Capítulo 11

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Los fantasmas del pasado regresaban de nuevo al lado de Volkov, quien pensaba que se había acostumbrado a la tortuosa sensación de estar solo en el mundo, pero después de una temporada donde había experimentado una felicidad que nunca había tenido en el pasado, que se la arrebatasen fue un duro golpe. Se arrepentía de experimentar sensaciones y se arrepentía de haber ido en contra de sus principios que le dictaban no acercarse a los demás como medida de protección.

Los primeros días pensó que quizás estaría bien en el sentido de que aquel sufrimiento en su corazón era una sensación que le había acompañado a lo largo de toda su vida, sin embargo, esta vez parecía haber caído mucho más bajo y los malos mecanismos de defensa aparecieron al cabo de poco. Acabó aferrándose a la bebida en los momentos de soledad de su hogar, pues aquellas horas se le hacían infinitas; no era capaz de dormir, pero consecuentemente se quedaba pensando más de la cuenta y solo caía más en ideas depresivas.

Muchos pensarían que sería exagerar más de la cuenta que estuviera respondiendo de esa forma a que Horacio se hubiera ido de su vida, pero era ese mismo motivo por el que Volkov rechazaba establecer lazos afectivos con los demás. Había tratado de recomponer las piezas rotas de su corazón y al final, estas habían acabado separándose de igual forma.

El ruso sentía que no había ningún hombro al cual aferrarse, ningún apoyo en su vida... o quizás estaba cegado por la idea de no querer ser una carga para nadie, aunque era más que evidente que algo no iba bien en su vida; no se centraba en el trabajo y normalmente acudía con resaca, lo cual solo agriaba más su actitud.

Con un vacío existencial en su corazón, terminó visitando el cementerio a altas horas de la noche. No era capaz de observar la presencia de nadie más a esa hora tan tardía y se sintió un poco aliviado por ello; no quería que nadie le viese visitando a Ivanov.

-Solo te visito cuando las cosas van mal, qué patético, ¿no? – La voz del ruso se notaba agrietada, como si realmente no estuviera preparado para mantener conversación alguna, pero necesitaba compartir la mente con alguien... Incluso si era con el simple recuerdo del que una vez había sido un buen amigo.

-No hemos conseguido hacer ningún avance contra los individuos que te hicieron esto. – Cerró los ojos, luego cerró los puños, irritado. – Y ahora dejo que me arrebaten a una persona importante en mi vida. Lo peor es que él está ahí fuera y es inalcanzable... - Intentó contener las lágrimas, pero no pudo. - ¿Cómo se supone que tengo que lidiar con esta sensación de no poder hacer nada? ¿¡Porque siempre tengo que observar impasible como todos desaparecen de mi vida!?

Intentó continuar desahogándose pero las palabras ya no salían con naturalidad, sino que solo era capaz de llorar desconsoladamente y en ese momento se dio por vencido de continuar hablando, frotándose los ojos intentando apartar las lágrimas que no dejaban de brotar de sus ojos. Intentó por unos minutos controlar su respiración, en un inicio siendo un fracaso total pero consiguiéndolo cuando fue capaz de calmarse un poco.

No creía que de madrugada fuera a aparecer nadie más en el cementerio, pero no tenía muchos más ánimos para continuar llorando a un compañero muerto sobre su lamentable vida sentimental. Regresó a casa tras un largo paseo andando, pensando que de aquella manera conseguiría cansarse lo suficiente para no aferrarse al vodka esa noche, pero no fue así. Volkov solo consiguió dormirse después de terminar bastante perjudicado por el alcohol.

Se despertó a las pocas horas con un dolor de cabeza considerable, pero la mayor molestia fue la necesidad de ir al baño a vomitar. La peor manera de empezar el día, también la rutina que se estaba considerando como la habitual en la última semana, pero eso no le impidió intentar seguir con lo que era su rutina; Agua, una pastilla y una ducha para intentar espabilarse a pesar de que sentía que su cabeza le iba a estallar. Por suerte o desgracia se había despertado con muchas horas de antelación, así que su estado había cambiado de catástrofe a simplemente desastre.

Sin embargo, una pastilla y un poco de agua fría no fue suficiente para que Volkov no fuera un ser humano disfuncional en el trabajo; ni si quiera había patrullado aquel día, pero había redactado mal denuncias y había archivado documentos que no debían ser descartado. El trabajo administrativo muchas veces era un simple trámite que quedaba en nada, pero en caso de ser necesario, era un gran problema no encontrar los documentos por un fallo humano. Esa fue la gota que colmó el vaso después de un montón de días donde el rendimiento de Volkov había sido lamentable.

-Quedas suspendido de empleo y sueldo esta semana. Como me vengas con esa actitud la semana que viene, te depara lo mismo. – Y con esas palabras tajantes del superintendente, el comisario no tuvo más remedio que regresar a su casa a encerrarse durante una semana más.



¿Cómo resumir aquella semana? La manera más precisa sería calificarla de desperdicio total. No era como si Volkov fuera a buscar ayuda de forma alguna, porque no consideraba que hubiera nada que arreglar. Por lo tanto sus días consistieron en dormir todo lo que su cuerpo le permitiese para no tener que pensar aunque, aquellas eran relativamente menores a las horas que él hubiera esperado.

Se aferró una vez más al poco confort que el alcohol le podía aportar por el estado de embriaguez, si bien el dolor de cabeza del día siguiente era terrible, le agradaba aquella falsa sensación que le rodeaba cuando estaba borracho y que todo derivaba de no tener control sobre su parte más consciente.

Se sentía desoladamente solitario, ¿Pero atendiendo a la realidad se podía considerar de ese modo? Sus compañeros de la malla habían intentado ponerse en contacto con él, algunos de esos mensajes habían sido leídos, pero absolutamente todos habían terminado del mismo modo: Ignorados. No le apetecía salir de casa y mucho menos, ver a nadie.



Sin embargo, el tiempo no era infinito y aquella semana de suspensión pronto llegaría a su fin. La actitud de Volkov no se arregló por arte de magia y probablemente, era algo que el superintendente ya tenía en mente que ocurriría, porque el primer día de su regreso ya le estaba esperando con la limitación de que solo realizaría trabajo administrativo y como mucho, patrullaría junto a los novatos.

Se le había prohibido tajantemente acudir a los mismos códigos que él a no ser que fuera llamado expresamente para ello, de lo cual no había que ser demasiado astuto para asumir que le estaba apartando del trabajo por la posible implicación emocional en la misma y joderlo todo en pocas acciones. Es decir, todo le daba a entender que Conway tenía pistas sobre Gustabo y no estaba interesado en compartir esa información con él.

Genial, menudo asco. A trabajar con los novatos estando de mal humor.




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¡Wow, un saludo a todos los nuevos lectores! Y mi agradecimiento a los que lleven más tiempo enganchados a la historia y sigan aquí. En los últimos capítulos he sentido que de repente somos muchos más y estoy un poco ¿¿?? MENUDA LOCURA.

Probablemente la locura que os he infundido con estos últimos capítulos donde vamos de mal en peor. PERDÓN. No abandonen la esperanza o Volkov se pondrá más triste (  ˃̣̣̥⌓˂̣̣̥ )

No, en serio... Se viene.... SE VIENEEEEEE (๑•̀ㅁ•́๑)✧

Más de lo que conoces (Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora