↩×Explosión×↪

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-Día 16-

-Primer beso-

Antes de que pasara lo de la pesadilla incluso antes de que se dijeran lo que sentían en otro idioma, fue exactamente el día en que el menor se hizo en piercing en el labio, ese mismo día donde le dio un beso en los labios al mayor, el primer beso...

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Antes de que pasara lo de la pesadilla incluso antes de que se dijeran lo que sentían en otro idioma, fue exactamente el día en que el menor se hizo en piercing en el labio, ese mismo día donde le dio un beso en los labios al mayor, el primer beso que le daba a la actual persona dueña de su corazón.

Aquel día, donde el menor se hizo una perforación, el susodicho quería descargar tanta felicidad, o bueno, más que descargarla sería aumentar la, por lo que, cuando el psicólogo del pueblo y el híbrido se fueron, el último por haber quedado con Vegetta, fueron hasta la Hermandad, prepararon unas cuantas cosas, incluidos sus trajes, y una vez todo listo solo esperaron a que se hiciera más de noche, para poder hacer sus maldades tranquilamente, con todo el poblado en el mundo de los sueños.

Una vez salieran y estuvieran en medio de aquel lugar, se miraron a través de las máscaras, aun sin verse el rostro sabían que el contrario estaba sonriendo. Minas, TNT, trampas, de todo hicieron, aunque fueron en un orden, dejando los explosivos para el último, como broche de oro.
Una vez explotaron tanto como pudieron, volvieron a la Hermandad, cansados y sucios, pero felices, en especial el menor. Se sacaron sus trajes, dejándolos de lado puesto que luego los tendrían que lavar, las pocas cosas que quedaron las guardaron en sus respectivos lugares, y mientras el albino revisaba unas cosas, el mayor se acostó en una de las camas que había ahí, cortesía de su hermano oscuro Rubius.

Una vez que todo estaba en su lugar, Willy se acercó hacia la cama donde descansaba un agotado híbrido, el cual ya estaba dormido. Su mano derecha fue a parar a uno de los cachetes del contrario, pues se encontraba boca arriba acostado, con la boca un poco abierta, sonrió con ternura, se sentó en el borde de la cama, y se dedicó por un rato a llenar de caricias el rostro ajeno, cada tanto tocando sus labios con su pulgar, suspiro, quería dormir, y eso haría, pero antes iba a hacer una última cosa por esa noche/madrugada, acercó su cara a la ajena, dejando primero un suave y pequeño besito en el mentón, dudo unos momentos, cerro los ojos, para luego abrirlo, decidido asintió leve acercando lento su boca a la ajena, hasta que pudo rozarlos, mordiendo un poco su labio inferior, volviendo a dudar, pero término por cerrar los ojos con fuerza, apoyando sus labios en los opuesto, siendo suave y dulce. Sentía su cara arder, pero lo valía, después de unos momentos se separó, con una sonrisa boba fijada en su rostro, estando muy sonrojado.

Dejó una última caricia en el cachete, un casto, suave y delicado beso en los labios ajenos, se levantó de la cama, camino hacia una de las dos camas que estaban vacías y se acostó, sonriendo dulce al techo, se acomodó, agradeciendo mentalmente al teñido por las camas. Antes de cerrar los ojos y dormir decidió recitar unas palabras a la nada misma, pero que el sentía la necesidad de decir.

Willy- algún día te daré un beso y te diré lo que me provocas -sonrió un poco más y se durmió.

Por que sí, cada vez que veía al castaño su corazón daba un vuelco y varias veces quiso besar los labios ajenos, pero se aguantaba, pues estaba seguro de que algún día lo haría, y ese día sería gratamente feliz, pero tenía la percepción de que eso no sería en un futuro cercano, pero esperaría lo necesario, solo para poder besar esos labios y ser correspondido.

☸Willgan Month☸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora