Seúl

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Jungkook volvió a Seúl la mañana siguiente sin mirar atrás ni un momento, se despidió de los Park explicándoles que debía volver a trabajar, cuando la realidad era que quería alejarse de Jimin. Quería con todas sus fuerzas detener lo que sentía, dejar de sentir ese dolor, ese vacío. Ver al menor besando a Mark abrió las puertas de un sentimiento nuevo en él, algo que no había sentido antes, ni siquiera hacia propio SeoJoon. 

Sentía rencor.

Sentía que lo odiaba, pero al mismo tiempo quería que el rubio se acercara a explicarle, a disculparse, a pedirle que lo perdonara. Sin embargo, eso no había pasado esa mañana cuando con las maletas en la mano y su pasaje recién impreso salía de la casa de Mark en taxi hasta el aeropuerto. Se sintió aún peor al llegar al aeropuerto y no haber recibido un solo mensaje del menor, como si lo que hubieran pasado no era nada. Como si ni siquiera fueran amigos. 

Por su parte Jimin lo vio irse desde la ventana con el corazón en la mano y consciente de que hablarle no lograría nada. Sabiendo que era él el culpable irremediable de su infelicidad y con la esperanza de que lo olvidara, se quedó en la ventana mirando hasta que el taxi se perdió en la calle. Jungkook tenía que olvidarlo porque él no lo podía hacer feliz, Jimin no podía darle lo que él se merecía. Jimin ni siquiera se podía hacer feliz a él mismo. 

La semana siguiente fue lo más agotador e infeliz para el menor, sentía frío durante las noches, se preguntaba si el mayor podía dormir solo, si no necesitaba a alguien a su lado. Se sentía una total mierda, no comía o hablaba mucho. Mark no se le volvió a acercar hasta el ultimo día de vacaciones, cuando Jimin estaba sentado en el asiento trasero del taxi que los llevaría al aeropuerto. 

- Chau, Jimin- Le dijo y le entregó una nota. El rubio solo la guardó el su pantalón para cuando estuviera en el avión y el taxi arrancó. Dejando la silueta de Mark desapareciendo a la distancia. Se sintió solo cuando vio que en el taxi habían solo tres personas de las cuatro que habían llegado en un principio. Se le aguaron las lagrimas cuando en la radio pasaron aquella canción, la canción la que habían hecho el amor. 

Perdón, con la que habían tenido sexo. 

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 Jimin miraba como el avión se alejaba del suelo mientras el sol salía ante él. Palpó su bolsillo derecho y sacó la hoja de papel, cuando la tuvo en la mano la abrió dejando caer una foto al suelo, cuando se agachó a tomarla su propia imagen de 17 años lo recibió dejándolo helado. 

¿Acaso Mark guardaba fotos de él?

Pero cuando la giró pudo ver claramente la firma de Jungkook en el dorso, con esa linda caligrafía suya y una carita feliz a su lado. Entonces recordó ese día, tres años atrás cuando bajo el techo del cobertizo el menor le hizo la pregunta al castaño. 

-¿Qué quieres de regalo, Kookie?- Le dijo el menor sosteniendo su cámara mientras se paraba de puntitas a besarlo. Con una sonrisa en el rostro, el mayor lo sostuvo de la cadera. 

-Mmm, qué podría pedirle al mejor regalo de todos- Le susurró en el oído provocandole sonrisitas cursis a su menor. 

- Cualquier cosa que quieras te lo voy a regalar- Le dijo el menor separándose para mirarlo a los ojos. Tenía una sonrisa genuina, los ojitos brillantes y expectantes. 

- ¿Cualquier cosa?- Preguntó.

- Cualquier cosa- Confirmó. 

- Quiero una foto tuya, una polaroid para guardarla en mi billetera. 

- ¿En serio?- Le preguntó incrédulo el menor- ¿Solo eso?

-Quiero saber que voy a poder verte incluso si no estas conmigo. 

Freedom🔞- KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora