𝐈 𝐒𝐄𝐄 𝐅𝐈𝐑𝐄 |𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 𝐂𝐚𝐬𝐩𝐢𝐚𝐧|

08

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Era algo exasperante no poder ayudar con el plan, simplemente no podía acotar cuando se haría a un lado. Lucy acariciaba su brazo con tranquilidad mientras oían como Peter idealizaba un plan descabellado en atacar el castillo de Miraz, pero Caspian fue quien se lo hizo saber, su loca idea podría ser una misión suicida nadie en la historia atacó tal lugar.

— A precio tu ayuda pero hiciste suficiente, ahora que estamos aquí no hace falta soy el rey — Dijo Peter —. Y he decidido que atacaremos, están conmigo?

Peter había cambiado su humor parecía peor que el de un enano y eso era terrible, y más su terquedad eso lo hacía más insoportable aún.

— Peter, Caspian es quien conoce el castillo creo que debería oírlo...para nuestra seguridad — Acotó Susan apoyando la idea del noble príncipe.

Fénix vio con atención a Susan quien bajo un poco la mirada con una pequeña sonrisa cuando recibió una mirada en forma de agradecimiento por parte del joven pero claro Peter la fulminó, era su propia hermana quien no estaba de acuerdo con sus ideales.

— Es mi última...— Caspian lo interrumpió avanzando un poco hasta donde estaba Fénix.

— Usted que piensa? — Caspian era astuto.

A pesar que el mayor de los Pevensie era el gran Rey no podía actuar de manera propia sin consultar u oír la opinión de la reina de fuego, al fin y al cabo ella fue la primer en reinar por esa razón posee un poco más de autoridad que el muchacho.
Peter presiono su mandíbula y luego observo a su amiga esperando alguna palabra por parte de ella.

— Lo siento Caspian pero ante mi estado no podré ayudarlos a ninguna idea — Dijo Fénix —. Es algo doloroso decir esto pero debo hacerme a un lado al menos hasta que una guerra se aproxime.

Caspian la vio con preocupación e intento ir por ella pero Peter fue quien lo hizo primero llevándola a un lugar para que descansará y claro dando la orden que preparen armas y así partir esa misma noche.

Las yerbas curativas de una mujer centauro hizo que Fénix pudiese recomponer un poco su ánimo, oía con alegría las historias de la pequeña Lucy ignorando los movimientos de las criaturas que iban de allá para acá llevando hachas, espadas y etc para la emboscada que el Rey Peter deseaba llevar acabo.
Pero en ese momento a pareció Caspian pidiendo amablemente a la reina valiente que los dejará a solas con Fénix.

— Iré a ver a mis hermanos — Dijo la niña sonriendo.

El noble príncipe decidió sentarse junto a Fénix quien le sonrió y le dio una pequeña palmadita en su hombro dándole fuerzas para esa noche.

— No pretendo asustarla, ni mucho menos preocuparla — Dijo Caspian —. Pero creo que esto es una mala idea y debería intervenir.

— Siempre me pregunto porque suceden ciertas cosas, pero alguien alguna vez me dijo que las cosas por más dolorosas que fuesen pasan por algo y tarde o temprano lo sabremos — Respondió Fénix —. Pero no temas por lo que está por venir, toma el escudo de la fe, con que podras apagar todos los dardos de fuego del maligno.

El muchacho sonrió un poco y logro tomar valentía para abrazar a la chica, Fénix quedó sorprendida pero aquel abrazo fue una gran medicina para su ánimo logro hasta sentirse segura por un instante. Pero oyeron pasos que se alejaban de pronto por esa razón decidieron separarse pensando que alguien diambulaba por allí.

— Estará bien hasta que yo regrese?

— Lo voy a estar, ahora ve y cuídate por favor, cuida de todos ellos — Ambos sonrieron.

Caspian beso nudillos de Fénix y partió dejando a la muchacha con un ligero sonrojo en sus mejillas.

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Estaba sedienta sentía que sus labios se partirian de tal sequedad por esa razón decidió ir en busca de agua para pasar esa sed. Pero en un momento sus piernas comenzaron a temblar y un fuerte frío la abrazo por la espalda provocando dolor en su cuerpo, y que cayera al suelo.

Permanecía sentada en  Cair Paravel oyendo la dulce melodía de algunas ninfas que diambulaban por los pasillos, Fénix con alegría avanzó hacia la salida pero sus ojos se cristalizaron cuando vieron una gran llamarada adueñarse de los pasillos y de todas las criaturas que estaban allí.

— Prometió protegernos hasta la eternidad — Dijo una ninfa, era Esme —. Pero ha quebrantado su promesa.

El fuego parecía querer arder aún más por esa razón la joven debió cerrar la puerta y alejarse aterrada, veía sus manos y se veían vacías ya no tenía el control por esa razón cerro sus ojos esperando ser consumida por el fuego. Hasta que oyó un gran rugido.

— Porque no puedes soltar el pasado? — Aslan estaba allí.

— Veo la paz lejos de mí, noche y día siento que mi cuerpo es atormentado por dolores de parto que no pretenden cesar — Dijo Fénix cayendo de rodillas —. A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece en mí y veo que la cura está prohibida para mí.

— Hija mía no hay proceso sin victoria, no hay aprendizaje sin dolor — Dijo Aslan —. Pero no debes rendirte ni tomar el camino tu sola, yo estaré contigo dónde quiera que vayas allí estaré por que eres una de mis mensajeras quien ha de dar buenas nuevas a los humildes, eres una de las sanadoras y libertadoras que yo he enviado para sanar a los quebrantados de corazón y dar libertad a los cautivos.

Aslan con una sonrisa comenzó a dejar que su aliento tocará el rostro de Fénix dejando que sintiese esa paz que necesitaba sacando toda mochila de su hombros.

La reina de fuego abrió sus ojos oyendo que alguien la llamaba, era Lucy quien se veía preocupada pero sonrió con cierto alivio al verla despierta.

— Me tenías preocupada, cuando regrese estabas en el suelo.

— Estoy bien linda — Dijo Fénix soltando un suspiro.

Su alma se sentía renovada como si todo dolor que descansaba en ella se hubiese ido en cuestión de segundos. Pero se sintió tan ligera que abrió la palma de su mano para ver el fuego para sorpresa era tan pequeño que podía compararlo con su dedo meñique, ambas reinas quedaron confundidas por ello pero no dijeron nada al respecto ya que oyeron que el grupo regresaba al refugio. Fénix intento ir pero la insistencia de Lucy fue mayor, debió quedarse en espera de los demás y mientras lo hacía se preguntaba porque su fuego no era tan potente como antes.