Capítulo 14 [EDITADO]

3.7K 502 252
                                    

Acababa de salir de bañarme, tenía el cabello mojado y una toalla alrededor de mi cintura, agua goteando por todo mi pecho aún. Iba a entrar a mi cuarto cuando escuché que tocaban la puerta de la entrada.

—¡Voy! —grité desde el pasillo y caminé hacia la puerta. No creo que fueran ellos, pues HongJoong había dicho que nos veríamos allá—. Voy —volví a repetir en cuanto los golpes volvieron a hacerse presentes y abrí la puerta encontrándome con San. Supe que era San por su vestimenta. Sannie jamás se vestiría así. Éste me miró de arriba hacia abajo con la boca semi abierta. No me incomodaba, pero tampoco me agradaba que me estuviera viendo—. ¿Se te ofrece algo? ¿Una cubeta tal vez? Vas a llenar el piso con tu baba.
Me miró y sonrió de medio lado, metiendo sus manos a los bolsillos frontales de su pantalón.
—Hola Woo —murmuró sin dejar de mirarme, pero ahora a los ojos—. Y no, no necesito una cubeta, estoy bien así, no es mi culpa que me recibas de esta forma —se encogió de hombros.
Era tan egocéntrico.
—¿Qué quieres? No tengo ganas de hablar contigo.
—Woo... —suspiró y pasó su mano por su rostro—. Lo siento, ¿si? Perdón por haber hecho lo que hice. Crucé la línea y estoy consciente de ello, sólo... entiéndeme, ¿si? Me gustas mucho WooYoung, y el hecho de que alguien me rechace por mi hermano, me hace sentir menos. Por primera vez. Usualmente lo rechazan a él por mí pero... —había desviado su vista de mí conforme hablaba, pero al darse cuenta de las cosas que decía me miró y retomó su compostura—. Bien, soy algo egocéntrico, pero eso lo debes de saber desde que me conociste. Ahora, regresando al tema —aclaró su garganta—, WooYoung... Dame otra oportunidad, por favor. Seamos amigos, y dejemos todo éste problema atrás.
—No entiendo el porqué de tus disculpas ahora, San —dije firme y seco—. Son puras mentiras las que dices. No puedes prometerme nada porque al final terminarás haciendo lo que te dé en gana y manejarás todo a tu conveniencia.
—WooYoung, no. ¿Sabes qué fue lo que me hizo venir acá? Mi plan era ir con unos amigos y beber, pero San me dio el regalo de cumpleaños que me tenías —abrí un poco los ojos por la sorpresa.
Mierda, los regalos. Los había olvidado.
—¿E-el regalo? —tartamudee.
—Sí. WooYoung, usualmente me regalan cosas materiales. Mi familia, mis amigos, mis conocidos... Jamás se habían tomado la molestia de darme algo así de lindo. Es ahí donde me doy cuenta de lo estúpido que fui por jugar así contigo y con San. No era mi...—hice cara de pocos amigos y se corrigió—. Bueno, sí era mi intención pero... Ah, ¿podemos ser amigos? Si quieres me arrodillo para pedirte perdón —dijo empezando a ponerse de rodillas.
—No seas tonto —una risa salió de mis labios. San me miró sonriendo, enseñándome esos hermosos y jodidos hoyuelos—. Levántate San —dije tomándolo del brazo para levantarlo.
—¿Entonces?
Suspiré.
—Dame tiempo, ¿si? No podemos hacer esto así como así, San. Sigo molesto por lo que hiciste.
—Lo sé, joder, lo sé —suspiró, frustrado—. Y quiero enmendar eso, WooYoung. Por eso estoy aquí —me miró fijamente a los ojos, estaba serio, arrepentido, frustrado. San estaba hablándome con la verdad.
—Por ahora no podemos ser amigos, San. Será hasta después. Ahorita tengo una salida —dije recordando que me encontraba semi desnudo frente a él—. No quiero ser grosero, pero es mejor que te vayas por ahora —traté de no sonar mal. Espero no haber sonado mal educado.
—Entiendo —dijo en un susurro—. Está bien, te dejo. Sólo... Quería aclarar las cosas contigo —dijo antes de comenzar a alejarse de la puerta de mi casa.
—San hyung —llamé, haciendo que se girara a verme.
—¿Si? —me miró sin expresión alguna.
Lo pensé por unos segundos.
—¿San vio su regalo también?
Frunció el ceño levemente.
—¿Qué regalo?
—Oh... —sentí un vacío en mí—. No... Ol-olvídalo —era mejor ya no decir nada.
Solo vi como se iba. Se montó en su motocicleta y arrancó yéndose.

Entré a casa y cerré la puerta, yendo hacia mi habitación para vestirme. Opté simplemente por unos jeans, una camisa blanca de manga corta y unos tenis blancos. Dejé la toalla por ahí y desconecté mi teléfono que había puesto a cargar en cuanto llegué a la casa, lo tomé y terminé de peinarme. Agarré mi billetera, las llaves de la casa y salí poniendo llave a la puerta. Tomé un taxi y le pedí que me llevara a la plaza comercial donde me vería con SeongHwa, Sang y HongJoong. Al llegar, le pagué lo debido al taxista y me bajé, dirigiéndome directamente al cine. Los vi afuera esperando por mí, y el primero en acercarse a saludarme fue HongJoong.

—Hola Woo —dijo estrechando su mano con la mía y dándonos un leve abrazo.
—Hola hyung —sonreí y correspondí a su abrazo—. Sangie —hicimos lo mismo—. SeongHwa —y repetimos la misma acción del principio—. ¿Qué película veremos?
—Hong escogió la de "Cómo entrenar a tu Dragón 3" —dijo SeongHwa mirando con cara de reproche a HongJoong, a quien voltee a ver y éste estaba silbando mirando el techo.
—¿En serio? —reí al saber la elección del mayor.
Me miró y dejó de silbar.
—¡Es linda, divertida y entretenida! Aparte, no la he visto y quiero verla —dijo haciendo puchero y cruzándose de brazos.
—¿Cómo puedes ser tan tierno siendo el más grande de nosotros? —pregunté soltando una leve risa.
—Así es HongJoong, ¿cierto Joongie? —inquirió SeongHwa abrazando a YeoSang por los hombros con una sonrisa burlona.
Entramos al cine y compramos palomitas y refrescos. Al terminar de comprar la comida, entramos a la sala y nos sentamos en nuestros respectivos asientos. SeongHwa, YeoSang, HongJoong y yo. Después de un rato y los cortos de siempre anunciando y promocionando películas próximas, la película había empezado y las risas no faltaban en esa sala. Niños riendo, nosotros también; comíamos palomitas, bebíamos de nuestros refrescos y compartíamos una que otra golosina que habíamos comprado. Recargué mi cabeza en el hombro de HongJoong y él recostó la suya sobre la mía. Suspiré. Se sentía tan bien.
La película ya estaba llegando a su fin y era obvio, ya era la parte triste. Mis ojos comenzaban a picar. ¿Qué puedo decir? Soy demasiado sentimental. Sentí a HongJoong moverse un poco, levanté un poco mi mirada, y vi como éste tenía ya lágrimas en sus mejillas.
—Sólo me entró algo al ojo —dijo sollozando en voz baja.
Eso me había causado risa y ternura. Sonreí y volví a recostarme en su hombro. Ya al llegar al final donde Hipo y Astrid llevan a sus hijos con Chimuelo y Furia luminosa, no aguanté más y también empecé a llorar. Al terminar la película, algunos aplaudieron un poco y nosotros nos quedamos ahí un poco más. Las luces se encendieron y SeongHwa y YeoSang se nos quedaron viendo, reprimiendo sonrisas y risas de burla.
—¿Están llorando?
—Sólo nos entró algo en el ojo —dijimos al unísono. Nos miramos y soltamos en llanto abrazándonos.
—Que gays —dijo SeongHwa para después reír y pasar su brazo por los hombros de su novio, mi mejor amigo.
—No soy gay, idiota —dijo HongJoong limpiando sus lágrimas—. Soy sensible que es diferente.
—¿No eres gay? —pregunté mirándolo mientras limpiaba mis lágrimas.
—No, no soy gay —rio un poco ya más calmado—. ¿Por qué siempre piensan que soy gay?
—Porque te comportas como uno —rio YeoSang por el comentario de SeongHwa.
Salimos de la sala y decidimos ir a comer un poco antes de irnos. Mientras comíamos una hamburguesa cada quién, a excepción de YeoSang que pidió una ensalada, entró una llamada al teléfono de SeongHwa, y eran sus padres diciéndole que su hermano había sufrido un accidente que, gracias a Dios, no era tan grave, pero que igual fuera por él al hospital donde lo llevaron. YeoSang se fue con él para acompañarlo. HongJoong y yo nos ofrecimos también para acompañarlos pero el pelinegro se negó, dijo que estaba bien con ir con YeoSang y así dejamos las cosas. Nos quedamos solos nosotros dos y terminamos de comer entre risas y una que otra historia familiar y escolar de cada uno. Al terminar de comer, salimos del local y nos dirigimos rumbo a la salida de la plaza.
—Gracias por haberme invitado hyung. Me la pasé muy bien si quitamos la parte en la que nos pusimos a llorar —reí y él después lo hizo.
—No hay de qué WooYoung. Cuando quieras —dijo mirándome sonriente.
—De acuerdo —le sonreí igual y me giré al frente para tomar un taxi.
—¿Qué haces? —preguntó frunciendo el ceño.
—Uhm... Voy a tomar un taxi para ir a casa —dije deteniendo a uno.
—No, no —miró al señor—. Disculpe, fue un error. Puede seguir —dijo sonriendo amable al conductor y este siguió su camino.
—¿Qué...? —pregunté siguiendo con la mirada al taxi que se estaba alejando cada vez más.
—Yo te llevo —dijo acompañado de una leve risa.
—No, hyung, es mucha molestia, yo puedo irme solo.
—Dije que yo te llevo —sonrió y fue inevitable no devolverle el gesto.
—Está bien —dije dándome por vencido.
Caminamos al estacionamiento en busca de su auto, no dijimos nada en todo el camino, sólo había silencio pero no uno incómodo. Al llegar a su coche, nos subimos y le dije cómo llegar a mi casa ya que no recordaba muy bien. El carro iba en silencio total.
—Llegamos —dije y HongJoong se estacionó del lado derecho, donde estaba mi casa—. Muchas gracias hyung —dije mientras me quitaba el cinturón y lo miraba con una leve sonrisa.
—Gracias a ti por acompañarme, bueno, acompañarnos —reímos y me bajé de su auto—. ¡Cuídate! —gritó desde dentro.
—¡Tú igual! —hice lo mismo ya estando a punto de entrar a casa. Vi como el chico se iba y fue ahí donde ya decidí entrar.

¿Quién es San? [WooSan/SanWoo] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora