23.- Punto de quiebre.

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Aún recuerdo mis párpados pesados, cuando desperté en la camilla del hospital, suspire y creí que todo había sido un sueño, trate de sentarme en el momento que entraron mis padres a la habitación, me abrazaron y besaron con cariño, la expresión de sus rostro cuando le pregunte por Jía no la había visto antes, nada había sido un sueño, Jianna había muerto hacía tres horas, entre en Shock, y perdí por completo el conocimiento, jure por un momento que volvería a entrar en uno, hyung me abrazo y dejo que llorara en él, ¿porque estas cosas me pasan a mí?, le pregunte una y otra vez, "Ella tenía todo para ser feliz y vivir".

Llego el día del funeral, este era el peor de todos, no estaba preparado para verla acostada entre telas de sedas, y ser vista por media ciudad, que al final ni la conocían, vestí un traje negro, ese que deseaba usar en la final del concurso, el mismo que ella me regalo con mucho cariño.

Llegamos al salón, donde tenían todo listo, lo primero en encontrarme de frente era su urna, me detuve antes de caminar y verla, lágrimas se asomaron, las suaves palmaditas de mi hermano me invitan a verla, "Eras parte de ella" dijo mi mamá en el auto, acomode mi traje y trague fuerte antes de comenzar a caminar hasta ella, toque el borde de su cajón y pude ver a un ángel allí dentro.

Tenía puesto un vestido de encaje blanco, el cabello con una trenza como cintillo y algunas flores la decoraban, un maquillaje sutil, mejillas rosadas y labios con un poco de color, sus manos reposaban encima de su estómago, con algunos anillos, toque su mano, por última vez, pero la temperatura fría, hizo que me estremeciera, como no hacerlo, si parte de mi estaba allí dentro, con ella.

Limpie mis lágrimas antes de voltearme, y ver a todas esas personas derramando lágrimas falsas, ellos nunca te conocieron como yo lo hice, camine hasta una gran ventana y allí me detuve, la vista daba hasta un gran árbol en frente, fije mi mirada en el tratando de tragarme el dolor, y no caer aquí...

-Mis condolencias.- Volteo a ver a la persona quien me ha interrumpido mis pensamientos.- Me recuerdas, era el doctor de Jianna.

-Sí, claro que lo recuerdo.- Le digo.- Gracias

-¿Eras su novio cierto?

Aunque la pregunta me extraño, asentí, tenía tanta curiosidad por saber el interés en preguntarme tal cosa, me solía ver muy seguido en el hospital ¿Que pensaba que era, su hermano?

-Me imagine, por lo que me dijo aquella vez.- Guardo sus manos en los bolsillos de sus pantalones.

-¿Que le dijo?

-Me rogó, para que encontrase una cura.- Él sonríe un poco.- Tu, fuiste el motor de Jianna para querer salvarse del cáncer.

Suspiro un poco y me limito a quedarme callado, y ver el suelo, ella lo había prometido, dijo que lucharía por los dos, y se sentía viva y feliz cada vez que el doctor le decía que las quimio estaban funcionando.

-Solía verla, sentada en ese árbol, leyendo sus obras favoritas.- Su mano toca mi hombro.- Me alegro que hallas conocido la hermosa persona que era ella.

Y me dejo solo, con las lágrimas desbordándose, nunca imagine que sería tan grande el dolor, tan profundo y que parte de mí se sentiría tan vacío, ¿cómo pude ser tan inútil?, acomode mi cabello, y mire hacia el árbol.

Pude imaginármela a ella, sentada bajo sus grandes ramas llenas de hojas, leyendo sus libros, llore, coloque las manos en mi cara y comencé a llorar, en tan solo pensar que no la iba a ver más, nunca más.... ¡Joder!, ella ya no estaría conmigo, no la vería nunca más, nunca, nunca más....

Hasta que sus padres, me dijeron que era la hora del sepulcro.

No quería salir, no quería que la sacaran y la llevaran a ese lugar, donde la pondrían bajo tierra.

Era hora del último adiós, su madre estaba llorando encima del ataúd cerrado, mientras Maures tocaba su hombro, tratando de alejarla, mamá me abrazaba cuando la suspendían en aquel agujero, cerré mis ojos en el momento que estaban enterrando su cuerpo bajo la fría y oscura tierra.

¡Jianna, mi dulce Jianna!, dame fuerzas para seguir de pie.

Ayúdame a seguir adelante, te lo suplico.

Quisiera pedirte de rodillas, que me llevases contigo.

Que me extiendas tus brazos y me tomes en ellos, para huir juntos, a ese paraíso en donde estas ahora.

Sé que me ayudaras a levantarme y a seguir.

No me dejes, no lo hagas.

Nunca lo hagas.

Forever Mine (Jungkook) #wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora