Capítulo 24

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POV SHUHUA

¡No! ¡Qué horror! – me dije a mí misma, mientras sonaba la alarma de mi despertador. El día anterior se me había olvidado apagarla para el fin de semana y, demasiado pronto para mi gusto, me estaba despertando de mi pacífico sueño.

Una vez apagada la alarma, me giré para encontrarme con el tranquilo rostro de mi novia todavía durmiendo. ¡Qué bien sonaba decir, por fin, esa palabra! Había esperado demasiado y se sentía demasiado bien aquello. Empecé a acariciar tranquilamente su piel de la manera más delicada posible, recorriendo desde el brazo que se encontraba rodeando mi cintura, pasando por el tatuaje de su hombro hasta llegar hasta su preciosa cara. Cada facción de su rostro era perfecta y no me podía imaginar la suerte que tenía. Me había subido a una nube de algodón de azúcar de la que no quería bajar.

Cuando me encontraba acariciando sus labios, su lengua chupó mi dedo, sobresaltándome. Soojin abrió los ojos y empezó a reír ante mi reacción. Yo no tardé en unirme a su risa.

- ¡Jin Jin! ¡Me has asustado! – le dije, aún sin dejar de reír.

- Ha sido gracioso, tienes que reconocerlo. – la morena continuó sonriendo mientras me miraba. Yo me quedé embobada de nuevo en ella. Se iba a convertir en mi pasatiempo favorito. – Me estaban gustando mucho tus caricias, pero quería ver hasta dónde llegarías con ellas.

- Así que, ¿has fingido estar dormida todo este tiempo? – pregunté, con mi mayor cara de indignación.

- Shushu, no te enfades. – Soojin sujetó más mi cintura y me atrajo más hacia ella. Estando tan cerca suyo y con la mirada tan adorable que me dedicaba, me era imposible mantenerme en mi modo de enfado.

- No puedo enfadarme contigo. Me es simplemente imposible. – y le dejé un corto beso en los labios. Acaricié su rostro y la volví a mirar a los ojos. – Te quiero, Jinjin. – ella no dejó de sonreír en ningún momento.

- Yo también te quiero. – con respondió. – Y anoche fue increíble. – me dejó un beso que yo quería profundizar, pero ella cortó rápidamente. - ¡Echa el freno! – dijo, riendo. - ¿Qué pretendes, amor? – estaba segura que, después de aquel mote cariñoso, mis ojos se habían iluminado de manera considerable, pero volví a poner mi mejor mirada traviesa.

- ¿No quieres más de lo de anoche, Soo? – le pregunté, muy cerca de sus labios.

- Shuhua, no me provoques. – la respiración de Soojin se hacía más entrecortada mientras iba desplazando mis labios por su cuello. – Shu... - pero, cuando le mordí el lóbulo de su oreja, ya no pudo resistirse más y se subió encima mío. - ¿Con que esas tenemos, no? – y bajó su cabeza para empezar a besarme.

El beso habría llevado a algo más, si no hubiera sido porque el sonido de mi teléfono sonó. Soojin no dejaba de besarme, pero tuve que separarme un poco.

- Jin Jin. – intentaba llegar al teléfono, pero los besos de mi novia en mi cuello me hacían las cosas difíciles. – Cielo, si no es importante, te prometo que seguimos. – y esa fue la única manera que encontré para que se separara de mi cuello, pero siguiera encima de mí.

Alargué la mano hasta la mesita de dormir para encontrarme una llamada perdida de Soyeon y mensajes suyos. Necesito que hablemos antes de que me vaya. Ven a mi habitación, por favor – decían los textos. Mi cara debió ser un poema, cuando Soojin me preguntó a continuación.

- Shuhua, ¿ha pasado algo grave? – se la notaba que estaba preocupada, cuando se sentó a mi lado en la cama.

- Es Soyeon. Necesita que hablemos ahora. No tengo ni idea de qué está pasando. – miré a la morena con carita de perrito mojado. – Lo siento, tengo que ver qué significa esto. ¿Nos vemos después? – su asentimiento y sonrisa sirvió para que yo la besara de manera corta. – Te quiero.

- Yo también. – y volvió a besarme, antes de dejarme ir.

Me vestí lo más rápido que pude y acudí hasta el cuarto de Soyeon. La puerta estaba abierta y la rubia se encontrada abrazada a Yeji, con Ryujin a su lado.

- Mucha suerte, Soyeon. Háblame cuando te instales, ¿sí? – dijo su compañera, cuando se separó del abrazo. Al verme en la puerta, las dos chicas salieron del cuarto, dejándome sola con la rubia.

- Soyeon, ¿qué está pasando? – pregunté, sin entender la despedida con Yeji y que hubieran dos maletas en medio del lugar.

- Lo inevitable, Shu. Me voy de la academia. – fruncí mi ceño, dejándole continuar. – La compañía me ha pedido que me instale en un dormitorio más cerca de allí para poder ir y venir del lugar más fácilmente, dado que me voy a pasar allí día y noche previos a mi debut.

- Así que, ¿ya tienes fecha de debut? – le pregunté, tragando saliva para no mostrar mi tristeza.

- En dos meses. Así que tengo que prepararme mucho para que todo salga bien. – me dijo, aunque no la notaba suficientemente emocionada.

- Me alegro mucho por ti, Jelly. Te lo mereces. – pero tampoco estaba muy alegre, que digamos. Soyeon lo entendió y se acercó para abrazarme.

Ahí fue cuando dejé salir todas mis lágrimas. Estaba muy emocionada por el debut de mi amiga pero, a la vez, sabía que nuestra relación no podría ser igual que hasta entonces, porque no nos íbamos a ver tanto y, al fin y al cabo, la vida de idol era tan absorbente que no dejaba sitio a mucho más.

- Escúchame. – dijo Soyeon, separándose un poco de mí para mirarme a los ojos. – Sé lo que piensas y te prometo como que me llamo Jeon So Yeon que nos vamos a ver pronto. Eres mi amiga y quiero que, de alguna manera u otra, estés en mi vida. Siempre supimos que las cosas serían diferentes una vez nos empezáramos a dedicar al mundo profesional del espectáculo, pero nada tiene que cambiar. Prometo que mantendremos el contacto, ¿vale? Haré todo lo posible para que así sea. Lo prometo. – a pesar de que podía aparentar ser una persona dura, Soyeon tenía un corazón de oro y me lo estaba demostrando en aquel momento. Sabía que, mientras pudiera, cumpliría su promesa.

- Está bien, yo también lo prometo. – le dije, quitándome una lágrimas de la cara. – Te voy a echar mucho de menos, Soyeon.

- Yo también, Shuhua. – se dio media vuelta y se dirigió al escritorio para agarrar un sobre que se encontraba sobre este. Volvió a mí y me lo entregó. – Necesito que me hagas un favor y le des esto a Yuqi. No soy lo suficientemente valiente para despedirme en persona después de lo que pasó la última vez que nos vimos.

- Me lo contó. – no sabía que más decirle, así que tomé fuertemente la carta en mis manos. – Prometo hacérsela llegar. Pero creo que habría preferido que se lo dieras tú.

- Lo sé, pero las cosas no se pueden dar siempre como queremos. – asentí y le di un último abrazo. – Sé muy feliz, Shuhua.

- Lo prometo. – y la vi coger sus maletas y dirigirse a la salida del cuarto.

- Por cierto. – dijo, dándose la vuelta. – Aún tenemos tú y yo algo pendiente con la canción. – no entendí qué quería decir. – Voy a necesitar tu ayuda.

A saber en qué lío me mete ahora – pensé, antes de acompañarla, por una última vez, por los pasillos del campus, mientras me contaba sus planes.

¿Y si fuera ella? - SOOSHUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora