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- ¿De que quieres hablar querido? - Pregunto el pelirrojo dándole una sonrisa lasciva.

- Déjate de tonterías, tengo que hablar contigo. - Le demandó el albino. - A solas. - Confirmó mirando al asustado camarero.

- Mmm, no lo creo. Puede perfectamente escuchar aquí delante, supongo que no me tienes nada importante que decir. - Dijo Lolito mirándolo fijamente, provocando que hubiera una guerra de miradas.

- No me siento cómodo hablando con él delante. - Dijo el albino intentando ser convincente, pero Lolito sabía muy bien que le daba exactamente igual.

- Oh Willy, no te hagas, se perfectamente que te da igual los humanos, ¿Que mierda quieres? - Preguntó irritado el pelirrojo cruzándose de brazos.

- Mmm. Hablar contigo. - Dijo Willy para después soltar una sonrisilla, estaba haciéndole perder el tiempo.

- No me hagas perder el tiempo querido. - Le amenazó el pelirrojo dándole una sonrisa lasciva, haciendo que el albino frunciera el ceño, debía intentar otra cosa.

- Está bien, no te haré perder más el tiempo. - Le soltó Willy empezando a quitarse su camisa, quedándose en cuello vuelto.

- ¿Que pretendes hacer? - Preguntó confuso el pelirrojo, haciendo que Willy y el camarero se mirasen de reojo.

- Lo que tendría que haber hecho hace mucho tiempo. - Soltó Willy, para estampar al otro un beso en los labios con bastante fuerza. Pero al segundo fue correspondido por el pelirrojo.

El albino miró levemente al camarero, le hizo una pequeña seña para que saliera de la sala y se encontrase con Luzu afuera.

El albino sintió como Lolito paraba ese beso para mirar que se había ido ese camarero, pero le dió igual, ya que rápidamente volvió a besar al otro en los labios, sentandolo en la mesa del escritorio, haciendo que sus entrepiernas rozasen.

El pelirrojo rodeó la cintura del otro con uno de sus brazos, y con el otro empezó a cogerle del cabello para que marcase un ritmo.

"Lo que tengo que hacer por ti, Luzu" - Pensó Willy, tal vez el pelirrojo no le agradaba, pero eso no quitaría el hecho de que no era buen besador.

El pelirrojo empezó a bajar por su cuello, besándolo lentamente y subiendo a veces para morderle el lóbulo de la oreja.

El albino se separó para después mirar al otro.

- No estoy preparado. - Murmuró el albino mirando hacia otro lado, menuda mentira gorda que había hechado.

- No me jodas Willy, ¿Te crees que no sé qué te acostabas con Kristina en la habitación de la limpieza? - Preguntó el otro furioso.

- ¿Como sabes eso? - Preguntó el albino, nunca nadie los había pillado.

- ¿Quién te crees que me lo dijo eh? - Preguntó el pelirrojo con burla. - Ahora dime, ¿Debería de ponerte un castigo? - Preguntó este lascivamente, haciendo que el albino mirase a otro lado.

- ¡Estoy hasta los huevos de los castigos! - Dijo Willy furioso, haciendo que los dos se mirasen fijamente.

- Hazme un favor, y no te lo pondré. - Y ahora el jodido estaba Willy.

- Mierda. - Murmuró el de piel clara hacia sí mismo.

Fargan salió de la casa de Alexby, paseaba por el pueblo hasta que se chocó con un cuerpo algo grande.

- ¡Perdóname! - Dijo rápido la persona con la que chocó, era el dios con el que hablaba Willy el otro día. Venía acompañado de otro.

- No pasa nada. - Dijo Fargan con una sonrisilla.

the arrogance of a god - willganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora