Chapter 16: Lauren/ Algo oscuro sucede

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Capítulo 16: Lauren/ Algo oscuro sucede

 

 

A veces aquella luz que buscas con tanta desesperación,

es la causa de la absurda oscuridad

en la que vives.

Amy V.

Caminé despacio, no tenía prisa por llegar porque en verdad sentía que no estaba yendo a ningún lado. Me dejé arrastrar por mis pies, ellos tenían la respuesta a lo que estaba buscando.

Mas no dejé lugar a que los pensamientos sobre Camila acudieran a mi mente porque aquella dolía como la putísima madre.

Cuando llegué al viejo cobertizo donde solíamos reunirnos todos los días como si fuera un sacramento, abrí la puerta sin pensarlo; una parte de mí deseaba encontrarme con la presencia divertida y sarcástica de Thomas; juntos allí, hablando sobre cosas intrascendentes, sobre nuestros futuros planes, despreocupados bebiendo alguna bebida mágica de los padres de Thomas, aquella que nos hacía olvidar el asunto de la guerra.

Para mi sorpresa, Christie y Dylan estaban allí, desparramados sobre unos almohadones, con botella en mano y riéndose. En cuanto me vieron entrar, se produjo un silencio incómodo.

El muchacho fue el primero en levantarse y pasándose nervioso las manos por el cabello, me hizo un gesto de invitación. Asentí sin pronunciar una sola palabra y me senté junto a ellos. Christie sonrió cogiéndome la mano, su mirada ahora lucía más apagada.

Bebí con ellos, en silencio, tirada en el suelo sin molestarme por coger un almohadón. Necesitaba sentir el frío de la madera para entrar en razón, para procesar todo lo que había estado pasado tanto a mi alrededor como en mi vida privada.

De pronto, hablé sin reparos, necesitaba soltarlo todo y la excitación de la bebida blanca, destapó todo, sin dejar lugar a nada.

- Probablemente Thomas estaría parado en el centro, mirándonos con su pose altiva, riendo, diciendo: Este es mi show, ahora todos pueden largarse –Reí sin ganas y los otros dos me acompañaron. Mi comentario pareció encender la llama que alguna vez tuvimos y nos pusimos a hablar sobre los buenos tiempos en el cobertizo.

- Oh, sí, sí porque esta botella que ven costó más que toda la ropa junta que puedan llevar puesta, así que le harán honor y la tomarán con respeto –Rió Dylan evocando a un viejo Thomas.

- Y ¿Has visto este pañuelo? Es importado de Estados Unidos. ¡Los malditos americanos sí que saben hacer las cosas bien! –Agregó Christie y todos la secundamos riendo.

- Porque tienen la mejor música, ¿Verdad? Y ellos no tienen modales, son unos bastardos, les gusta maldecir a cada rato y se pavonean creyéndose los reyes del mundo.

- Pero ¿Acaso no lo son?

- Pues si los americanos son los dueños de este maldito mundo, yo soy Dios y yo los creé, por lo tanto yo soy superior a ellos.

- Señores, la teoría de la gravedad no existe. Aunque no lo notemos, todo flota, estamos navegando en la soledad, transitando los lugares más oscuros que jamás veremos pero claro que no lo sabemos porque estamos demasiado ciegos siguiendo el modelo de un esquema cuadrado y sintético sobre la teoría de la vida.

- Y ¿Qué hay del bing-bang? –Preguntó Christie frunciendo el ceño; Dylan hacía el papel de Thomas y yo intentaba refutarle todo lo que decía.

Un amor en tiempos de guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora