Capítulo 16

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Volkov se despertó al día siguiente en el sofá del superintendente y la escena a continuación fue muy doméstica y sorprendente: Conway, Horacio y Volkov desayunando en la mesa de la cocina como si fuera lo más normal del mundo. Suponía que no estaba tan mal, podría acostumbrarse a que aquella escena se repitiese con más frecuencia; aunque no lo admitiría en alto.

Por esa misma razón cuando regresaba a su hogar parecía más grande de lo que realmente era, frío y solitario; adjetivos que siempre le habían sido adecuados para describirle a él, pero ahora que había empezado a vivir más allá de esas características, anhelaba una vida más cálida y sociable. Había vivido durante muchos años olvidando la cercana sensación de vivir en familia y no podía sentir nostalgia por algo que había recluido dentro de su corazón, pero ahora todos aquellas sensaciones habían vuelto a escapar de su interior.



Bajó un poco la guardia y pocos días después, descubriría que era el peor error que hubiera podido cometer. Una vez uno deja atrás su vida de civil para pertenecer al cuerpo policía, es bien sabido que siempre tendrás una pistola apuntándote a la sien y no se puede evitar la sensación de que el gatillo puede ser presionado en cualquier momento, aunque este no fue literalmente el caso de Volkov.

Un vehículo le había estado persiguiendo durante varios días: Siempre el mismo, no pudiendo afirmar que los individuos que estaban dentro del mismo fueran siempre los mismos. Comprobó la matricula, pero no encontró ningún dato relevante, el coche parecía robado, pues su dueño anterior figuraba como muerto en los registros. En muchas ocasiones el comisario trató de distraer al vehículo, en otras actuó como si no fuera consciente de su presencia y tomó rutas alternativas: Sin embargo, siempre acababa regresando.

No le atribuyó el valor necesario, porque desgraciadamente no era una situación totalmente desconocida para él, pero en el momento que fue noqueado en la calle por un golpe directo a la parte trasera de su cabeza que lo dejaría inconsciente después del intenso dolor; se arrepentiría de haberse guardado esos datos para él mismo.

Volkov no pudo observar como su cuerpo era trasladado hasta la parte trasera de una camioneta, donde lo atarían de manos y pies, así como le amordazarían por si recuperaba la consciencia antes de que el trayecto finalizase. No fue así y, los maleantes tuvieron tiempo de sobras para trasladar al comisario dentro de un polígono industrial abandonado y atarlo a una silla sin que este ofreciese resistencia alguna.

El comisario recobró el conocimiento al cabo de unas pocas horas, en una postura incomoda que le producía más malestar al golpe que había recibido en la cabeza y miró a su alrededor, aturdido, pero no era capaz de reconocer el interior de aquel gran polígono que parecía ser víctima de actos vandálicos por los cristales esparcidos por el suelo y las entradas forzadas. Simplemente se había despertado allí, así que no podía decir si estaba en algún punto muy alejado de donde lo habían capturado porque no era capaz de calcular el trayecto.

También vio algunos tipos en la lejanía que habían cubierto sus rostros para no poder ser identificados, así que el único dato que pudo obtener de ellos fue escuchar como decían las siguientes palabras: "no hemos conseguido al super, pero este nos valdrá para obtener su atención". Genial, era un cebo.

Ninguno de sus secuestradores acudió a Volkov directamente cuando este recobró la conciencia, a pesar de que estaban conscientes de que lo estaba. Probablemente no era de ningún tipo de utilidad todavía y por los gritos de enfado entre ellos, se percataría que estaban molestos porque no podían contactar a Conway por algún motivo y otro y, en consecuencia, tampoco podían dar el mensaje de que le tenían como rehén.

Más de lo que conoces (Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora