𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 13

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—Entonces…buenas noches, hyung…—Se escuchó un largo bostezo al otro lado de la línea. —Es tarde y mañana hay trabajo. —Agregó la cansada voz de Doyoung.

—Está bien, descansa, y trata de ser más cuidadoso con ese resfriado que tienes. Buenas noches Doyoung. —Contesté, mirando el techo de mi habitación. Se escuchó un largo suspiro.

— ¡Hyung!... — Se apresuró a decir, como cuando temes que la otra persona corte la llamada. Pronuncie un pequeño "¿Si?" Yo también tenía sueño ya, eran poco más de las dos de la mañana. No se escucho nada más durante los siguientes diez segundos, solo otro suspiro nervioso. —... Te quiero. —Y se corto la llamada.

“¿Te quiero? … ¿En qué sentido?” Me hubiese encantado preguntar.

Mi pulso se aceleró y tuve que cerrar los ojos, creo que me estaba mareando. Su delicada voz había pronunciado esas simples palabras, de manera tan dulce que se sentía como si pudiese morir en ese instante de felicidad.

En los últimos días había aprendido algo muy valioso, los sentimientos hacen cambiar a las personas, me sentía muy diferente, era como si hubiese salido de una tarjeta de buenos deseos ahora, ya no era ese amargado de antes, al menos ya no del todo, eso había dicho Haechan hace un par de días.

—Basta Doyoung, ya es suficiente. —Rogué, perdido en el cosquilleo molesto de mi estómago. Solté un largo y pesado suspiro, sería mejor dormir. Dirigí mi mano hacía la pequeña lámpara que yacía a un lado de mi cama, sin embargo me desvié a la fotografía que estaba a un costado de mi objetivo. Una fotografía en un bonito portarretratos de cristal que me había dado Doyoung, en ella estábamos los dos, ese día en el acuario. La brillante y amable sonrisa de Doyoung acaparaba toda la atención en la fotografía, su cabello perfectamente acomodado, incluso su flequito con ese toque despeinado se veía perfecto, sus ojos brillaban de pura felicidad y su sonrisa era tan natural…a su lado estaba yo, mirando la cámara simplemente, nunca había sido fan de las fotografías así que estaba un poco incómodo, en cambio Doyoung lucía hermoso, simplemente perfecto. Recordé que tuvimos que tomar tres veces la fotografía pues a Doyoung no le gustaba su apariencia en ellas, nunca me dejo ver las otras dos, sólo esa que me había regalado. Sonreí como estúpido un poco más y decidí dormir, pues yo también tenía trabajo.

Con el paso del tiempo los sentimientos crecen, se hacen mucho más fuertes e imposibles de ocultar. Mi cariño…mi amor por Doyoung, o de la manera que se le llamara, se había incrementado en gran medida. Hacía ya más de un mes que habíamos ido a ese acuario, y desde entonces nos veíamos casi todos los días, salíamos cada viernes, pues lo chicos se iban a algún lugar, nosotros salíamos a comer, a algún parque e incluso al cine. Hablábamos por teléfono todas las noches, conversando sobre cualquier cosa, eso era lo de menos, me bastaba con escuchar su voz. Esa dulce y torpe voz que me alegra la vida.

Resulta patético como te aferras a alguien, como dependes de ella, sin embargo en eso consistía la vida de las personas, encontrar una razón por la cual ser feliz, por la cual ser un poco mejor cada día. Y al parecer, yo la había encontrado, sólo quizás…

El sonido de mi celular me hizo regresar agresivamente a la realidad, retiré la mirada del ventanal empañado, debido a la lluvia que había afuera. Sonreí al ver el número telefónico de Doyoung en la pantalla.

—Doyoung…—Murmuré ansioso, pegando el celular a mi oreja.

—Hola hyung… ¿estas ocupado? —Me saludó, se podía escuchar el sonido de la lluvia desde el otro lado de la línea, incluso la voz de Doyoung temblaba un poco, seguramente por el frío y el agua helada.

—No, ¿Qué ocurre? Te dije que te cuidaras un poco más. —Le recriminé, pues a juzgar por el sonido de su voz, podía deducir que estaba a mitad de la calle, justo debajo la lluvia.

Café - Jaedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora