❥ 𝕰𝖑𝖊𝖛𝖊𝖓𝖙𝖍.

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Anna abrió los ojos con cuidado, acostumbrado su vista a la luz del sol que iluminaba toda la habitación. Aún no lograba acostumbrarse a despertar temprano, así que decidía dormir hasta altas horas de la noche y terminar todos sus deberes para despertar más tarde de lo que, se supone, debería al ser la reina.

Un par de golpes en la puerta la hicieron despertar por completo, escuchando del otro lado la voz de Kai pidiendo consentimiento para ingresar, algo que la reina en seguida concedió.

—Buen día, majestad. —hizo una reverencia que Anna respondió con una torpe sonrisa— La fiesta será hoy en un par de horas; le sugiero comenzar su día lo más pronto posible.

Anna suspiró, ordenando preparar el baño y el vestido de gala que había usado en su coronación. En seguida, Kai salió, dejando pasar a Gerda para preparar el baño, que después de unos minutos estaba listo.

Anna ingresó con pereza. Si bien, tendría una noche fantástica porque adoraba las fiestas, tendría un día difícil porque debía terminar todos sus deberes reales mucho antes de lo que generalmente lo hacía.

Se despojó de las prendas que llevaba encima, entrando poco a poco, sintiendo el agua tocar su piel. Se mantuvo unos minutos quieta, disfrutando de la calidez del agua que inundaba de calor su delicado cuerpo.

Su noche no había sido nada buena, y el vacío en su cama al despertar lo podía asegurar. Kristoff la había esperado por horas, ella lo sabía, pero no tuvo el valor de enfrentarlo, optando por excusarse al decir que de pronto tuvo trabajo que hacer.

Sabía que el rubio deseaba un momento a solas con ella, y se sintió la peor persona en todo el reino cuando vio un par de velas decorando la habitación, acompañadas por un par de rosas que para el momento en el que Anna llegó, ya habían comenzado a marchitarse. Anna se disculpó con él por el pequeño retraso, que en realidad había sido un retraso de varias horas, pero él simplemente asintió con una sonrisa gentil y se recostó para dormir sin decir una sola palabra más. Después de eso, despertó sin sentirlo a su lado como todos los días, sin dejar al menos una nota deseando un buen día como generalmente lo hacía.

Le había fallado y probablemente se había fallado a sí misma por no tener el valor de simplemente decir que no estaba lista, pero en realidad, en toda la noche lo único que pasaba por su mente era su hermana y no el disculparse con Kristoff. Pero Anna no sabía el porqué de la constante presencia de su hermana en su mente.

Completó toda su rutina de las mañanas y se dirigió hasta el despacho, mientras Kai le hablaba de las diferentes tareas que tenía antes de la celebración de esa noche. La cobriza tomó asiento, mirando las montañas de papeles que le esperaban, pero todo valdría la pena, pues al menos, tal vez vería a su hermana esa noche.

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Habían pasado horas desde que la reina ingresó a aquella habitación. Cumplió con todos sus deberes sin tomar un solo descanso, pero al fin había escuchado las palabras que tanto había deseado escuchar desde que despertó.

—Majestad, los invitados están por llegar. Es hora.

Anna se incorporó, manteniendo una emocionada sonrisa en el rostro, su emoción podría notarse a kilómetros y ella no deseaba ocultarla para nada, pues se sentía orgullosa de unir el pueblo Northuldra con el reino de Arendelle, esta vez sin ninguna intención más allá de la paz.

Se dirigió, acompañada de Kai, hasta el gran salón. El lugar estaba decorado de una manera elegante, con cortinas y manteles de mesa de los colores que representaban al gran reino de Arendelle, había platillos que esperaba, fueran de agrado de todos. Y lo más importante, había cientos de chocolates, los favoritos de Elsa.

𝑭𝒐𝒓 𝑻𝒉𝒆 𝑾𝒉𝒐𝒍𝒆 𝑬𝒕𝒆𝒓𝒏𝒊𝒕𝒚 ❥ 𝐸𝑙𝑠𝑎𝑛𝑛𝑎.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora