↩×Confesión×↪

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-Día 14-

-Muerte-

Una pequeña explosión, una carcajada seguida, una mirada de enamorado, un suspiro de un corazón desesperado, una increíble vista ante sus ojos

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Una pequeña explosión, una carcajada seguida, una mirada de enamorado, un suspiro de un corazón desesperado, una increíble vista ante sus ojos. Fargan no podía ser más feliz, o bueno si, pero eso pasaría el día que no sienta los huevos en la garganta cada que quiere decirle a su hermoso albino que lo ama.
La vista ante los ambarinos ojos del mayor era hermosa, el albino, su albino, el líder de la Hermandad oscura, riendo satisfecho ante su fechoría, haciendo que el corazón del mitad ave de un vuelco y quede fascinado, la hermosa noche que los acompañaba daba un ambiente mucho más hermoso, el manto estrellado, la reciente explosión y el maravilloso olor a pólvora, fueron segundos que disfrutó de eso antes de que ambos pecadores de la noche, amantes del mal y amantes del contrario salieran corriendo luego de aquel atentado por parte de la secta temida por los pobladores.

No volvieron a la Hermandad, pero tampoco siguieron explotando cosas por el poblado, más bien se internaron en el bosque, corriendo, riendo y sintiendo la adrenalina en su cuerpo entero. Pararon, una vez encontraron un claro en medio del bosque, la luz de la Luna los reflejaba, ambos pararon, necesitaban recuperar el aire, absortos en ellos mismo, para luego ponerse rectos, uno, el híbrido de hermosas alas viendo el cielo, sacando lentamente su mascar, el otro, retirando lento su máscara con los ojos cerrados, llevando sus esmeraldas, una vez abiertas, al contrario, de forma disimulada, sonriendo de lado, guardo su máscara en su inventario, para seguido a eso, acercarse al mayor de forma suave y con cierta sensualidad, hasta estar frente a él.
Coló sus brazos por debajo de los del contrario, para poder abrazar sutilmente la espalda alta, haciendo que una mirada amarilla se pose en su blanquecino rostro, el cual lo estaba adornando un sutil rojo. Ambos se sonrieron, el mayor llevó sus manos a la cadera ajena, luego de guardar su máscara en su inventario, quedándose quietos, admirando se, el silencio, la luna, estrellas y naturaleza siendo testigos de aquel único momento, los labios ajenos se movieron, recitando unas dulces letras siempre anheladas, su sonrisa se ensanchó, el mayor correspondió al sentimiento del de brillantes esmeraldas, sus rostros se acercaron, sus labios rozaron, y un próximo beso se estaba por cumplir, recalcando su amor segundos antes recitados, pero, un detalle importante, un detalle al que no le dieron importancia, el cual no notaron hasta que no impacto en la nuca del más bajo, atravesando la garganta, asustando a los amantes, el pánico invadiendo sus cuerpos, otro flechazo más, el cual impacto en la parte trasera del cráneo del herido, clavando se con fuerza, el cuerpo ajeno cayó sobre el castaño, el shock lo atacó y sus músculos no se movían, llevó su aterrada mirada hacia el frente, de donde provenían aquellos proyectiles, y entre lágrimas pudo notar algo volar hacia su dirección, objeto que se clavo entre sus cejas matándolo al instante, haciendo que ambos cuerpo abrazados cayesen hacia atrás, muertos, bajo la resplandeciente Luna, bajo las estrellas, y entre la naturaleza, aquellos elementos que los rodeaban llorarian la muerte de los amantes que segundos antes de aquella tragedia, recitaron, desde sus acelerados corazones, su amor refugiado por una coraza de miedo.

Pánico, un grito ensordecedor, acciones inconscientes, sudor, lágrimas, falta de aire, y un pesar en su pecho

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Pánico, un grito ensordecedor, acciones inconscientes, sudor, lágrimas, falta de aire, y un pesar en su pecho.
Así se despertaba el híbrido, dos segundos, dos segundos en los que estuvo desorientado. Sufuciente tiempo para que reaccionara y se levantara de un salto, corriendo hacia el techo de su casa, sin importar estar en pijama, estirando sus alas una vez en el lugar antes mencionado.

Mientras tomaba vuelo, llamó a alguien, entre lágrimas que caían cual río, y su voz cortada del miedo. Una voz adormilada le reapondió luego del segundo intento. El mayor no dio explicaciones, solo suplico que fuese hasta la copa de su árbol, necesitaba verlo y decirle algo muy importante, que no le discuta y la haga, que ya no le quedaba tanto para llegar, luego colgó. Su vuelo se aceleró, sentía miedo, sus manos tenían un pequeño temblor, su sueño se repetía lentamente, repasando cada detalle.

Poco después llegó, notando una blanquecina cabellera, aterrizó sobre el techo, frente al menor, el cual se abrazaba tapado con una colcha por el fresco de la noche. Sin tiempo a palabras lo abrazó, sintiendo su pecho aliviarse lentamente de la opresión, y habló, entre pequeños sollozos presentes.

Fargan- te amo... Willy por Dios te amo -lo abrazaba más fuerte- no quiero perderte...

El contrario estaba desorientado, pero lo abrazó igualmente, sintiendo su corazón vibrar de alegría por las palabras contrarias.
Willy- yo también te amo Fargan... Pero... ¿Por que me dices esto, a esta hora, en este lugar y en esas condiciones?

No contestó, se calmó y luego de un tiempo le comentó todo, le lloró y repitió varias veces cuanto lo ama, rogándole que se quede a su lado, arrepentido por no haberle recitado antes su amor, cosa que puso en palabras para el contrario. El menor tomó la cara del contrario entre sus manos, y lo besó, luego, al separarse, le susurró dulces palabras antes de un corto beso, el mayor agradeció y ambos entraron, siendo guiados por el dueño de casa, fueron ambos a la cama, acostandose y abrazándose, sin decir nada, poco tiempo después se durmieron, mientras sus corazones les golpeaban el pecho, uno de completa felicidad y el otro de felicidad y rastros de miedo.

☸Willgan Month☸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora