Capítulo 63

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Apoyo todo mi peso en el pie derecho, para después, con la mano derecha quitarme primero el tacón derecho y luego el izquierdo. Ahora Marco me saca una cabeza, y tiene que inclinarse para poder seguir besándonos. Cojo impulso y rodeo su torso con mis piernas, él me rodea con sus brazos para sujetárme. Empieza a caminar lentamente, hasta llegar al sofá, sus labios siguen besándome, desenvuelvo mis piernas de su torso y apoyo mis pies en el suelo, Marco deja de sujetarme con tanta fuerza para darme la vuelta lentamente y conducir sus manos hasta la cremallera de mi vestido. Pongo todo mi pelo en mi hombro izquierdo, noto como las manos de Marco se acercan pausadamente hasta la cremallera y lentamente siento como el vestido deja de ajustarse tanto a mi cuerpo después, sus manos llegan hasta las finas tiras del vestido, para desplazarlas por mis hombros hasta la punta de mis dedos, el vestido cae al suelo junto con el dinero que me había puesto entre el sujetador y el vestido. Me doy la vuelta, pongo otra vez mi pelo en mi espalda y con mis manos le bajo los pantalones cortos de chándal grises. Me acerco a él y vuelvo a pegar mis labios contra los suyos, solo que esta vez los impacto con más fuerza y pasión que antes, pero Marco se aparta de mi y camina hasta las escaleras en silencio.

¿Por qué paramos? ¿Por qué se va? ¿Se ha arrepentido? ¿No le gusto? Me siento avergonzada por pensar que todo esto era real y no un sueño, o mejor dicho ahora una pesadilla por estar sin Marco. Trago saliva y respiro profundamente, dispuesta para recoger toda mi ropa y dirigirme a mi habitación y no salir de ahí hasta que nos volvamos a Nueva York. Pero oigo unos pasos cada vez más cerca, levanto la vista y observo cómo Marco se acerca con algo en la mano izquierda. Me fijo bien, es un condón. Camina hasta mí, deja el condón en la mesa de centro y coge mi cara con sus manos, nuestros labios vuelven a estar juntos, me muerde el labio inferior, y segundos después su lengua y la mía se juntan una y otra vez. Sus manos descienden por mi espalda, hasta llegar a mi cintura y posar sus manos en mis bragas, deja de besarme y me mira, como pidiéndome permiso, le miro con nerviosismo, y agacho la cabeza, avergonzada.
-Nunca te tapes, no delante de mí.- dice pausadamente susurrando y posando su mano en mi mejilla ardiente. -Nunca- repite.
Aunque me haya acostado con otros chicos, no me ha importado lo que pensaran de mi, pero esta vez es diferente.
-Valeria, mírame- dice poniendo su otra mano en mi mejilla. -Nunca- vuelve a decir.
Respiro hondo y asiento, Marco vuelve a posar sus manos en mis bragas, le sonrío débilmente y este empieza a quitarmelas. Después con mis manos, le quito los calzoncillos. Marco me empuja despacio hasta el sofá, lo cual es lo suficientemente ancho para estar cómodos. Me besa despacio el hombro derecho, después la clavícula, posteriormente el cuello, luego la mandíbula, y por último los labios. Le cuesta respirar cuando ve como arqueo la espalda para que me quite el sujetador. Ahogo un jadeo cuando sus manos desabrochan mi sujetador de encaje y lo deja caer al suelo. Con la misma mano con la que ha dejado el sujetador coge el condón que previamente había dejado en la mesa.
-¿Estás segura?- pregunta entre jadeos.
-Sí- estaba un poco nerviosa, aunque no era virgen, era la primera vez que lo hacía con Marco.
-Te quiero.- susurra.
-Te quiero.-musité.

Viviendo con mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora