Capítulo 7

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En los últimos días era imposible negar el hecho de que había existido uno acercamiento entre Volkov y Horacio que había sido de forma bastante doméstica. Un hecho que no hubiera ocurrido de no ser vecinos y que, aliviaba la conciencia del ruso porque sus compañeros de trabajo no le vieran salir a desayunar por ahí con Horacio. En una ciudad tan grande como Los Santos, había tenido suerte y de momento aquello no había ocurrido.

La cuestión es que desde que se habían besado, no habían hablado del tema. Tampoco se habían vuelto a besar de nuevo, pero Volkov se había mostrado mucho más relajado alrededor de Horacio y por el momento, le era más que suficiente al muchacho. Sin embargo, para Volkov esos pensamientos le ponían nervioso, pues no tenía demasiado claro cuáles eran sus propias intenciones con todo aquello.

Finalmente había llegado el día en el que Horacio se reincorporaba al cuerpo y Volkov suspiró con cierto alivio cuando vio que sus turnos no coincidían del todo; Volkov ya habría entrado en servicio cuando Horacio apareciese en comisaria, aunque técnicamente tendrían que terminar en el mismo turno. Distintos rangos, distintas responsabilidades. Sabía que a Horacio le hacía ilusión que se cruzasen por los pasillos, pero Volkov quería evitar que la gente empezase a cuchichear a sus espaldas en el primer día... Aunque probablemente lo harían de todas formas.

Estaba guardando las armas reglamentarias en la armería para salir de servicio cuando apareció Greco. – Vamos a ir a tomar unas copas con los chicos donde siempre, ¿Te apuntas? – Volkov estaba a punto de dar una respuesta afirmativa cuando Greco añadió: - Tu chico ya ha terminado de patrullar con Leonidas, deberían estar allí.

-¿Era necesario ese comentario? – Echó un último vistazo a que todo estuviera en su sitio y solo llevase consigo su propia arma. – Vamos.

Volkov no era conocido por ser el alma de las fiestas, pero tampoco solía rechazar una proposición para salir con sus compañeros de trabajo. Era como una figura que siempre estaba entre sus compañeros y si destacaba por algún motivo era por ser el silencioso del grupo mientras los otros gritaban y se divertían. No se aburría en esos entornos, era simplemente su forma de ser.

Llegaron a un bar que estaba muy cerca de la comisaria y prácticamente sería el motivo fundamental por ser el lugar de reunión de los policías cuando salían de servicio, sin apetecerles regresar directamente a sus hogares. Solo cruzar la puerta principal Volkov reconoció algunos rostros al instante, pero era difícil apartar la mirada de un Horacio que estaba a medio subir en un taburete diciendo que había sido el héroe del día.

Greco río sonoramente ante la escena. – Si Leonidas tiene que patrullar de forma permanente con Horacio, te juro que merece un ascenso.

Volkov no pudo reprimir una ligera sonrisa. – Coincido.

Los comisarios se acercaron a la barra para unirse a Leonidas y Horacio, aunque también habían otros agentes como Moussa o Sergey sentados cerca, probablemente más agentes pasarían a saludar una vez saliesen del trabajo.

Si lo primero que le había llamado la atención al entrar es que Horacio estaba montando un espectáculo, ahora era capaz de fijarse en que el chico no se había peinado con su habitual cresta sino que su pelo caía hacia un lado de su rostro. Le parecía extraño que el color azul se hubiera mantenido, pero que el peinado característico no. Así que una vez que pidió un par de cervezas, una para Greco y otra para él; preguntó directamente sobre el asunto. - ¿Qué le ha pasado a su cresta, Horacio? ¿No le ha gustado al superintendente?

A pesar de que Horacio se viese animado con anterioridad a que Volkov le dirigiese la palabra, ahora se veía más radiante por tener la atención del ruso. - ¡No! Es decir, al papu no le ha gustado tampoco el color azul... La cosa es que me compré una moto porque no tengo vehículo con el que moverme en la ciudad y pensé: "¡Una moto es más barata que un coche!" – Horacio golpeó la mesa en ese momento, para continuar explicando. - ¡Pero luego me di cuenta que necesitaba un casco para conducirla! A la mierda la cresta y a la mierda mi dinero...

Más de lo que conoces (Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora