𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 21

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— ¿Quieres qué te lleve a la cafetería? —Di un sorbo más a la taza de té caliente, mientras caminaba hasta la barra de alimentos, en donde Doyoung se encontraba.

—No…no es necesario, hyung. —Doyoung negó, mientras bebía de su café y ojeaba una revista. Caminé hasta su lado y tomé una de sus manos.

—Creo que dije algo erróneo. —Él me miró confundido, parpadeando varias veces seguidas. Encantador. —Yo quise decir…Te llevaré a la cafetería. —Corregí sonriendo.

—Hyung, de verdad no es necesario, aun debes alistarte e ir a trabajar. —Doyoung se quejó acentuando un puchero en sus labios, desviando la mirada hacia la revista.

—Mmmh…Creo que puedo secuestrarte entonces. —Pronuncié meditativo. —Te raptaré y te llevaré a la cafetería contra tu voluntad… ¿Soy muy malvado, cierto? —Una mueca de gracia surcó sus labios e inevitablemente soltó a reír.

— ¿Quién puede ser tan gracioso vistiendo ropa tan formal?

—El tipo que viste trajes y tiene cabello verde…Aquel que te ama demasiado. —Aseguré inocentemente, mientras Doyoung reía una vez más, secundándole yo después. La escena se estaba tornando muy torpe.

—Me lo has dicho más de diez veces.

—Sólo han sido nueve. —Ambos volvimos a sonreír tontamente.

Reímos durante el resto del desayuno y después llevé a Doyoung a la cafetería, a pesar de que seguía negándose.

—Te hablaré en la tarde ¿De acuerdo? —Pregunté, usando el pretexto sólo para retrasar la despedida.

—De acuerdo…estaré esperando. —Sus labios rosaron los míos con delicadeza. —Ahora vete, o se hará tarde. —Palmeó mis hombros, sonriendo dulcemente.

— ¿A qué viene esta escena de recién casados? —Comentó el señor Yeon, provocando que nos separáramos de inmediato completamente apenados, mientras él sólo reía fuertemente.

—Debo irme. —Anuncié una vez más, Doyoung sólo asintió, moviendo sus labios sin emitir sonido alguno en un “Te amo”, a lo que yo sólo asentí y le sonreí. —Hasta pronto, Señor Yeon.

—Adiós, muchacho, ve con cuidado.

Me apresuré a salir del establecimiento, miré mi reloj, eran ya más de las ocho, llegaría tarde sin duda.

—Habla Doyoung. —La duda en su voz era muy notoria.

—Soy yo, el amor de tu vida. —Bromeé, de inmediato escuché un suspiro por parte de Doyoung. —Vaya, ¿Por qué te asustas, Doyoung? —Comenté, mientras ordenaba mi escritorio, alistándome para salir de mi jornada de trabajo.

— ¡Hablas de un número desconocido! —Contraatacó. —Alguien como yo no le da su número telefónico a cualquiera.

—De acuerdo…lo siento. —Me disculpé. —Es mi nuevo número.

— ¿Otro? …—En su voz ya no había sorpresa ante mis palabras como la primera vez. —Hyung…es la tercera vez que cambias de número durante esta semana… ¿Pasa algo? —La pregunta sonó mucho más lenta y baja que lo demás, desde luego que sospechaba que estaba pasando.

Tres número diferentes en la semana, el cambiarlo ya comenzaba a ser algo normal para mí. Desde el día que Seúl había llamado, decidí cambiar el número, sin embargo consiguió el siguiente…y el siguiente, a decir verdad estaba esperando su llamada habitual.

La situación comenzaba a hacerse enfermiza.

—Nada grave, Doyoung. —Mentí. —El anterior número tenía problemas de conexión. —Inventé, recordando que esa misma mañana había arrancado el chip del celular y lo había arrojado al retrete.

Café - Jaedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora