Capítulo 4: Las reglas de la casa

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OLIVIA

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OLIVIA

Parece una puta mansión, estoy flipando. El jardín es pequeño pero hay muchas plantas y eso me gusta. La casa es de colores fríos. Por fuera blanca, con una fuente, parece tener piscina en el jardín trasero, y las vistas desde los dormitorios deben de ser de envidia. ¿Cómo lo sé? Al salir del coche vemos el mar, creo, y la casa está un poco perdida en un bosque de la zona. Se nota que nadie viene por este camino, pero de todas formas, todo está muy bien cuidado y mantenido. Aer empieza a sacar las maletas del maletero mientras Tobio abre la casa.

- Gracias. - Le digo a Aer cogiendo mi maleta cuando la saca del coche.

- ¿Venís ya? - Tobio nos espera en la entrada con la puerta abierta.

Le echo una mirada a Odette y empezamos a andar hacia allí. Aer nos sigue junto a su maleta. Tobio abre la puerta y nos deja pasar.

- ¿Y qué les parece? ¡Ja! Ni siquiera os podéis permitir una casa. - Salta Tobio.

- Pues está bonita. - Admite mi amiga a mi lado. Me extraña que le hable bien, después de haberla llamado pobre en una simple frase. - Pensé que tendrías la casa llena de cuadros antiguos del legado familiar o alguna estupidez de esas. - Se burla, y me confirma que no se ha vuelto loca.

- Eso hace mucho que no se lleva querida, ahora llenamos las casas de jarrones, esculturas y arte abstracto, es lo más moderno y elegante hasta la fecha. - Le dice Tobio de forma sorprendentemente culta.

Se ríe, me río, nos reímos. ¿Concretamente? En su cara.

- Perdona, pero no te puedo tomar en serio cuando hablas así. - Le suelta Odette entre carcajadas. Tobio se cruza de brazos.

- Él es el que ha puesto la casa a nuestra disposición, así que no se pueden burlar de él. - Dice Aer haciéndose el correcto.

- A ver, poder podemos... - Empiezo a decir, pero al ver las expresiones de los chicos me callo. - Pero claramente no lo haremos. - Sonrío inocentemente.

- Bueno, os enseño las habitaciones. - Tobio sube unas escaleras y le seguimos. - Esta es la habitación de Aer, la de Olivia, la de Odette, y esa de ahí, es la mía. - Dice señalando cada una de las cuatro puertas.

Sinceramente, pensaba que Odette y yo compartiríamos habitación o algo por el estilo, pero no.

- Cualquier cosa, le preguntan a su respectivo tutor. - Tobio nos mira. - ¿Está claro?

- No, porque no sabemos quién es nuestro tutor. - Odette asiente dándome la razón.

- Aer. - Tobio le mira. - ¿Hablamos un momento?

- Claro. - Se alejan juntos.

- Esto no me gusta nada. - Le susurro a Odette.

- A mí tampoco. ¿Qué se traerán entre manos? - Me pregunta.

21 Cosas que hacer en Toronto, CanadáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora