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Reepicheep cantaba una hermosa canción que desde que era pequeño la había oído, anunciando la misteriosa nación de Aslan. Habían muchos rumores pero ninguno de ellos tenían los fundamentos necesarios para ser reales dejando que los seres imaginarán cualquier cosa pero siempre llevando la perfección como lo único que era cierto, el mismo león lo declaró en los tiempos pasados que su nación había completa perfección y no había lugar para la maldad.

— Volé muy cerca de la nación — Dijo Fénix viendo como el sol se ocultaba —. Y con tan solo ver de lejos quedé asombrada ante la belleza de aquel lugar.

— Ha sido alguien con suerte, majestad, siempre he anhelado ver con mis propios ojos la nación del gran Aslan — Dijo el roedor —. Espero poder ser digno de ello algún día.

— Lo serás Reep, eres noble y ese lugar ha sido hecho para seres como tu — Ambos sonrieron.

Posaron su vista en las estrellas que comenzaron hacerse visibles ante sus ojos. Era una imagen muy bella que solo en el océano podías contemplar con todo su esplendor.
La reina de fuego sintió que sus ojos picaban de sueño por esa razón se despidió de su pequeño y fiel amigo para ir a descansar.

— Descanse majestad.

La mujer se encamino al camarote que estaba vacío dándole oportunidad de cambiarse sin preocupación alguna y recostarse a un lado de la cama sintiendo como su cuerpo se relajaba por completo. Se cubrió con unas cuantas sábanas y cerró sus ojos tratando de dormir pero oyó que la puerta se abría y el crujido de la madera del barco se podía escuchar, sabía que era Caspian con tan solo poder tener contacto con su mano que acaricio la mejilla de la reina.
El hombre encandilado por su belleza dejo que su corazón lo incitara a besarla para otorgarle un descanso aún mejor, la mujer sonrió en medio de ese beso pero correspondió con suavidad.

— Descansa, mi bella reina — Susurro Caspian.

Fénix vio como su amado volvía a salir del camarote para dejarla dormir con tranquilidad y poder disfrutar de esa noche un poco más antes que el cansancio lo abrazara por completo.

Los cantos de las sirenas se oían a lo lejos llamando su atención por su canción que poseía un tipo de mensaje pero intentaba escuchar más para que esas letras fuesen claras.

— Las aguas a un largo camino te llevarán, pero cuando entres en su boca de allí no saldrás — Cantaban las sirenas —. Solo con tu espada sobrevivirás a la oscuridad.

De pronto en toda la oscuridad una espada comenzó a brillar atrayendo consigo una nieblina verde que intentaba apagar su poder pero está parecía ser inquebrantable. De pronto su luz se hizo aún más fuerte y ante su desesperación la tomo dejando ver su mano con extrañas marcas en ella provocando su miedo.

— FÉNIX!!! — Grito una voz a lo lejos.

— Peter?! — Pregunto cuando despertó.

Creía haber oído la voz de su amigo llamándola pero cuando se vio en el navío supo que solo fue su imaginación y más aún al ver a Caspian preocupado por ella pero con cierta confusión, seriedad, en su rostro al oír el nombre del monarca.

— Estás bien?

— Sí, solo, solo fue un mal sueño es todo — Dijo la mujer algo avergonzada y cansada —. Lamento haberte despertado, si continuo así tendré que ir a dormir con los demás hombres no quiero que duermas mal por mi culpa.

— No, no debes preocuparte por eso no me molesta prefiero tenerte cerca y saber que podré estar allí cuando tengas pesadillas al tenerte lejos y no saber que está sucediendo — Dijo el castaño —. Mejor quédate aquí, podré cuidarte.

La mujer sonrio volviéndose a recostar pero esta vez sumergiendose en los brazos de su Caspian quien la recibió con gusto. Ambos quedaron en silencio hasta quedar dormidos pero lo que si no se separaron creando seguridad en los dos, que sus sueños serían tranquilos estando juntos.










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La semana estaba por cumplirse al igual que los dichos de Drinian que encontrarían tierra después de un tiempo, las provisiones se mantenían pero aún así debían porciones moderadas para que alcanzara para todos y hasta que lograran hallar más.

— Si el mapa no nos miente encontraremos tierra en la próxima luna o antes — Dijo el capitán del barco alegrando a los dos reyes.

Pero sus sonrisas fueron borradas cuando oyeron voces que no provenían del barco sino fuera de él, vieron personas sumergidas en el agua intentando huir del navío. Caspian con otros hombres se lanzaron para ayudarlos y llevarlos al Alba. Fénix corrio en busca de toallas para los suyos y esas personas.

— Lucy? — La reina de fuego sintió emoción al ver a su pequeña amiga allí.

La ahora joven Lucy al ver a Fénix no dudo en ir abrazarla aún que se detuvo cuando supo que estaba mojada pero no fue un impedimento por parte de la reina de fuego, ella la abrazo mientras la cubría con esa toalla. En ese momento también se hizo presente Edmund quien saludo a Caspian y luego a la mujer.

— Que los ha traído por aquí? — Pregunto el castaño.

— Está vez no nos llamaste? — Pregunto Lucy viendo a los dos reyes.

— No importa el motivo estoy feliz de estar aquí.

— Concuerdo contigo Ed, me alegra verlos otra vez — Dijo Fénix sonriendo —. Y sus hermanos?

En ese momento Edmund iba a responder sobre la vida de sus dos hermanos mayores pero su primo se adelantó dejando oír sus gritos cuando recibía ayuda por Reepicheep quien intentaba sacarle el agua del pecho pero según el niño quería arrancarle la piel.

— Él es Eustace — Dijo Lucy algo avergonzada por la reacción de su primo.

Pero era entendible, jamás había visitado Narnia y no sabía que las historias que contaban con sus primos eran reales inclusive esas criaturas pero lo comprobó con sus propios ojos al ver el navío y claro a las criaturas que se destacaban de los humanos como por ejemplo el ratón y luego un minotauro quien se encargó de explicarle a cerca del viajero del Alba.
Todos comenzaron a reír cuando el niño se desmayo al ver a la criatura, Caspian con una sonrisa burlona le pidió que cuidara de él, luego subió las escaleras para anunciar la llegada de los dos reyes de antaño.

— El rey Edmund, el justo — Dijo Caspian elevando un poco su voz —. Y la reina Lucy, la valiente, el rey y la reina de Narnia.

Los tripulantes se inclinaron ante sus majestades, Fénix sonrió con orgullo por los dos jóvenes y después de abrazarlos un poco más los llevo por ropa seca antes que fuesen a conocer el barco y saber en qué aventura se estaban acercando los otros reyes de la nación.

𝐈 𝐒𝐄𝐄 𝐅𝐈𝐑𝐄 |𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 𝐂𝐚𝐬𝐩𝐢𝐚𝐧|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora