Capítulo 42

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Lunes.

—¿Has visto a YeoSang?

Hice una leve mueca, frunciendo el ceño mientras guardaba mis cosas en el casillero. Había ido a buscar a YeoSang después de las clases del jueves a su casa con ayuda de San, pero no lo había encontrado. Pregunté a MinGi, pero dijo no saber nada, que ni siquiera habían hablado en días. Era extraño, ya que, muy a pesar de la forma de ser de Yeo, el jamás faltaría tanto a clases. ¿Dos días seguidos? ¿Un fin de semana donde ni siquiera daba señales de vida? ¿Lunes y tampoco vino a clases?

—Estoy preocupado por él.

—Mi amor, seguramente no ha querido hablar con nadie. Últimamente lo había visto actuar extraño —comentó San, quien me miraba mientras guardaba mis cosas.

—Lo sé. Creí que era el único que lo había notado así. Pero... Llamo a su teléfono y no contesta. Me manda directo a buzón —suspire, cerrando mi casillero para acomodarme con las muletas, así girándome a ver a San—. Y los mensajes sólo marcan enviado. No es normal en él.

San suspiró con esa pequeña sonrisa en sus labios, acercándose a besarme, a lo cual correspondí gustoso, ahora siendo yo quien suspiró en medio del beso.

—¿Podemos ir a buscarlo a su casa hoy? —pregunté al separarme de sus labios, mirándole con apenas la comisura de mis labios alzada

—¿De nuevo? —enarcó ambas cejas el pelinegro.

—Por favor... Estoy preocupado. Yeo es mi mejor amigo, San.

Asintió, sonriendo leve y acariciando mis mejillas.

—Está bien. Vamos hoy. 

Sonreí ampliamente y volví a besarlo.

—Llegaremos tarde a clase. ¿Comemos juntos?

—Tengo estadística hasta las doce —bufó con molestia, a lo que hice un leve puchero—. Tu hora libre es antes, ¿cierto?

—Sí, lo sabes —murmure bajo, mirando en dirección al patio central.

—Lo siento, mi amor. Te compenso en la noche con rica pizza, frituras y una buena película de Johnny Deep.

Le miré con mi puchero, sonriendo levemente pocos segundos después.

—¿Piratas del Caribe? 

San rio, y asintió. Reí igual y dejé caer las muletas para lanzarme a sus brazos sonriente.

Eran a penas las siete y ya iba por mi primera clase, la cual era biología molecular. Dos lentas y aburridas horas. MinGi y Yunho no me permitían prestar atención, ya que jugaban o comenzaban con sus cursilerías. Por otro lado, sorprendentemente, un pelinegro con un leve flequillo color blanco entró al aula, pidiendo perdón por el retraso, y tomando asiento justo a mi lado. 

¿Ese era Sannie?

—Woo —sonrió leve, acomodándose en el asiento a mi izquierda.

—Sannie —sonreí igual, y volví mi vista a la pizarra y después a mi cuaderno, y así consecutivamente.

—¿Han anotado otra cosa además de eso?

Negué. 

—No, es lo único. No tiene mucho de haber comenzado a apuntar en la pizarra.

El resto de la clase, tuve a Sannie a mi lado. Estuvo callado, casi no me miraba y eso lo sé porque lo estuve viendo demasiado. Se veía demasiado bien con ese nuevo cambio que llevaba. Me gustaba cómo se veía. Recibí varias bolitas de papel por parte de MinGi y Yunho que se encontraban detrás de mí, a lo que les miré por encima de mi hombro con el ceño fruncido.

¿Quién es San? [WooSan/SanWoo] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora