Algunas personas tienen la habilidad de transformar nuestras vidas por completo y logran llenar un vacío de años en unos cuantos meses.
Esa persona en mi vida, sin duda alguna fue Julia Daniel, aquella chica de rostro dulce y mirada divergente que solía sufrir en silencio. Nunca imaginé que, al enamorarme de ella dictaría su sentencia de muerte, así como tampoco pensé que aquel fatídico acontecimiento marcaría mi vida de manera súbita y sería mi propio infierno internamente.
Aun así y a pesar de que al final Julia no está conmigo, he intentado siempre ser lo que ella hubiese querido que fuera. Pero serlo cuesta.
Cuesta levantarte por las mañanas y asimilar la idea de que es la realidad y que en verdad no está conmigo.
Cuesta avanzar, rehacer mi propia vida.
Cuesta sobre todo perdonar; perdonar a todos los que nos hicieron daño y principalmente perdonarme a mí mismo.
No ha sido nada fácil sobrellevar el hecho de que tengo un medio hermano, no obstante, he hecho un esfuerzo por dejar todo ese rencor que guardo de lado para visitar a Keins después de su condena. Del mismo modo, he estado pendiente del caso de Jessica, pues, tras ser condenada a prisión por ser la persona que finalmente le quitó la vida a Julia, la chica he empeorado mentalmente.
Luego de haberle hecho estudios psiquiátricos se determinó que el lugar adecuado para ella era un reclusorio para enfermos mentales, en donde he recibido múltiples quejas por su agresividad.
Ahora conduzco hasta la casa de mi padre, no tengo claro que voy a decirle, no tengo la más remota idea de cómo va a reaccionar al verme, sin embargo, tampoco me lo he pensado mucho, simplemente he encendido el auto para llegar hasta su casa sin un motivo claro. Pero no podía dejarlo pasar más, además, tenía cosas atoradas en mi garganta que estaban atormentándome por las noches, pensamientos que me han acorralado durante estos dos meses, después de enterarme de mi relación de sangre con Keins McGregor.
Bajo de mi auto con unas imperiosas ganas de devolverme por donde vine, porque, aunque nunca he querido admitirlo, mi padre ha sido siempre mi mayor motivo de presión, siempre lo recuerdo como el causante de mis constantes llantos y sentimientos de tristeza.
En la secta, encontré una especie de desahogo para tapar la frustración que me generaban los maltratos y desprecio de su parte, en aquella banda, me sentía lo opuesto a la cantidad de defectos que él encontraba en mí.
Pongo un primer pie en su morada cuando, de repente, éste abre la puerta y sale sonriente junto a una mujer de más o menos mi edad.
Nada nuevo en él.
Su semblante pasa del éxtasis a la tensión tan pronto se percata de mi presencia.
—Hola papá—apenas logro decir entre dientes.
La chica que hasta hace un segundo lo mantuvo abrazado, cambia la expresión de su rostro y se aleja unos cuantos pasos lejos del hombre.
—¿Se puede saber qué haces en mi casa? —inquiere —Y no me llames padre, para mí, el único hijo que tenía murió y todo gracias a ti —despotrica con aborrecimiento.
—Es verdad —admito porque es cierto —Y es algo que me acompaña desde que me levanto hasta cuando cierro los ojos para dormir —acojo con sinceridad y un ápice de lamento en el tono de mi voz.
—Eres un maldito cínico —escupe con asco contra mí.
—¿Y tú? —camino unos cuantos pasos para encararlo más de cerca —¿Cómo sería el termino adecuado para definirte? —él no dice absolutamente nada ante mi contraataque —Arruinaste mi vida y la de tu hijo.
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QUEMA ESTE AMOR EN TUS LABIOS (COMPLETA ✓ )
Genç KurguHan pasado diez años desde que Julia Daniels falleció, sin embargo, hay heridas que aún no cicatrizan, hay preguntas que aún no han sido respondidas y hay cenizas de un turbulento amor que está ensombrecido bajo las llamas del dolor. Darren Lee, ah...