfa —. Pero a mi regreso, la hallare aquí?

— Siempre estaré con mi pueblo, pero todo a su debido tiempo aún así no dejaré de interceder por ustedes...mi regreso será pronto, estaré allí para que la profecía sea cumplida pero por el momento solo nos basta tener fe — Dijo la reina —. Ahora huye! Jadis no tarda en venir.

La ninfa con una pequeña reverencia tomo la poción y se marchó del castillo dejando sola a su reina quien esperaba con paciencia a la Bruja Blanca.

Lobos comenzaron a oirse despertando la atención de la bella mujer quien se puso de pie y vio hacia la entrada.

— Me siento halagada, esperabas mi presencia? — Exclamó la Bruja Blanca con cierta burla.

— Jamás esperaría a las tinieblas — Respondió la reina —. Solo quería recordarte que Narnia no te pertenece y que pronto vendrá aquel hijo de Adán para sentarse en ese trono y traer libertar a mundo.

— Si? Veo que tienes mucha fe y que es en vano, ningún hijo de Adán a venido hasta ahora y ustedes están pagando las consecuencias por ello...— Dijo Jadis —. Y tu querida no serás la excepción.

Jadis tomo su espada de cristal y con ella intento matar a Fénix pero ella antes que la Bruja Blanca pudiese acercarse más el fuego recorrió su vestido y dejo ver unas grandes alas convirtiendose en un Ave fénix huyendo de allí antes que saliera herida.
Voló sin detenerse hasta estar más alejada del castillo posible, vio con tristeza su pueblo pero Aslan le pidió que cumpliera con su palabra de irse de allí sin salir perjudicada porque vendrían días en los cuales necesitaba de ella y que debía acompañar al hijo de Adán a derrotar a esa Bruja.

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Ya había pasado un largo tiempo desde que Jadis conquistó las tierras narnianas proclamandose reina de aquel pueblo y dejando fluir toda su maldad en cualquier rincón por más diminuto que fuese. Las criaturas estaban aterradas, se sentían esclavizadas del temor esa alegría que habitaba en sus corazones estaba dormida rogando a susurros que fuese despertada con alguna buena noticia.
Pero lo que nadie podía apagar era esa fe que los mantenía de pie, por más que las señales no fueron claras o fueron simplemente mínimas sabían que Aslan volvería y que traería consigo a la reina del fuego anunciando la venida de aquel humano que sería la última pieza de ese rompe cabezas para ganar la batalla de Beruna.

— Los minotauros se han unido a la Bruja Blanca, han tenido miedo y ella logro seducirlos con palabras de una mejor vida fuera del peligro — Dijo el Fauno Tumnus bebiendo un poco de chocolate caliente que la esposa del castor había hecho ante la visita de sus pocos amigos.

— He oído a un grupo de osos querer marcharse hacia el otro bando...están perdiendo la fe amigos míos — Dijo un tejón algo cabizbajo.

Las criaturas se mantuvieron en silencio amargandose aún más con las pocas noticias que podían recaudar a cerca de las demás criaturas o de las nuevas leyes que Jadis imponía. Pero se asustaron un poco cuando oyeron que alguien tocaba la puerta, creyeron que era la policía secreta o peor aún la Bruja Blanca.

— Ten cuidado cielo — Dijo la esposa del castor cuando esté avanzó hacia su entrada.

Todas las criaturas quedaron expectantes cuando el castor abrió la puerta quedándose sin palabra alguna solo completamente asombrado. Allí estaba un centauro, era una criatura que se ocultaba en los bosques y muy pocas veces se dejaba ver pero este era diferente era uno de aquellos que pelearon junto a Aslan en batallas pasadas.

— Mi nombre es Oreius, fiel seguidor y protector del rey de los bosques — Dijo el centauro —. Y conmigo traigo noticias sobre Aslan.

Todos se pusieron de pie para ver a la criatura protegido por una espada. El castor pidió que continuará, estaba exaltado con tan solo saber más del rey de los bosques.

— Ha oído las noticias que muchas criaturas están dejando sus vidas en manos de Jadis a causa del temor pero también ha oído a quienes aún permanecen con fe y por eso me ha enviado a decirles que él está de regreso al igual que su pueblo y no solo eso, los hijos de Adán y las hijas de Eva también están pronto ha venir — Dijo Oreius.

Fue la mejor noticia que podían oír, sus corazones con tan solo oír el nombre de Aslan comenzaron a latir rápidamente quebrantando cualquier manto que los intento cubrir para que dejaran de sentir. Pero ahora ni Jadis ni nadie podrían robar aquella alegría y esas ansias en querer ver lo que se aproximaba.