capítulo 8.

12.2K 1.4K 743
                                    

Beso.
_______________

Konoha se acercó al equipo alegando que pronto sería el cumpleaños de Komi y debían celebrar, así que el equipo entero o su mayoría accedió ir el fin de semana que seguía a "vivir la vida loca". Akaashi se vio amarrado al rollo cuando Bokuto le miró con ojos suplicantes y le imploró que fuera.

« ¡Pero qué ganas de protegerlo, y amarlo, y mimarlo! » sollozó enternecido su omega interno, Akaashi se vio nublado por sus sentidos y se dejó hacer por el mayor hasta que accedió medio a regañadientes.

Akaashi no era fan de las fiestas, no sabía tomar porque creía que era imprudente hacerlo a la edad que tenía y dígamos que todo lo que hiciera ruido y no fuese Bokuto le desagradaba un poco.

Pero ahí estaba, esperando a Bokuto en el porche de su casa para ir a la dichosa fiesta.

Se sersionó como por quinceaba vez de llevar sus llaves y su teléfono en su abrigo para después acomodarse los lentes y mirar al frente.

Se estaba haciendo de noche y empezaba a refrescar, así que por poco no veía como Bokuto se acercaba escandaloso y corriendo a su encuentro.

— ¡AKAGSHEEEEEEEEEE! — esa fue su señal, se levantó tan rápido como pudo y se encaminó a su encuentro con Bokuto. Por un momento juró escuchar como un vecino se quejaba, pero poco le importó. Tan pronto como llegó a él, el mayor se tiró a sus brazos. — ¿Nos vamos ya?

Akaashi asintió con su expresión neutral que era tan característica de él y no esperó a que Bokuto se quitara de encima, sino que solo caminó con él pegado a su cuerpo como si su vida dependiera de ello.

La especie de antro o karaoke al que iban estaba un poco más cerca de la casa de Bokuto, por lo que no entendió mucho el por qué precisamente Bokuto le fue a buscar si podía ahorrarse camino si Akaashi lo recorría solo, aún así lo dejó ser, pensando solamente que a jurar por la hora a la que volverían, no sería muy prudente irse por las calles con tanta distancia de por medio y debería quedarse con Bokuto, por lo que le mandó un mensaje a una de sus mamás con anticipación y dejó de preocuparse por un rato, dispuesto a disfrutar su tiempo con Bokuto.

El lugar era estridente y había mucha más gente de la que se esperaba y quiso huir en el momento que entraron, en la entrada ni siquiera controlaban la edad, así que no sabía que impresión llevarse del establecimiento, algo malo pasaría, así que no pensaba alejarse de Bokuto en ningún momento.

Por más carácter que tuviese, seguía siendo un débil y sumiso omega ante los ojos del resto y dígamos que ese lugar no tenía mucha pinta de tener gente con moral, mucho menos estando ebrios.

Aparte, debía cuidar a Bokuto.

Creyó que en el momento de pisar el lugar el semi albino se volvería un loco revolucionario fiestero, pero resultó que tampoco le tenía mucho agrado a las fiestas y que iba simplemente por compromiso, cosa que le sorprendió pero le reconfortó levemente, así que se mantuvieron cerca del resto del equipo, mientras algunos bailaban o bromeaban a gritos.

De hecho, a Bokuto ni siquiera le agrada el alcohol, no tenía mucho que hacer ahí.

¡Incluso logró que le dieran jugo de naranja en la barra!

Un acontecimiento histórico, así que solamente lo vio tomar una cantidad algo preocupante de aquel líquido artificial y concentrado mientras lo abrazaba posesivo y lo envolvía con su olor, alejando a alfas y betas que le se acercaran mucho a Akaashi con dobles intenciones.

Después de todo, Akaashi seguía siendo un omega lindo y sin marca.

Bokuto iba por el séptimo vaso de jugo cuando sintió como Akaashi se daba vuelta sobre sus talones y le miraba con el ceño estoico pero despreocupado.

— ¿Quiere bailar, Bokuto-san? — le preguntó, la verdad se estaba hartando de estar ahí parado sin hacer nada y era eso o irse, y creía que era de mala educación largarse tan temprano.

— ¡OKEEEEYYYY!

Bokuto dejó el vaso por ahí y se dejó guiar por Akaashi a lo que creía que era la pista de baile, y si somos sinceros, Akaashi no tenía ni la menor idea de como bailar, así que por puro instinto y empujones de la gente a su alrededor, se fue pegando a Bokuto por insistencia de los movimientos ajenos.

Era algo vergonzoso sentir las pieles sudadas, el calor era sofocante y no paraban de empujarlo, así que cuando tuvo la oportunidad alzó ambos brazos con el tal de liberarse, pero un fuerte empujón le hizo tropezar hacia adelante y chocar con Bokuto, quien por pura inercia le abrazó por la cadera para que no se cayera.

Sus ojos se conectaron con rapidez, fue algo idílico que reinó en medio del desastre que estaba siendo para ambos esa fiesta, así que se concentraron únicamente en lo atrayente que era el otro, acercándose más y más tanto por insistencia de sí mismos como por los constantes empujones de la gente que supuestamente era alguna especie de baile.

Era una atracción imparable, como poner a dos imanes de carga contraria frente al otro y soltarlos al mismo tiempo, se traían fuertemente y chocarían de manera inevitable, así que el choque no se hizo esperar cuando ambos captaron que lo que el otro quería y también lo deseaban propiamente.

Bokuto tomó una de las suaves mejillas de Akaashi, que se encontraban rojas por el calor del ambiente mientras se arrimaban más por gusto, Akaashi terminó por pasar sus brazos por la nuca de Bokuto para apresurar el choque y finalmente sus labios se unieron con demanda y cariño.

Fue una sensación fugaz que pareció durar siglos, el roce fue suave, pero igual de bruto y esperado, cada detalle volvía el momento más mágico a pesar de solo sean segundos lo que duró esa maravillosa escena. Ninguno de los dos sabía besar, pero eso no quitaba lo especial que había sido, porque la inexperiencia de ambos se volvía su experiencia juntos.

Era fantástico, perfecto.

Las manos de Akaashi bajaron por los brazos de Bokuto cuando el beso terminó, mirándose a nueva cuenta a los ojos y adivinando lo que el otro quería en cuestión de segundos.

Ambos tenían sus pertenencias encima, así que sin otro percance se marcharon tomados de la mano sin siquiera despedirse del resto y pasaron entre el gentío hasta la salida trasera que daba a un callejón donde la gente fumaba o conversaba con más calma.

Bokuto se dejó caer contra una pared para tomar aire, pues dentro de aquel antro apenas había oxígeno, pero Akaashi no dudó ni un segundo en volver a probar sus labios y se dejó atacar mientras lo abrazaba.

No podía pedir nada más, esa noche descubrió que los labios de Akaashi era una exquisitez que mezclaba lo amargo y lo dulce de su aroma en un solo sabor perfecto. Era una nueva adicción a la que estaba dispuesto a sucumbir, tanto como Akaashi deseaba no dejar nunca sus labios dulces como la fresa y picantes y quemados como la nuez moscada.

Era una fusión de ensueño, y como siempre si se trataba del otro, perfecta.

::::::::::::::

Hola TuT ¿Cómo están?

Supuestamente no iba a actualizar hoy pero los martes son martes de perfect como los viernes son viernes de Haikyuu.

Gracias por leer.
Martes 20 de octubre.
(1,1k)

Perfect | BokuAka Donde viven las historias. Descúbrelo ahora