CHAPTER 26: Lauren/Tiempos de desesperación

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Capítulo 26: Lauren/ Tiempos de desesperación

{Parte 1}

La desesperación es la materia prima del cambio drástico.

William Burroughs

 

Los días que le siguieron al regreso de mi madre y la noticia de que mi padre podría estar vivo en algún lugar de Londres o peor aún, su cuerpo tirado, olvidado, sin identificación, fueron muy duros para mí.

Intenté mantener la compostura, ser fuerte por mi madre y mis hermanos pero el aire que se respiraba en la casa, era tan tóxico como los peores presentimientos que todos teníamos.

Y la relación con Camila no estaba bien; ella estuvo conmigo todo el tiempo, apoyándome, dándome fuerzas pero yo sólo podía sentir que me asfixiaba su presencia. Necesitaba espacio para pensar y digerir todo lo que estaba transcurriendo.

No era Sinu quien nos alejaba ahora, sino yo misma. Recuerdo la conversación que mantuvimos hacía unos días, la cara desolada, desgarrada de Camila, mirándome con sus pupilas pequeñas y unas lágrimas asomándose por los ojos.

Le pedí espacio, la besé en la frente y luego me marché al granero. Pensé que lo mejor para mí sería enfocarme en las cartas de Thomas para poder mantener mi mente ocupada en otro asunto.

Sophie pareció entender también mi necesidad porque ya no me perseguía por toda la casa, buscándome con estúpidas excusas que se inventaba en el momento.

Al principio, pasaba una gran cantidad de horas en el granero, simplemente tirada en la cama del escondite, intentando no pensar. Luego todos terminaron aceptando mi mudanza. Ya casi no salía del escondrijo y apenas recibía visitas.

¿Así se siente la depresión? Pensé en determinado momento mientras aferrada a mi pluma, escribía furiosamente sobre las hojas del cuaderno. La tinta discurría de manera violenta, como si fuera ella quien dictara las palabras y no mi propia consciencia.

¿Cuándo aprenderás tú, pequeño gorrión, a desplegar las alas y aprender a volar? Aquí es tóxico, aquí el aire es insuficiente. Aquí, la nada. Allí afuera, la vida eterna, prometedora en su máximo esplendor.

Continué el orden cronológico de las cartas que recibía Thomas; creo que estaba claro que eran amigos nada más pero al parecer Joseph mantenía una relación algo difícil de definir con su superior.

Al llegar a la cuarta, una parte hizo que mis huesos crujieran, estremeciéndose.

“¿Te acuerdas de la chica que llegó a tu casa, Lauren? Te había contado lo intrigado que me mantenía; esos ojos azules no son fáciles de olvidar. Temo lo que estoy pensando, las imágenes que mi cabeza recrea como fotogramas de una antigua película muda. Quizá me lo esté inventando todo pero ¿Si no fuera así?

Cuando con Madre hicimos un pequeño viaje a Londres, sin Padre porque él tenía trabajo, fuimos a visitar a un hombre. Yo era pequeño, más aún mi hermana pero recuerdo lo desconfiado que estaba del tipo este. Madre me pidió que lo tratara bien, que él era un buen hombre. Enfatizó mucho aquella frase, algo que dio vueltas por mi cabeza durante años hasta que lo comprendí. Esa persona era mi padre, el verdadero. Aunque para los ojos de todos, un simple amigo de Madre que me enviaba regalos todos mis cumpleaños como si tuviera una alarma que le avisara el día exacto. Siempre pensé que era todo muy extraño; Padre no hacía preguntas y contento por los regalos, aprendí a callarme la boca.

Un amor en tiempos de guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora