capítulo 12.

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Alfa.
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Lo que Bokuto creyó que sería el mismísimo infierno realmente golpeó con menos intensidad de lo esperado. Era verdad que ahora tenía menos tiempo para ver a Akaashi, pero el mundo independiente -y sobretodo por tener a Kuroo al lado- no fue tan intenso como su madre se lo relató para asustarlo. También era verdad que vivir y depender de uno mismo era complicado, pero Bokuto estaba orgulloso de decir que le iba bastante bien en ese tema o que vivía sano y feliz.

Véase que Kuroo empezaba a aplicar el papel de segunda madre, sino, posiblemente Bokuto estuviese tirado en una sanja, muerto de frío o envenenado por tratar de cocinar. Ser compañero de piso de Kuroo era la segunda cosa que más le gustaba.

Porque obviamente la primera era ser novio de Akaashi... Y ser hijo de su mamá y su papá.

Una de las únicas cosas que Bokuto renegaba de ser rommie de Kuroo era que cada vez que Kenma llegaba al departamento Kuroo lo echaba a escobazos y lo mandaba a dar una vuelta.

Y Bokuto no entendía para qué lo hacía, pero cuando llegaba la esencia olor a miel que usualmente tenía Kenma estaba por todo el departamento. Cuándo le preguntaba a Akaashi, no contestaba, se sonrojaba un poco y seguía con lo que estaba haciendo antes de que le preguntara.

« Es algo íntimo, Bokuto-san »

Sospechoso...

Bokuto era curioso por naturaleza, no se cansaba hasta descubrir lo que atormentaba sus pensamientos así que estaba completamente dispuesto a averiguarlo.

Pero después estaba Akaashi, su voz de conciencia que seguidamente le decía que no irrumpiera en la privacidad de Kuroo y Kenma, que a su tiempo y por sí solo descubrirá de que se trataba, así que por mientras desechaba la idea, se comía la curiosidad y seguía con su vida ignorando los sartenazos que le lanzaba Kuroo para que se fuera cada vez que tocaban el timbre y Kenma estaba tras la puerta.

Hablando de su vida fuera de que se está independizando, era totalmente verídico decir que le estaba yendo mejor que nunca, cuando Akaashi dijo que no sería el fin del mundo tuvo razón y eso afirmaba otra vez más que Akaashi nunca le mentiría. Se veían cuatro veces a la semana en la tarde sin contar que el viernes, cuando Bokuto no tenía entrenamiento matutino, iba a dejar a Akaashi al instituto y en la tarde de los miércoles cenaba en su casa sin falta.

También que semana por medio, los días domingos iban a almorzar a la casa de los padres de Bokuto porque la madre quería tanto a Akaashi que lo consideraba ya su segundo hijo.

Todo iba bien, bastante bien. Los meses iban pasando, Akaashi se adaptaba al papel de capitán del Fukurodani y nuevamente habían llegado a las nacionales, Bokuto fue a cada partido sin falta y se aseguró de emocionarse más que nadie cada que metían un punto.

Bokuto podía decir con total y absoluta confianza que la vida la tenía regalada.

Tenía.

Algo tenía que pasar, quizá no era malo, pero era algo que lo mantenía alterado.

Y para variar tenía que ver con Akaashi porque literalmente la vida de Bokuto circulaba al rededor de su mundo, o sea, Akaashi. Realmente a Bokuto le había costado darse cuenta de que algo estaba raro y es que Akaashi era bueno para engañarlo pero tarde o temprano se daría cuenta, Bokuto era un poquito despistado, pero conocía muy bien a su omega.

La primera vez que se dio cuenta de que algo andaba extraño fue un miércoles después de cenar con las madres de Akaashi, Yukiko había salido a hacer unos recados porque todavía era temprano y Mikoto salió a hablar con una vecina con la que tenía pendientes, eso era algo normal, varias veces se quedaba solo con Akaashi y no tenía nada de malo, solos o acompañados era igual, pero lo que hizo diferente esta vez a las anteriores fue la mirada de su pareja.

En ese instante Bokuto no supo cómo describirla porque era confusa y desconocida, pero no era primera vez que la veía en Akaashi.

Kuroo la describió como lujuria, pero Bokuto estaba seguro de que atrás de todo eso había preocupación.

Y empezaba a perturbarse.

Las cosas empezaron a cambiar ligeramente desde esa vez, la mirada de Akaashi tenía un brillo pesado y aceitoso y sus feromonas explotaban cuando estaban solos pero nunca habían llegado a algo más.

Bokuto era realmente necio con sus feromonas pero el caso era distinto con Akaashi, él sabía lo que quería pero no sabía como decirlo.

Akaashi a sido todas las primeras veces de Bokuto y viceversa, pero había algo que ellos no habían hecho juntos y eso era algo que el omega deseaba.

Fue una noche en la que todo el asunto de desató, Kuroo fue a pasar el fin de semana a su vieja casa y Bokuto se quedó en el departamento en compañía de Akaashi ya que el lunes no habría clases y tenían más tiempo para pasar juntos.

Habían terminado de ver una película -de comedia, hay que recordar que Bokuto no soporta el horror- y estaban listos para irse a dormir, la noche era fría y en los noticieros habían anunciado que seguramente en la madrugada una capa de nieve aparecería sobre la superficie, el alfa se había bañado y vestido hace un rato por lo que ahora se dedicaba a buscar frasadas para no pasar frío de noche y Akaashi se terminaba de cambiar en el cuarto.

Después de unas vueltas al departamento había conseguido rescatar un par de mantas de la sala de estar y había encontrado otra arriba de el armario de Kuroo así que ahora caminaba felizmente a su cuarto para dormir calentito y feliz con Akaashi.

Bokuto abrió la puerta lentamente mientras sostenía con una sola mano pero el fuerte empujón que recibió le hizo soltarlas, la puerta se cerró y las frasadas quedaron olvidadas en el piso. Sin embargo, lo único que vio Bokuto fue el color gasolina de los ojos del omega, estaban cubiertos por una chispa electrizante y avivada como el fuego joven, lujuriosa.

Una de las manos de Akaashi descansaba en su pecho y la otra, de manera atrevida, subió por su cuello y lo jaló de la nuca para juntar sus labios de manera bruta pero deleitosa.

Un cosquilleo recorrió la espalda del alfa.

Mientras tanto, el labio del menor tembló cuando se separaron, dudaba y tenía nervios pero toda esa inseguridad era inferior a su deseo.

— Bokuto-san. — las manos de Akaashi viajaron a las solapas del pijama del mayor y lentamente lo fue guiando hasta dejarlo sentado sobre la cama. — Quiero que me marque.

Entonces, algo se removió violentamente en el interior de Bokuto desatando un salvajismo que lo hizo tomar al omega, atraerlo a su cuerpo y volver a tomar sus labios con brutalidad.

Porque Akaashi era capaz de hacer de todo a Bokuto, incluso de despertar su celo.

El celo de un alfa.

(i persona me preguntó que decía el separador, respondiendo a la pregunta, dice "cortes comerciales")

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(i persona me preguntó que decía el separador, respondiendo a la pregunta, dice "cortes comerciales").

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hOLIWI, ¿cómo están?


Abro hilo de como casi escribo el "sin respeto" en una historia soft y me puse akdkaldk, así que pregunto: ¿qué creen que pasará en el próximo capítulo?

Y no, no escribiré el sin respeto, no por ahora, me da vergüenza admitirlo pero no sé como hacerlo jdksjxjsj. Estamos abriendo el segundo arco, yeeii.


Domingo 6 de diciembre.
(1,2k).

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