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El albino llevaba casi todo el día en su cuarto encerrado sin salir, había estado pensando en todo lo ocurrido.

Salió de su cuarto y lo primero que divisó fue a Fargan cortándose el pelo.

- Willy. - Saludo el humano, mirándose al espejo cortándose un mechón con la tijera.

- Estúpido humano. - Le dijo el otro del mismo modo solo que insultandolo, como no quería pedirle ayuda sobre la comida a Fargan, cogió un plato, cereales y leche y se dispuso a comer.

- ¿Por qué cortas tu pelo? - Pregunto el ser divino viendo los mechones del otro caer al suelo. Llevándose una cucharada a la boca.

- Mmm. Esta muy largo para mi gusto, pero realmente nunca me lo he cortado solo, asique no sé cómo me quedara. - Ese comentario captó la atención del otro, probablemente había una persona que lo ayudaba, y seguramente sea su padre fallecido.

- ¿Es él no? - Preguntó Willy mirando la fotografía del padre, viendo cómo Fargan no le respondía pero asentía con la cabeza.

Realmente en una situación normal, el albino no le hubiera tomado atención ya que es el ciclo de la vida, pero realmente se trataba del estúpido humano que tenía que "cuidar" aunque era más al revés.

- Déjamelo a mí. - Dijo Willy dejando el plato de cereales y cercandose al humano quitándole las tijeras de un tirón.

Fargan poseía la vista de ver al ser divino con el ceño fruncido, mirando los mechones y cortando los que eran necesarios, sin duda una imagen que le costará olvidarse.

- Deja la cabeza recta. - Regañó el dios siguiendo cortando los mechones y se alejó un poco para ver su resultado, Willy esbozó una sonrisa egocéntrica era una obra suya asique estaba bastante bien. - Haber mi querido humano, ¿Le gusta su nuevo look? - Dijo este bastante burlón, parecía hasta de buen humor, cosa que alegró a Fargan.

El castaño se miró al espejo con una sonrisa, había quedado mejor de lo que esperaba.

- Me gusta. - Dijo finalmente para que Willy sonriera aún más, sin duda su ego crecía cada vez más.

- Normal si lo he hecho yo. - Respondió el albino dándole las tijeras y sentándose en el sofá.

- Oye, después he quedado para ir a una cena con unos amigos, ¿Quieres venir? Te los podría presentar. - Le explicó el humano mirando como el otro bufaba.

- Sinceramente, por mí no iba, pero si te pasa algo, me cortan los huevos y más ahora. - Dijo recordando como Vegetta se convirtió en un simple mortal.

- ¿Ahora? ¿Es por eso que viniste así anoche? - Preguntó el humano confuso.

- Da igual, no te importa, aparte no quiero que sepas. - Willy le quitaba importancia.

- ¿Le tendré que preguntar a Merlon como la última vez? - Preguntó para ver como un rayo caía afuera de la casa y ver una mueca de enfado del albino.

- ¡Solamente sucedió una cosa que no debería haber pasado! ¡Y tú estúpido humano, te prohíbo ver al viejo ese! - El dios empezó a elevar la voz algo irritado, haciendo que Fargan haga una mueca.

- ¿Por lo menos vas a venir a la cena? - Preguntó Fargan con una ceja alzada y algo irritado también.

- Que sí, pero cállate, cada vez que hablas me provocas dolor de cabeza. - Le dijo el albino, y después vió una mueca preocupada del otro.

- ¿Te duele la?... - No pudo terminar Fargan la pregunta porque Willy lo interrumpió.

- ¡Cállate y alejate, solamente avísame cuando vayamos a salir, si no es eso, no hables! - Le gritó el albino para después salir del salón, desde luego que hibernaría en su cuarto.

the arrogance of a god - willganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora