Capítulo 20

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Si bien se agilizaron los pasos para mandar a los individuos a la federal, el superintendente quería encargarse de Gustabo personalmente y procesarlo con los suficientes cargos como para que no pudiera salir de la federal en lo que equivaldría a 100 vidas humanas. Así es como se libraron de los tres individuos restantes con bastante soltura pero el rubio seguía en las celdas esperando a por su destino.

Horacio, sin demostrar verdadera convicción de esa idea, había expresado a Conway que quería hablar con Gustabo, pero este no le había hecho demasiado caso porque decía que todavía no había terminado con él personalmente. Volkov se encontraba con sentimientos diversos sobre su voluntad a intervenir; por un lado sentía infinita rabia por Gustabo derivada de su secuestro y las palabras que le habría dedicado, así que no lo importaría incluso llegar a golpearle en la sala de interrogatorio con todas sus fuerzas. Por otro lado, no quería dejarse llevar por su lado más animal y no sentía que eso a la larga, fuera a ayudarle mentalmente a gestionar la situación.

De todas formas no quería que la imputación a Gustabo sucediese alejada de su mirada y Volkov entró a la sala de interrogatorio justo después de que Conway lo hiciese. El superintendente no estaba del todo cómodo con la participación del comisario, pero estaba demasiado cabreado con el rubio como para gestionar todo al mismo tiempo.

-Pero si son el super verga ardiente y su perrito. ¿Tanto me echabais de menos que no me enviáis con el resto?

-No te preocupes muñeca, pronto podrás ver a tus nuevos amiguitos y te pudrirás en la federal con ellos. – A Volkov no le sorprendía que el superintendente estuviera dirigiendo la conversación con aquella rudeza.

-Hablando de amigos, ¿Dónde coño habéis escondido a Horacio? No me sorprendería que el cabeza hormiga se lo hubiera metido en el culo, es como si la tierra se lo hubiera tragado.

El comentario fue tan poco acertado en todos los aspectos que Volkov se quedó petrificado, sin saber cómo diantres responder, pero en esos segundos de incertidumbre; Conway reaccionó casi al instante y de una forma muy agresiva, no dudando en darle un porrazo.

-¡Joder! El comentario iba por su novio, ¿O qué pasa? ¿Horacio también te la chupa a ti, superindigente? Con lo zorra que es, no me sorprendería que se quisiera montar un trio...

El ruso no sabía porque se sorprendía cada vez que escuchaba aquella basura salir de los labios de Gustabo, no era la primera vez que escuchaba como denigraba de esa forma al que una vez había sido su amigo... No, su hermano. Pero lo cierto es que cada vez que ocurría, le ponía enfermo. Agradecía que el superintendente llevase la voz cantante (y agresiva) allí, porque él no sabía cómo reaccionaría de estar a solas con Gustabo.

-¿Secuestras a un comisario y abres fuego contra novatos y solo me vas a soltar esas putas gilipolleces? Te voy a empapelar con todos los putos delitos que se me ocurran y más...

Volkov no tuvo que ver más de ese interrogatorio; se lo dejó en manos de Conway, porque no iba a ir a ninguna parte. Tampoco había tenido la menor esperanza en que Gustabo dijera algo que pudiera beneficiar a su situación, aunque quizás sí que habría esperado que en lugar de usar su lengua viperina, habría tratado de escapar de alguna forma. Nada importaba ya, Conway le iba a imputar delitos de todo tipo y no saldría más de la federal.

Terminó subiendo a su despacho para tratar de calmarse, porque realmente aunque si hubiera tratado de concentrarse en realizar algún tipo de trabajo para distraerse: No hubiera habido manera. Volkov detestaba a Gustabo con todo su ser y él iba a ser un tema importante en su relación, porque Horacio iba a estar devastado por todos los sucesos ocurridos y lo último que necesitaba era que su novio estuviera dirigiendo toda su ira contra aquel hombre... ¿Horacio se culparía por las acciones de Gustabo porque ellos fueran hermanos en el pasado? La poca gestión emocional de Volkov y su penosa empatía le hacían difícil preverlo, pero estaba decidido a darle el apoyo que Horacio necesitaba. Su chico ya lo había pasado suficientemente mal.

Más de lo que conoces (Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora