Capítulo 43

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Ya habían pasado dos meses que WooYoung no respondía los mensajes ni las llamadas de San. Dos meses donde había ido a su casa y no había nadie. Estaba sola. El pelinegro se encontraba golpeando el alfombrado suelo con su zapato, pasando sus manos por su cabello, exasperado. Con fuerza arrojó el ordenador contra el suelo. Su pecho subía y bajaba con rapidez, la vena de su cuello y de su sien resaltaban, haciendo compañía a su rostro rojo. ¿Dónde estaba WooYoung? ¿Por qué lo estaba ignorando? 

Cuando vio las noticias hace dos meses, el cuerpo de YeoSang había sido descubierto, y la policía lo catalogó como homicidio, pero San no había dejado huella alguna de su presencia en el coche, ¿o si? O quizá...

—Mierda, el estúpido teléfono.

Se levantó con rapidez del sofá, pateando con fuerza la mesa del centro. Estaba entrando en pánico. Las cosas ya no estaban saliendo como esperaba. Como las había planeado. Miró su teléfono y se decidió a hacer lo último que tenía en mente. Si la policía era inteligente, revisarían el teléfono de YeoSang y tratarían de averiguar algo. Pero ya iban dos meses. ¿Por qué sospecharían de él? Sólo eran compañeros de escuela. 

Aunque...

Los mensajes que tenía con YeoSang eran lo suficientemente comprometedores como para marcarlo como sospechoso. Fue hasta su habitación, sacando del armario un bolso negro. Lo abrió, y pronto ropa comenzó a entrar. Se iría de la ciudad, y junto con él, por supuesto que se llevaría a WooYoung, pero lo primero, iba a ser encontrar a su pelinegro. 
Terminó de empacar, y con el bolso en mano, bajó al living. Ahí tomó las llaves de su motocicleta y, antes de salir, dejó el bolso en la entrada y fue hasta el armario que estaba debajo de las escaleras. Entró en éste y de la parte de arriba sacó una caja negra. 

7-1-5-1-9.

Tras poner la combinación, abrió la caja y sacó el arma que tenía guardada. Volvió a dejar la caja en su lugar. Cerró el armario, tomó el bolso y salió de su casa. Se montó en dicho vehículo, y antes de arrancar, un coche bastante conocido para él se detuvo enfrente suyo. De este bajó un rubio un poco más alto que él, que le miraba con una expresión seria, calmada.

—¿Ya te vas tan rápido?
—Qué quieres, Park.

SeongHwa sonrió un poco, deteniéndose enfrente de San.

—Hay alguien que quiere hablar contigo —respondió mirando a su alrededor, adentrando sus manos en los bolsillos de su pantalón—. Pero no aquí, claro está. 

El pelinegro le miró con los ojos entrecerrados, imitando su acción, mirando alrededor suyo.

—¿Quién?
—¿Por qué no me acompañas y lo averiguas?
—¿Es WooYoung? —apretó su mandíbula, deseando que fuera de su pelinegro de quien estaban hablando.
—Woo está en un lugar mejor, lejos de ti. 

El rostro de San se tensó de inmediato, y sintió palidecer. 

"Lejos de ti".

—Qué le dijiste a WooYoung, SeongHwa... 

San salió de su motocicleta, dejando el casco y el bolso a un lado, caminando hasta estar escasos centímetros de su cuerpo.

—WooYoung sabe que fuiste tú quien pagó a Christopher para que editara las fotos de Sannie y Yunho. Ahora él y tu hermano están muy lejos de ti... Y tu, pronto irás a la cárcel por asesinato. 

Un puñetazo fue lo que recibió el alto de ambos. Seguido de otro en su mejilla derecha. Después una patada que lo lanzó al concreto. San no tardó en colocarse sobre SeongHwa, tomarlo del cuello de su camisa y propinarle golpes sin piedad en el rostro. No le daba oportunidad al rubio de poder defenderse siquiera. Era una serie de golpe tras golpe. El labio de SeongHwa ya estaba partido y de éste salía sangre, su ojo izquierdo estaba hinchado, y el pómulo del mismo lado de un color entre rojo y morado. De la nariz del mayor de ambos salía sangre, al igual que de su boca. Tal vez fueron cinco minutos de golpes continuos por parte del pelinegro. 

¿Quién es San? [WooSan/SanWoo] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora