Deslicé mi mano lentamente sobre la manija del auto helada, permaneciendo sin abrirla durante unos instantes, mirando a mí alrededor. Sin importar el frío que hacía, y la lluvia que se avecinada, mi cuerpo parecía apenas sentirlo.
Necesitaba calor.
Jalé la manija, dejando que Doyoung bajará de una vez. Cerré la puerta del auto con fuerza, poco después, me percaté de que Doyoung permanecía aferrado a mi brazo, esperando que terminara mi tarea. Ambos, sin decir nada, caminamos a paso lento hasta la puerta principal de su casa, deteniéndonos justo en la entrada, a mitad de los primeros escalones que conducían a la puerta.
-Ha empezado a llover. -Mencioné cabizbajo, mirando como las manos de Doyoung temblaban, afirmando lo que dije. Con delicadeza, tomé sus manos entre las mías, quería darles calor.
-Hace frío. -Murmuró apenas audible. Me animé a levantar mi rostro y mirarle a los ojos. Aún lucían rojizos y cristalinos debido al llanto, había estado llorando durante todo el transcurso a su casa, en silencio.
-Cúbrete un poco más, no quiero que enfermes. -Ahora mis manos viajaron a su cuello, tomando el gorro de la chaqueta que le mantenía un poco cálido, para acomodarlo sobre su cabeza y evitar que la lluvia le mojara más. - ¿Así está mejor, no? -Murmuré sonriendo, presionando el gorro sobre sus orejas con delicadeza, mientras su cabeza afirmaba suavemente.
Sin saber por qué, quise romper en llanto en ese mismo instante, al ver su mirada...rota, triste, lastimada.
-Por favor...-Susurré, con el poco aliento que me quedaba, dificultoso ante la opresión que había en mi pecho. Sin soltar su rostro, junté nuestras frentes, provocando que nuestros alientos se mezclaran cálidamente. -Por favor, no llores más. -Sentí como sus delgados dedos se aferraron con más fuerza al costado de mi cintura, con insistencia. Evitaba llorar más.
-No lloraré más. -Afirmó, rompiéndose su voz a mitad de la frase, quebrantando mi corazón al mismo instante. No podía soportarlo más, junté nuestros labios con necesidad de su tacto, degustándome hasta quedar saciado, sintiendo sus lágrimas tocar mi rostro, deslizar por mis mejillas, convirtiéndose mías.
Si tan solo pudiera sanar tú dolor...
-Te amo. -Murmuró al romper el contacto, limpiando sus mejillas húmedas.
Si tan sólo pudiera hacerlo desaparecer...
-Yo también te amo...más que a nadie en el mundo. -Afirmé, acariciando sus mejillas, quitando rastro de aquellas frías lágrimas.
Si tan sólo pudiera desvanecerlo...
-No lloraré más. -Sonrió levemente, mientras limpiaba mi rostro mojado por la lluvia y sus lágrimas. -Así que...tampoco llores tú. -Volvió a juntar nuestros labios, esta vez de manera más ansiosa, llevando sus manos a mi cuello, profundizando anhelantemente.
Yo...lo haría sin dudar, me llevaría ese dolor conmigo...
La insistencia de sus labios sobre los míos me asustaba, me angustiaba...Nadie mejor que yo sabía la necesidad de sentir el amor de alguien, cosa que, con el tiempo, comprendí que podía llegar a ser enfermiza. Yo no quería eso para Doyoung.
Lo sufriría a cambio de tu felicidad...
-Hyung...-Intentó normalizar su respiración, recargándose sobre mi pecho, seguramente también podía escuchar mi respiración acelerada. -Taeyong no está en casa...tú...-Me volvió a mirar, sus mejillas era matizadas por un rojizo suave y ahora su mirada brillaba anhelante. - ¿Quieres pasar? -El mordisqueo sobre su labio debido a lo nervioso que estaba, fue lo que me hizo perder la noción, olvidando por completo que estábamos en plena calle, y le volví a besar.
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Café - Jaedo
FanfictionJung YoonOh ha vivido atado toda su vida a una relación amorosa devastadora con una chica de su pasado, él mantiene la esperanza de que ese amor regrese. Una tarde, una vez más ella lo dejó plantado en una cita y el toma una decisión importante res...