La estancia de Anna en Corona había sido sumamente divertida. La princesa Rapunzel se había ofrecido personalmente a llevarla a un recorrido por todo su reino, el cual había sido muy hermoso.
Por la mañana recorrieron el centro del pueblo, caminando entre personas que se maravillaban al ver a la reina de Arendelle, y quedaban completamente asombrados al recibir tanta amabilidad de parte de aquella monarca que venía de un reino noruego.
Caminaban entre melodías preciosas y personas que parecía que nunca se cansaban de bailar. A pesar del bello ambiente en aquel baile, Anna no podía pensar en otra cosa que tener a Elsa con ella. Quería poder bailar con ella, aunque sabía que esa no era una especialidad para su hermana.
¿Por qué no aceptó su compañía? Anna no estaba segura, pero se arrepentía demasiado por negarse a llevar a Elsa con ella. No obstante, sabía que alguien debía cuidar el reino, y no quería darle más tareas a Kai de las que tenía.
Anna estuvo a punto de mandar un barco por su hermana cuando vio a unas pequeñas niñas hacer unas hermosas trenzas adornadas de bellas flores que hacían lucir mucho más aquel peinado. Si bien, Elsa ahora mantenía su cabello suelto, Anna adoraba cómo se veía con aquella trenza cayendo por su hombro izquierdo.
La cobriza jamás olvidaría aquella sensación en su pecho al ver a Elsa en su castillo de hielo por primera vez. Ese vestido tan ceñido a su cuerpo, sus hombros descubiertos completamente y aquella abertura en el vestido que dejaba ver gran parte de su pálida piel. En ese entonces Anna creyó que esa sensación se trataba de orgullo, pero justo en ese instante, recordándolo una vez más, ya no estaba segura de que se tratara de solo eso.
El paseo continuó por horas, las cuales parecían pocos minutos al ver aquella felicidad que reflejaban todos en el reino. Pero al final del día debió volver al castillo para descansar, pues debía madrugar para volver a Arendelle después de cuatro días lejos, y aún le esperaban dos largos días más en su viaje de vuelta al reino.
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Anna despertó con el mejor ánimo, pues sabía que en pocos días vería a Elsa, y claro, a Kristoff. Sabía que le era difícil estar alejada de su familia, pero no sabía qué tanto, hasta ahora.
Se alistó para el viaje, siendo guiada por sus escoltas hasta el puerto de Corona, donde se encontraban los reyes, la princesa y el príncipe. Anna fue despedida entre súplicas de su visita de nuevo alguna vez, a lo que la reina confirmó su regreso, pero para entonces volvería con la princesa. Con su princesa.
El barco por fin partió, y Anna se mantuvo unos minutos admirando todo el océano a su alrededor, para luego entrar a su camarote y descansar, pues no lo había logrado durante la noche anterior.
Anna había tenido un sueño, el cual no sabía muy bien cómo describir. ¿Extraño? ¿Irrelevante? ¿Maravilloso?
El sueño parecía tan real, o al menos así se había sentido. Ella caminaba tomada de la mano de Elsa por todo el pueblo, tal y como lo hacía con Kristoff, pero en su sueño se sentía más... especial.
Caminaban entre las personas que las miraban a ambas con tanta ternura en los ojos, sonriendo apenas las veían pasar. Volvían al castillo y ambas dormían en la misma habitación. La habitación real se llenaba de risas de parte de la peliblanca, pues Anna la llenaba de besos por todo el rostro mientras rodeaba la pequeña cintura de la contraria con los brazos.
Por un momento Anna se detuvo a apreciar a Elsa, viendo como su cabello se encontraba despeinado por retorcerse entre los brazos de la reina debido a las cosquillas que le provocaban los besos de la menor. Elsa se percató de la mirada fija de Anna, pues también la miró.
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𝑭𝒐𝒓 𝑻𝒉𝒆 𝑾𝒉𝒐𝒍𝒆 𝑬𝒕𝒆𝒓𝒏𝒊𝒕𝒚 ❥ 𝐸𝑙𝑠𝑎𝑛𝑛𝑎.
Fanfic¿Qué nuevo reto superará Elsa luego de volverse el quinto espíritu? De hecho, no será nada nuevo. Elsa se enfrentará a los sentimientos que lleva tiempo evadiendo y que debe ocultar más que nunca luego del nuevo compromiso de su amada hermana. Todo...