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- Por favor, ayúdame. - Pidió la persona que estaba delante, que resultó ser Mangel, este tenía muchísimas heridas por todos lados, tantas que el albino no llegaba a contarlas.

Willy se quedó estático en su lugar pensativo, pero su humano se adelantó haciendo que Mangel entrase y se sentase en el sofá.

- Espera aquí, iré a por el botiquín. - Tras eso, Fargan fue en busca de lo que quería, mientras que Mangel y Willy se miraban a los ojos.

- ¿Que haces aquí? - Pregunto el albino frunciendo el ceño. - Lolito podría venir a buscarte.

- Lolito está encarcelado, es el culpable del asesinato de Lanita, ¡Tienes que ayudarme, por favor Willy! ¡Sé que queda algo de bondad en tí! - Pidió esperanzado el de gafas, aunque tenía el cristal roto.

- ¿Lolito es el culpable? - Preguntó Willy para sí, y apareció Fargan con el botiquín empezando a curarle las heridas.

- Va a doler. - Advirtió el castaño pero el azabache asintió, Fargan mojó el algodón con alcohol en las heridas de la cara primero, luego continuaría con las demás.

Mangel daba pequeños quejidos, ya que el alcohol escocía bastante.

- Para de quejarte, me pones nervioso. - Demandó Willy mirándolo fríamente, haciendo que Fargan le diera una mirada de reproche y Mangel de arrepentimiento.

- Lo siento. - Dijo este intentando aguantarse las lágrimas. Fargan siguió mirando mal al albino pero éste sólo rodó los ojos.

- Está bien, no te disculpes... Se me olvida que eres un semidios. - Soltó Willy directo, cruzándose de brazos desviando la mirada.

- Dime Mangel...¿Que haces aquí? - Pregunto dudoso Fargan, todavía curándole las heridas.

- No tengo a nadie más a quién recurrir. - Soltó sincero el de gafas, haciendo que Willy lo mirase serio sin ninguna expresión.

- Oh bueno... - Terminó diciendo Fargan sintiéndose culpable por preguntar. El humano terminó de curarle las heridas de la cara para después mirar el cuerpo del azabache.

La última vez que lo vió estaba más relleno, ahora estaba algo delgado, no tanto como el albino, pero si estaba. Se le notaba que la ropa que llevaba le quedaba grande, pero encima estaba ensangrentada y rota.

- ¿Puedes quitarte la ropa? Necesito ver el resto de tus heridas. - Pidió el humano algo avergonzado e incómodo, el azabache intentó quitarse las prendas de arriba primero, pero de su boca solo salieron quejidos.

Haciendo que Willy frunciera el ceño, el albino se puso enfrente del albino y le empezó a ayudar a desvestirse.

Ya que, hace muchísimos años, Guillermo estaba en la misma situación. Y fue la misma persona que tenía delante la que le ayudó.

El albino cuando Mangel se quedó en calzoncillos, se separó y volvió al sitio que estaba antes, pero Fargan y Willy se dieron una mirada preocupada.

El cuerpo de Mangel estaba lleno de cortes,cicatrices, arañazos y raspaduras, se podía decir que incluso había quemaduras de cigarrillos. Habían hematomas que también ocupaban grandes partes de su cuerpo y señales de que le habían agredido con un látigo.

Claro estaba que sabían quien era el culpable.

- Se que está mal, por favor haz lo que puedas. - Pidió el azabache cabizbajo mirando el suelo intentando contener la tristeza que llevaba por dentro, que obviamente no pasaba desapercibido por Willy.

Fargan volvió a mirar el albino, este estaba serio pero tenía una ligera mueca de preocupación, los dos se miraron con pena, pensando lo mal que lo pasó el azabache.

the arrogance of a god - willganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora