XIII

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Me dejé caer sobre la cama con mi bolso en el suelo y mis cosas esparcidas por allí y ni me importó. Nada me importaba salvo volver a hablar con una morena de rizos perfectos. Eso si me importaba y me hacía sentir bien.

Sabía que todo había sido muy precipitado, que en poco tiempo había sentido algo por una chica y me había obligado a sentir algo por un chico. Que decidir todo aquello no es algo que viniese de mi, ya que contra los sentimientos no tienes nada que hacer por mucho que salgas huyendo en medio de una discoteca. Cuando ese sentimiento de atracción te atrapa, estás perdida.

- Necesito saber algo de ella... -hablé en voz baja.


Cogí el móvil y busqué su nombre entre mis mensajes. Habíamos dejado de hablar el día anterior y aunque la conversación había sido monótona sin ninguna pizca de emoción, sabía que era causado por mi miedo y porque ella se estaba manteniendo al margen en todo aquello. No quería correr aunque mis ganas me empujaran a hacerlo, pero había comprobado que las prisas solo podían llevarte a mal puerto.



Amelia


Hola guapa 😊
Q tal el día?
Yo he llegado hace un rato d la ofi d turismo
A Lourdes le han gustado mis fotos 😃


No sabía que estaría haciendo en ese momento, ni tan siquiera sabía si estaría disponible, pero lo bueno de todo esto es que sabía que tarde o temprano leería mis mensajes.


Me dirigí hacia el baño mientras me desnudaba y llené la bañera de sales. Necesitaba relajarme después de aquella corta reunión con Lourdes que había tensado tanto mis músculos y tal vez el agua caliente de la bañera empapando mi cuerpo ayudaría.

Puse mi lista de música chill, conecté el altavoz del baño y cuando dejé el móvil lo suficientemente cerca de mi, sin peligrar, me introduje lentamente en el agua.

El chorro de agua seguía cayendo y su sonido, junto al de la música, hacían de aquel ambiente uno relajante y tranquilizador, ese que más necesitaba en ese momento.

Fue justo al cerrar el agua, cuando mi menté desconectó del todo perdiéndome entre las burbujas que las sales formaban por mi cuerpo. Cerré los ojos y dejé vagamente que mi mente mandara sobre mi, sobre aquello a lo que quería prestarle más atención.

Sus manos acariciando las mías, subiendo por mis brazos hasta mi rostro y paseando débilmente por los pliegues que formaban mis labios, fue lo primero que mi mente proyectó.

Instintivamente postré uno de mis dedos sobre mi labio inferior y lo acaricié imaginando el roce de su yema sobre ellos. Deslicé ese mismo dedo por mi mentón y cuando eché mi cabeza hacia atrás, dirigí aquella caricia por mi cuello hasta recorrer mi clavícula derecha. Me mordí el labio al sentir como mi caricia profundizaba hasta llegar al punto de sentir que no era dueña de esa mano, que era Amelia quien me acariciaba.

Mi mano se sumergió recorriendo mi pecho y se desvió hacia la izquierda. Amelia esta vez se entretuvo un poco, acariciando mi pezón y rodeándolo con la punta de mi dedo. Un gemido mezclado entre un suspiro se escapó entre mi garganta hasta salir sin casi aire. Aquello me estaba matando y aunque sabía que no estaba bien hacerlo, no podía parar.

Entreabrí los ojos y cuando me sercioré de que mi fantasía había sobrepasado el límite y que cierta morena no estaba allí, me escabullí completamente hasta que el agua cubrió todo mi rostro.

Sentí como una fuerza presionaba la parte baja de mi abdomen y si no fuera por el agua, hubiese podido comprobar fácilmente que aquella mínima fantasía me había humedecido, algo de lo que me avergoncé de inmediato.

× Sin Saberlo ×  [Luimelia] 🌙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora