«ERA COMO VER UNA DIOSA, UNA DIOSA TAN HERMOSA COMO AFRODITA, PERO TAN LETAL COMO LA MISMA ATENEA»
Salvar a su pueblo de ALIE suponía el fin de la guerra. Sin embargo esta recién estaba empezando. Con el tiempo en contra de ellos Lyanna, Bellamy y C...
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—Me quieres fastidiar la vida y te quedas ahi parada como si fueras una niña buena, una buena hija. Tu no sabes lo que es el dolor, una mujer sabe sacrificarse. Debi haberte abortado, no sabes lo que es sacrificarse. ¡Apenas vales algo! Tu belleza es lo unico que tienes.
Lyanna en ese entonces tenia solo 13 años, sus manos estaban temblando. Su madre estaba ebria a mas no poder, se había acabado una segunda botella de vino. Y no podía dar un paso sin perder el equilibrio, además arrastraba las palabras como cualquier borracha.
—Maman, te lo ruego...—Lyanna rogó con una pequeña vocecita—. Ya...ya no quiero hacer esto...podemos solo coser...
—No tienes ni idea como el mundo funciona, pequeña idiota.
—Por favor yo...—Lyanna siguió con la barbilla temblando y viendo algo borroso por las lagrimas.
—El dia en que los medicos te pusieron en mis brazos supe que no valías nada, hasta que creciste y te volviste bonita! ¡Me jodiste la vida Lyanna! ¡Me quitaste mi juventud, mi belleza!
Lyanna no supo porque, sonrió. Sonrió no sabia porque si por dentro estaba muerta de miedo, pero aun mas dentro de ella, sabia que la que estaba mas jodida de la cabeza de las dos, era su madre. Ella se hacia daño a si misma.
—¿Por que me sonríes?—su madre le tiro una de las botellas de vino que la chica afortunadamente tomo en sus manos—. ¿riete de eso eh?
Lyanna le tiro de vuelta haciendo que la botella de vidrio se hiciera pedazos a los pies de la madre, casi golpeando a Crystal LeBlanc. y ambas quedaron en un silencio antes de que su madre diera un rapido paso hacia adelante, comenzando ir hacia Lyanna, esta, muerta de miedo se dio la vuelta y fue a encerrarse en la habitación con llave rápidamente.Dio un salto cuando su madre comenzó a golpear la puerta con fuerza.
—¡Lyanna! ¡Pedazo de inutil! ¡Abre la puerta! Abre la puerta!
Sollozó, llorando incontrolablemente, comenzo a tararear la canción de cuna que Valjean siempre le cantaba, tapandose los oidos con fuerza, susurrando y tarareando una y otra vez la cancion de La Seine, mientras su madre golpeaba la puerta y le gritaba enrabiada. Lo único que quería era a Valjean, se lo imagino a su lado, abrazandola y amandola como un padre, como su madre nunca lo habia hecho y nunca lo haria.
Esa fue la primera vez que Lyanna le confeso a su madre que ya no podia seguirla prostituyendo, ya que la ultima vez fue en su quinceavo cumpleaños, justo antes de enterrarle una navaja en el corazon y ser encerrada, tachada de loca y esquizofrenica por tres años, que fueron mucho mejores. Vivir en la carcel era mucho mejor que vivir con su madre.
—Lyanna, te estoy hablando.—Neon la saco de su trance.
—Ah, si lo siento.—ella murmuró, cerrando los ojos con fuerza y moviendo la cabeza.