Hurts like hell//Bughead

☠Capítulo diecisiete .☠

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—Estoy tan cansada—confesó la rubia con lágrimas mientras se apoyaba en el hombro de su prima.

—Prima, sinceramente no se porque no me llamaste antes—soltó Cheryl sentada a su lado.—Pero... ¿Qué pasó?

Betty negó—No lo sé, de un segundo a otro, mi padre le disparó a mi madre.

—¿Y donde está él?—preguntó.

—No lo se, y no lo quiero saber. Solo estoy segura que no aparecerá más.

—¿Dónde pasastes la noche?—La pelirroja estaba verdaderamente preocupada

—Yo... no... aquí—mintió.

—Todo estará bien. Ella es lo estará. 

Betty solamente cerró sus ojos en el hombro de su prima.—Creo que fue mi culpa.

—No Betty.—negó Cheryl sin mirarla—No fue culpa de nadie más que de el que disparó. No importa el alrededor. Él tuvo la decisión, decidió comenter el error.

(...) 

—Elizabeth Cooper—soltó una voz. La rubia estaba en clase cuando levanta la cabeza al ser nombrada por el profesor.—¿Está prestando atención?

—No, lo siento—negó esta para tomar sus cosas—Necesito irme, no me siento bien—las lágrimas amenzaban con salir. Esta caminó rápidamente hasta el periódico escolar para dejar su mochila y sentarse en el suelo mientras lloraba, abrazando sus piernas.

Llevaba una semana durmiendo sola en su cuarto mientras su madre seguía internada en un coma. Veronica y Cheryl insitían en quedarse con ella, pero ella no quería ser una carga para sus familias, ella no quería que los demás se preocuparan por ella. Fred, el padre de Archie, había insitido en darle un lugar, pero ella se negó.

Su cuerpo no daba más. Sin embargo, pensó que se sentiría mejor al saber que Jughead ya no la buscaba ni la molestaba hace una semana, pero no.

Luego de una hora llorando, sola, se levantó y caminó con su mochila cargada al hombro hasta las afueras de Riverdale. Perdida en su propio pensamiento. Suspiró cuando se vió frente al apartamento y entró. Apretó el botón del ascensor y al abrirse las puertas, vió al mismo hombre serio que había visto una vez.

Caminó con su mirada baja hasta la puerta y tomó un suspiro—Soy una idiota, ¿verdad?—preguntó mirando al hombre. Este, para sorpresa de Betty, levantó una ceja.—El volver aquí. Él se aleja y yo me acerco, y termino siempre lastimada.

—El humano vuelve siempre a donde tuvo un miserable momento feliz, aunque haya sufrido o no. Así de masoquistas somos.—contestó sin expresión en el rostro.

—Entonces... ¿Me estás diciendo que soy una estúpida, verdad?.—tomó aire—Por que yo se que lo soy.—señaló la puerta—Tiene seis años más que yo, no está bien que yo me fije en alguien mayor.

—Pues, tal vez no se siente cómoda con los de su edad.

—Gracias—soltó Betty con lágrimas.—Eras la voz que necesitaba escuchar.

Esta giró el picaporte para entrar y ver a Jughead en su escritorio. Este levantó la mirada.

—Hola, Betty—dijo algo divertido.

Esta caminó seria—Te odio, me caes mal y me has lastimado mucho—Jughead alzó una ceja—Pero me sentaré en tu sofá y me acostaré, arrollada en una manta para llorar y recordar lo patética que soy viniendo a tu apartamento.—esta se acostó en el sofá.