𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 15

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“Lo arruiné…lo arruinaste, YoonOh”

No supe cuánto tiempo permanecí tirado sobre la alfombra, repitiéndome aquello. La culpa me carcomía, había abusado de la confianza que Doyoung había puesto en mi…me había aprovechado de su miedo…de su vulnerabilidad y…

“Sentí sus labios” Cerré los ojos una vez más, reviviendo el momento. Suaves, cálidos y dulces, no cambiaría ese momento por ningún otro. Me había costado su amistad, un precio caro, desde luego que sí, precio que no estaba seguro de querer  pagar, pero ya que, no había mucho que hacer ya.

—Soy un estúpido. —Me repetí por enésima vez. ¿Cómo me atreví a hacerlo? Querer más que la amistad de Dodo…porque sí, desde luego que quería ser algo más que su “hyung”, quería estar a su lado, poder abrazarlo libremente, decirle todo lo que provocaba en mí, ¿Y por qué no? Abusar de sus dulces labios hasta saciarme.

Egoísta. Eso era yo, un egoísta que en ningún momento se puso a pensar en lo que pensaría la otra persona. Nunca pensé en las consecuencias…sólo lo hice.

La frustración y enojo al fin llegaron, reemplazando la melancolía en mí. Cerré mis puños, sintiéndome miserable…

— ¡YoonOh! —escuché pasos apresurados hacia mí. No me percaté de que Haechan y Seo habían llegado. — ¿Qué ocurrió, estas bien? —Johnny ya estaba a mi lado, preocupado, intentando levantarme.

Le miré, sin saber que decir. No había nada que decir ya. Hyuck llegó a mi lado, sin decir nada.

—YoonOh… ¿Qué ocurrió? —La voz de Haechan era muy indecisa, cuidadosa. Había dejado su lado juguetón a un lado. ¿Tan mal lucía?

—Hyuck, ve a tu habitación. —La orden de Johnny salió natural, sin esfuerzo alguno y, sorprendentemente, el menor obedeció sin decir nada, sin siquiera voltear nuevamente. Por fin comprendía esa extraña conexión que había entre esos dos.

—Vamos, levántate. —Esta vez acaté lo que dijo, tomando la mano que me ofrecía. Caminamos hasta el sofá más cercano, sentándonos ambos frente a frente. —YoonOh… ¿Dónde está Doyoung? —Apreté los labios al escuchar ese nombre. Resoplé y me recargué en el respaldo del sofá, tocando mi rostro con frustración.

—Seo…lo arruiné. —Dije poco después, aquellas pequeñas palabras hicieron que el semblante preocupado de Seo se acentuará más.

—No entiendo, YoonOh…debes decirme más que eso. —Extrañamente sentí que esto ya lo había vivido…esa preocupación en Seo…

—Seo, yo…—Negué con la cabeza, sin saber cómo empezar. Los pequeños ojos de Johnny seguirán sobre mí, dándome a entender que no bastaría con decir eso. Mordí mis labios con inquietud. —…Lo besé, yo besé a Doyoung. —La escena se repitió en mi mente una vez más. Los ojos de Seo regresaron a su estado natural, siempre sonriendo, y soltó un largo suspiro.

— ¡Pero si eso es fantástico, YoonOh! —Palmeó mi espalda.

—No, no, Seo…no lo entiendes. Yo…quizá me aproveché y…él no quería. —La ira regresaba. —Él no quería que le besara…Me aproveché de él, le confundí y obligué a hacer algo que no quería. —Cerré los ojos intentando no exaltarme más, un nudo aparecía en mi garganta, eso no era bueno.

— ¿Quién dice? —Tuve que abrir los ojos pare ver a Seo, no comprendí sus palabras. Su mirada era fuerte y molesta. — ¿Quién dijo que te aprovechaste? …Doyoung es un adulto, no es fácil de engañar, YoonOh… ¿Qué pasa si él también quería ese beso? —Tragué grueso.

— ¡No, no, Seo! Ese no es el caso…Doyoung huyó. —Intenté calmarme, no quería desquitarme con mi mejor amigo, no quería perder otro.

— ¿Correspondió al beso? —Ceñí el entrecejo sin saber que responder. Ahora que lo pensaba, si, si lo había hecho… ¡Pero no significaba nada! Cualquiera por inercia lo haría.

Café - Jaedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora