Un albino muy deseado por muchos andaba a pasos rápidos sobre aquél suelo tan elegante que lo caracterizaba.
Sus prendas estaban hechas de seda, de un color verde como la naturaleza misma, que eran a juego a sus verdes ojos. Su pálida piel conjuntaba con su cabello, revoltoso pero a su misma vez elegante, y su sonrisa burlona que lo caracterizaba ahora mismo estaba sustituida por un ceño fruncido. Todo de el era elegante y clásico.
Abrió la puerta hecha de gran metales del tirón, interrumpiendo la charla en esa sala. Los dioses más importantes se encontraban allí para decidir su castigo.
- ¡Me niego! ¡Me niego a volver a la Tierra y cuidar a un estúpido campesino. - Empezó a decir Willy gritándole a los más mayores. Sus palabras no eran muy agradables ya que lo decía en tono despectivo.
- Dios Willy, es su castigo, nunca debió de haber esa acción cometida, y de la única forma que aprenda usted es de esta forma. - Le dijo uno de los dioses supremos de forma tranquila, estaba acostumbrado a los berrinches del albino.
- ¡No! Nunca cuidaría a ese don nadie. - Le respondió el de prendas de seda verde cruzándose de brazos encarando a sus mayores.
- Dios Willy, si no se calla usted, el castigo será peor, lo condenaremos a vivir allí toda la vida junto al pobre campesino al que se dirige usted. - Le amenazó tranquilamente otro dios de por allí, haciendo que el de ojos esmeraldas lo mirase mal.
El albino no abrió la boca pero tenía una cara de molestia, aún cabreado, seguía siendo irresistible. Ya que su aura divina lo envolvía allí donde fuera.
- Y si nos disculpas, te tienes que ir ya, tu castigo está decidido. Que tengas un buen viaje, nos pondremos en contacto contigo pronto. - Y tras decir esas palabras, con su poder teletrasportó al albino a la Tierra, sin darle poder de replicar.
El albino cayó del cielo gritando, y para su mala suerte cayó al lado de una humilde casa con una finca al lado. Desgraciadamente en la finca había barro de haber llovido, empapando todas sus prendas de esto.
- Joder, que asco. - Dijo este saliendo del barro completamente manchado, hasta que unos toquecitos en su hombro le hicieron sobresaltar.
Un joven, que "parecía" su edad, aunque sabía que no lo era ya que él tenía cientos de años, tenía pinta de ser alguien muy humilde por sus prendas de ropa, estaba un pelín sucio por el trabajo que había estado haciendo horas antes, pero eso no le quitaba lo atractivo, sus ojos marrón chocolate y su brillante sonrisa, hicieron que el albino sintiera un escalofrío.
- ¿Necesitas ayuda? - Preguntó esté, que era de piel morena y de ojos y cabellos completamente oscuros.
- No necesito la ayuda de un simple campesino. - Le contestó con forma despectiva hacia él, mirándolo de arriba abajo.
Antes de poder contestar, un viejo de por allí se dirigió hacia estos dos.
- Joven Willy, hacía muchísimos años que no te veía, por no decir cientos. - Le saludó el viejo, que pudo reconocer como Merlon, el albino hizo una mueca de desagrado, pues el anciano sabía demasiadas cosas sobre él.
- Pues el gusto no es mío. - Le respondió bastante cabreado el otro, primero lo hechan del paraíso, y segundo tiene que cuidar a un estúpido humano llamado "Fargan", encima su nombre era feo, y tercero, se encuentra a la persona más odiosa del mundo.
- ¿Espera os conocéis? - Preguntó el joven campesino, haciendo que los otros dos lo mirasen y lo ignorasen.
- ¿Que quieres viejo? Te conozco lo suficiente para saber que estás aquí por algo. - Preguntó Willy cruzándose de brazos, mirando al barro con cierto asco.
Merlon sonrió burlón. - Pues me han dado el comunicado de tu castigo, y ayudarás al joven Fargan en lo que necesite. - Le dijo Merlon haciéndole una seña al chico atractivo de al lado.
- ¡¿Tu eres Fargan?! - Preguntó exaltado el albino haciendo que el otro sonriera confuso.
- Sí, yo soy Fargan. - Le dijo confuso.
(Os va gustando?)
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the arrogance of a god - willgan
Fanfic"donde willy es un dios bastante arrogante y fargan un simple campesino." ♡| historia larga ♡| puede tener mención de otros shipps ♡| karmaland 4 《@Tears___》