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En los últimos días el albino pensaba en el castaño, por lo que decidió hacer algo, ir a decirle de tener una cita, eso lo avergonzaría, pero haría un intento. Salió de su casa, suspirando, poniendo sus manos en sus bolsillos, pensando sus mejores palabras para decirle aquello al mayor. El camino iba tranquilo y ya tenía una idea en mente para proponerlo, por lo que una sonrisa se plantó en su cara, dándose más ánimos para proponer aquello, haciendo que su paso se acelere y su sonrisa crezca un poco más, no había nada que pudiera salir mal.
Luego de unos minutos el menor llegó a la casa del híbrido, esquivo las torretas y tocó la puerta, esperando a que apareciera el dueño del recinto, y mientras eso pasaba, llevo sus manos a su espalda, tomando las, intentando mantenerse firme, pero con el correr de los segundos se ponía nervioso, pensando en tantas posibilidades de como podía salir aquello. Toda ensoñación en la que se encontraba el albino fue cortada con la voz ajena que entró por sus tímpanos, sacudió un poco su cabeza, para luego centrar su mirada en el mayor, dándole una sonrisa nerviosa, cosa que no pasó desapercibida por el contrario.
Fargan- pero bueno, Willy compañero, ¿que te trae por mi casa?
Willy- ammm yo quería preguntarte algo -se estaba empezando a arrepentir de a poco, haciendo que la vergüenza se apoderó de él.
Fargan- oh esta bien, ¿que me quieres preguntar? -sonrió de lado, viendo fijo el rostro del contrario.
Willy- yo amm... Quería saber si... Tú... Amm quisieras tener una cita conmigo -estaba algo sonrojado, mirando a cualquier lado que no sea el mayor.
Fargan- oh~ -sonríe mucho más, acercándose hasta quedar frente a frente, tomándolo del mentón para hacer que se puedan ver a la cara- claro lindura, ¿una cita ahora?
Willy- c-claro -no se lo había pensado tanto, por lo que no tenía un lugar específico para aquella cita, pero por lo menos había aceptado tener una.
Fargan- perfecto, dejame que cierre mi casa y vamos -le guiño un ojo e hizo lo dicho, para luego empezar a caminar, con el Albino a su lado siguiéndole el ritmo.
Como no había algo planeado, pasearon un poco por el pueblo, para luego meterse a explorar un poco el bosque. Entre una charla amena, pequeñas bromas y uno que otro coqueteo por parte del castaño, llegaron a un claro, donde había una vista hermosa, flores de algunos colores bonitos, una hermosa paz imperturbable, un lugar perfecto para relajarse, cosa que hicieron ambos, llegaron hasta la mitad de aquel lugar, y entre las flores se echaron. Así fueron pasando las horas, entre una charla tranquila, y sutiles risas que soltaba el menor cada tanto. Ya una vez la noche empezó a caer, ambos se levantaron, y sin previo aviso el mayor cargo al Albino, desplegando sus alas y tomando vuelo, yendo en dirección de la casa-arbol. Una vez ahí Fargan dejo al menor en el suelo, despidiéndose con una sonrisa, un beso en el cachete, un agradecimiento por la cita, y un guiño de ojo, para seguido tomar vuelo a su casa, dejando a un Albino sonrojado y feliz, poco tiempo después entró a su casa, soltando un suspiro de felicidad. Salió mejor de lo esperado.
