capítulo 6.

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Nido (parte 1).
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Bokuto muchas veces no entendía que pasaba a su alrededor, las cosas iban muy rápido y para él, comprender algo a la velocidad parpadeante con la que se presentaban era algo indiscutible. Simplemente era un gigante "NO". Él entendía cuando le explicaban con paciencia o era algo cotidiano, y Akaashi era algo cotidiano, así que creía comprenderlo a la perfección.

Así que la sorpresa que se llevó cuando lo sintió abrir la puerta de su casa de manera abrupta con una bolsa de basura en la mano era más que desconcertante, Akaashi era alguien de costumbres y prundecia, así que se había pegado un buen susto que casi se cae de la cama cuando escuchó el golpe desde la entrada de su casa.

Bokuto solía dejar la puerta sin llave cuando estaba en casa, pues muchas veces le había pasado que salía un rato al patio y la puerta por alguna extraña razón le traicionaba y se cerraba por dentro, dejándolo afuera hasta que llegaran sus padres, pero nunca en la vida -o desde que se conocían- Akaashi había entrado sin tocar la puerta o llamar a su teléfono primero.

Y eso hizo creer a Bokuto que se trataba de un ladrón y por poco va por una escoba para proteger sus pertenencias.

- ¡Disculpe la intromisión! - se escuchó la voz de Akaashi con un poco más de fuerza a la normal, pues gritaba desde el primer piso y fue su tono el que hizo a Bokuto calmarse.

Bueno, no se calmó tanto, se emocionó al saber que era Akaashi y su alegría y exalto fue mucho más al ser una visita imprevista, pues creyó que Akaashi se quedaría estudiando para sus exámenes trimestrales.

Era un sábado por la tarde, corría una brisa algo calurosa y tranquila al ser de los últimos días del verano antes del pasar al otoño, Akaashi y Bokuto solían juntarse esos días, pero al haber entrado nuevamente al instituto sus planes de vieron afectados por los estudios, así que Bokuto creía firmemente que Akaashi no se aparecería cerca de él hasta el lunes en el club, pues ese mismo día tenía un par de exámenes y evitaría que se vieran entre jornada y jornada.

¡Incluso el mismísimo Akaashi le dijo que estaría ocupado!

Así que con una alegría inmensa bajó hecho un rayo las escaleras y se lo encontró en el recibidor sacándose los zapatos.

- ¡AKAGSHEEEE, CREÍ QUE ESTABAS MUY OCUPADO!

El azabache le ofreció una pequeña y casi imperceptible sonrisa que dejó a Bokuto más bobo de lo que estaba.

« Abajo fifi » se dijo mentalmente, no sabía ni qué significaba, pero oía mucho a Kuroo decir eso y creía que podría acoplarse a su situación al tener los nervios de punta por la ternura y la emoción.

- Buenas tardes, Bokuto-san. - su voz sonó como un coro angelical que aturdió sus sentidos, esa era la dosificación de Akaashi diaria que le permitía vivir con felicidad. - Lamento mucho presentarme así en su casa.

Bokuto examinó con la mirada al contrario, algo raro debía pasarle, pero su tono calmo de voz lo tenía tan embobado que no notó el sonrojo, ni el nerviosismo o desesperación que llevaba Akaashi, ni mucho menos la bolsa plástica que sujetaba con firmeza en su mano derecha.

Aún así, apesar de no percatarse de esos obvios detalles siguió olisqueando hasta dar con su olor a albaricoque y cereza, era más dulce de lo común y estaba indeciso y algo tenso, por lo que miró con extrañeza a Akaashi, pues el olor que segregaba era el mismo que tenía cuando su celo estaba cerca. Finalmente el alfa se decidió por soltar su aroma para calmarlo ya que después de analizarlo un poco se dio cuenta que estaba nervioso y dudaba muchísimo de estar ahí.

Perfect | BokuAka Donde viven las historias. Descúbrelo ahora