❥ 𝕿𝖍𝖎𝖗𝖉.

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Después de permanecer unos minutos en su habitación, Elsa decidió salir para tener aquel paseo con Honeymaren. De verdad necesitaba distraer su mente por un rato, y extrañamente Honeymaren era la única que lograba ayudarla a hacerlo, con interesantes historias y bromas constantes. Estaba agradecida de tener por primera vez una amiga como ella, después de tantos años sola con solo la compañía de sus poderes.

Elsa se dirigió al comedor, donde ya debería encontrarse la castaña. Iba a ingresar hasta que alguien interrumpió su andar.

—¡Hey, Elsa!

Conocía a la perfección esa voz.

—Kristoff... hola. —sonrió de lado mirando al rubio que caminaba hacia ella con una gran sonrisa dibujada en el rostro.

—Me alegra que estés aquí —suspiró aliviado—. Anna te esperó por semanas, hablando de todo lo que harían juntas cuando decidieras venir a Arendelle. —rió— ¿Entonces? ¿Qué harán hoy? Deben tener muchos planes.

Una punzada en el corazón de la albina la hizo entender lo que había hecho y lo egoísta que había sido.

"Lo arruinaste, pero aún puedes solucionarlo"

—Kristoff, escucha: Honeymaren está aquí y quiere recorrer el reino, así que si pudieras...

—Por supuesto, yo me encargo —habló con emoción—. Adoro recorrer el pueblo, así que está en buenas manos, no te preocupes. —explicó con amabilidad.

—Gracias, Kristoff.

"¿Cómo podrías competir contra él?
Es perfecto para Anna"

En seguida, Elsa corrió en dirección al despacho, pensando bien lo que iba a decir en cuanto tuviera a su hermana frente a ella, pues cuando tenía a Anna de frente se olvidaba de todo.

Se detuvo justo frente a la puerta, respirando con dificultad. Llamó sin recibir respuesta alguna, y entonces decidió entrar.

—¿Anna?

Su corazón comenzó a latir con rapidez cuando encontró a su hermana dormida, apoyándose del escritorio, con una pluma en la mano que goteaba algo de tinta. Parecía tan agotada, su respiración estaba calmada y sus ojos eran adornados con ojeras que denotaban lo cansada que se encontraba, lo cual hizo preocupar a la mayor, pues su hermana estaba dotada de mucha energía desde que era tan solo una bebé.

Se veía tan tierna que Elsa no se atrevió a despertarla para llevarla a su habitación, optando por colocar una manta sobre ella y esperar a que despertara por sí misma.

Tomó asiento en un pequeño sofá y solo se mantuvo ahí, mirando en silencio la manera en la que su adorada reina descansaba. Tal vez había trabajado demasiado y por eso se encontraba tan agotada, Elsa no podía negarlo, ser reina era un trabajo con gran dificultad, incluso para ella, que había estudiado toda su vida para serlo, mientras que Anna se inclinaba más a pertenecer a la guardia real, cosa que sus padres jamás aprobaron, aunque supo por Gerda que la joven tomaba clases a escondidas de sus padres por las noches.

—El-, Els... —Anna comenzó a hablar en susurros aún permaneciendo dormida. La platinada se acercó para escuchar mejor lo que trataba de decir— Yo... debo... decirte...

Los susurros se detuvieron y la pecosa comenzó a removerse en su lugar soltando algunos quejidos. Elsa se levantó y alejó en un solo movimiento, esperando pacientemente a que su hermana despertara. Cuando Anna por fin abrió los ojos, Elsa fue la primera en hablar.

𝑭𝒐𝒓 𝑻𝒉𝒆 𝑾𝒉𝒐𝒍𝒆 𝑬𝒕𝒆𝒓𝒏𝒊𝒕𝒚 ❥ 𝐸𝑙𝑠𝑎𝑛𝑛𝑎.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora