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El albino se encontraba algo, bastante, nervioso, jugando con sus manos, caminando a paso tranquilo, aunque según el mismo era tortuoso pero le era mejor así para poder pensar con claridad lo que quería decir, de paso, aprovechaba el trayecto y el ritmo constante para acallar sus nervios y estar tranquilo. Aumento el ritmo de su andar, quería llegar lo más rápido que pudiera a su destino, para hacer lo pendiente y luego salir de ahí, volver a su casa y preparar todo. Tiempo después llegó a destino, una casa en partes blanca y en partes varios colores llamativos, ante la vista del albino, era un hogar rústico, pero que no perdía su belleza. Después de corroborar que el dueño de la casa haya apagado sus torretas, camino a paso algo dudoso hacia la puerta, subiendo con tranquilidad las escaleras, hasta estar frente a esta, y luego de un suspiro, levantando su mano y golpeando con sus nudillos la puerta, lo suficientemente fuerte para que el propietario escuchara. Mientras esperaba, volvía a rememorar lo que iba a decir, y se mentalizaba para estar serio, pues como Willy no era de hacer este tipo de cosas, le costaba, pero se animaba a hacerlo, soltó otro suspiro y segundos la puerta se abrió, dejando ver a un sonriente castaño del otro lado.
Fargan- ey Willy! ¿que tal? -Sonríe en grande
Willy- uum hola Fargan -sonríe levemente de lado- todo bien ¿tu que tal? -empezó a sentir como sus nervios crecían un poco- venia a invitarte a algo
Fargan- todo genial -lo mira curiosos cerrando un poco los ojos- oh ¿a donde?
Willy- una cena en mi casa esta noche!! -dice algo rápido, mirando a otro lado, levemente avergonzado- claro, si es que quieres
Fargan- claro, me encantaría -sonríe enternecido- dime la hora y ahí estaré
Willy- a las ocho media en la copa de mi casa -dice intentando no mirar a la cara del castaño
Fargan- entones haya te veo belleza -en forma de juego le guiña un ojo, soltado una leve risa .
El albino se sonrojo por la acción hecha del mayor, dando media vuelta, yéndose casi corriendo, con la leve risa enternecida del mayor.
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Las horas ya fueron pasando, y durante ese paso de horas, minutos y segundos, el albino preparo todo, acomodo todo en la copa de su casa-árbol, intentando que quedara lo mejor posible.
A una hora prudente, no muy lejos de la hora que le dijo a Fargan, se metió a bañar, para luego cambiarse, poniéndose una pantalón negro con una camisa verde, ambas prendas algo ajustadas al cuerpo, después de eso, y con la comida lista, vio la hora, solo faltaban cinco minutos para la hora acordada, por lo que tomo todo lo que comerían esa noche y lo llevo a la copa, acomodando todo, prendiendo unas velas que había llevado. Luego de eso, tomo poca distancia, observando la mesa, sonriendo ante el resultado, sonrisa que se volvió nerviosa al escuchar un aleteo, lo que significaba que el híbrido estaba por llegar.
Se tomo las manos algo nervioso al ver al castaño aterrizar casi frente suyo, con una sonrisa, que para la vista del albino, era muy bella. Sacudió su cabeza para sacar todo aquello de su mente, devolviendo le la sonrisa, admirando al castaño, el cual tenia también un pantalón ajustado de color negro, con una camisa de jean ajustada, y arremangada hasta los codos, el albino tuvo que sacudir otra vez la cabeza para despegar la vista del contrario.
El menor guió al mayor a la mesa, donde ambos se sentaron y empezaron una amena charla, para poco tiempo después, empezar a degustar la comida hecha por el propietario de la casa, acompañando aquella comida con vino. Después de comer y una charla amena, se quedaron tomando algo de vino, mirándose a la cara y soltando una que otra broma, hasta que el albino se levanto, para entrar a la cocina e ir a por un postre que aguardaba en la heladera, volvió a subir.
Una vez en la mesa, ambos degustaban aquel dulce manjar.
Fargan- ey Willy -sonríe de lado, con algo de malicia
Willy- mmh ¿que pasa Fargan? -lo miro curioso al tiempo que se llevaba un bocado de aquel postre.
Fargan- este postre es muy dulce y rico pero -sonríe altanero- creo que tus labios pueden ser mas dulces y ricos, ¿me dejas probarlos? -automáticamente las mejillas del albino se sonrojó mucho desviando la mirada.
Willy- cállate ratón
Y así paso el resto de la noche, tomando vino, terminando el postre, coqueteos y risas de parte del castaño y sonrojos e intentos de coqueteos por parte del albino.
