capitulo 1.

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Desde pequeño lo criaron para ser independiente, bondadoso y caritativo, tuvo una infancia preciosa junto a sus dos madres que fueron dos grandes pilares en su vida, que lo ayudaron en sus problemas, corrigieron sus conductas y lo formaron en lo que era ahora, un omega perfecto.

Eso le decían todos, que era un omega perfecto, que podría enlazarse con quien quisiera y lograría grandes cosas al lado de un alfa de renombre, que era el perfecto omega para tener hijos y servir a su pareja.

La sociedad en la que vivía le hacía pensar que lo único que tenía significado fijo era su segundo sexo: omega, simbolismo de crianza y dador de vida, el último eslabón de la cadena y leal sirviente de su pareja, quien coronaba la pirámide con su empoderamiento y presencia. Sin embargo, Akaashi se había criado en un ambiente diferentes, donde le habían enseñado que nadie podía interponerse entre él y su derecho a elegir su vida, que no debía estar a pies de nadie.

Sus madres fueron pacientes y protectoras, le enseñaron a comportarse y a defenderse sin recurrir a la violencia ni dejar atrás su porte correcto, razonador y empático. Akaashi era simplemente perfecto, pero sin importar cuantas ofertas de matrimonio ni cuantos alfas se presentaran en su puerta, en la vida había aceptado a uno, pues nadie le había llamado la atención y sus madres nunca le presionaron para conseguir pareja apesar de ya ser un omega presentado.

Y es que ser un omega presentado a los diesiséis y no tener pareja u enlace era insólito, en especial si venía de la altacuna como lo hacía su madre alfa.

Ni siquiera le agradaban los olores de los alfas.

Pero ahí estaba Akaashi, apunto de entrar al club de volley masculino de la academia Fukurodani. Todo por un olor particular que llegó a su nariz el primer día que pisó esa institución.

Era su primer año en ése lugar, todo era nuevo y de cierta manera le daba miedo, aún así se mostró estoico, pero con una expresión calma que inspiraba paz. Lamentablemente, en el primer instante cuya presencia se instaló en la prestigiosa academia Japonesa, sintió todas esas miradas capciosas, inquisidoras y juzgadoras sobre él. Lujuria, envidia, atracción.

Los alfas y los betas se le insinuaba, era obvio y molesto, algunos se veían atraídos por su olor a albaricoque y cerezas que a veces tanto maldecía, no pasó ni un día para que empezara a ser acosado, y le daba asco.

Él no se sentía tan perfecto, pero todos le veían como el ideal por el simple hecho de tener buenos modales, dones domésticos y linda apariencia, talentos, dones y suerte que no pidió ni quería pero los tenía.

Pero eso no era todo lo que podía brindar, había mucho que tenía escondido que quería mostrar, pero se reservaba, no quería que cualquiera conociese ese lado especial de él, porque esa persona también debía ser especial. El corazón de Akaashi era bastante selectivo.

Los omegas le envidiaban, las miradas afiladas y sus olores alterados delataban sus malos pensamientos e intenciones, cuando le veían soltaban un aroma cítrico que respingaba su nariz con molestia, era amargo y asqueroso, se mantenía pesado, abundante y por más que corriera no se disipaba. Todos ellos tenían la intención de rebajarlo, no importaba si era alfa, omega o beta, Akaashi sabía que en un sistema así de jerárquico ni los de tu propia clase pueden ser tus amigos.

Era el primer día, solo el primer día.

La gente, alfa, beta, omega, se sentía atraída hacia él, sino era por amor, era por odio, pero de una u otra forma le querían cerca, querían ser como él, o simplemente monopolizarlo, tenerlo sumiso, tenerlo controlado.

No era un objeto.

Aún así, entre toda desesperación y odio, una tormenta se abría paso entre los mares de asquerosidad hipócrita y limpiaba ese olor cítrico que despreciaba con tanta fuerza, una lluvia soleada con aroma a nuez moscada y fresa, una combinación extraña que se mezclaba con la torrente de emociones que era esa tormenta.

Perfect | BokuAka Donde viven las historias. Descúbrelo ahora