Hurts like hell//Bughead

☠Capítulo cuarenta.☠

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Betty estaba tirada en su cama, enrollándose como bolita. Estaba sola en su casa,  vacía. Debería cenar algo considerando que ya se había hecho de noche pero desde que había llegado, hace tres horas, no había hecho nada más que llorar. Repitiéndose una y otra vez lo mal que se sentía, repitiendose el miedo que tenía arriba. 

Como si eso no fuera suficiente, comenzó a sentir pasos. Comenzó que era su cabeza, pero cada vez se hacian más claros.

—Betty, puedo escuchar tu llanto—soltó Jughead abriendo la puerta.

Esta lo miró con lágrimas y Jughead se acercó, para sentarse a su lado.—¿Te sientes mal o tienes miedo?

La rubia se encogió de hombros, sin saber bien que era lo que sentía.—Ambas.

El chico tocó su rostro—¿Te parece si tomas un bolso y vienes conmigo?.—la rubia lo miró, sin embargo este limipió sus lágrimas que caían.—Te quedas conmigo hasta que te quieras ir. 

—Yo... yo estoy bien.

—No, yo se que no. No te sientes segura con tu prima, tampoco con tus amigos. Quédate conmigo si te sientes segura.

—¿Y si no lo estoy en ningún lado?

—Betty, estas segura en cualquier lado—soltó serio mirándola—Créeme cuando te digo que no caminas sola por la calle. Hace meses que tienes gente atrás.

—¿De que hablas?

—Hay dos personas tras tuyo.—confesó este— te siguen a todos lados. Nadie se te acerca sin ser visto.—esta cada vez entendía menos—Debes entender que nada va a pasarte, Betty. Nada—aseguró.

La rubia solamente se apoyó su cabeza en el regazo del chico y este no dijo nada.

—No puedo vivir así, no lo quiero.

—Darte por vencida no es una opción.

—¿Por qué a mi?. ¿Por qué me quieren a mi?

—Fuiestes creada con un propósito para tu padre.—Betty cerró sus ojos, escuchándolo—Tu padre siempre te habló de esta vida de mentira porque tenía planeado que te encontraras con un chico  que finjiría que te amaría toda su vida solamente para que tu padre tomara parte del control de  los Ghoulies—este acarició la cabeza de la rubia—lo he descubierto hace un mes mientras investigaba.

—Entonces, ¿si un día me enamoro de alguien, será por un simple pacto?—preguntó con lágrimas.

—Puede que si—confesó Jughead.

—¿Tan difícil de amar soy?

—No, claro que no—negó Jughead y un silencio inundó la habitación ante lo que el chico había dicho.—Me refiero que tienes todo para amar a alguien, solamente tienes que ser inteligente.

—Nunca tendré opción. Amaré con miedo, viviré con miedo y sola. ¿Puedo terminar con todo?

—No, no puedes. No puedes porque no voy a dejarlo. Dije que te iba a hacer una mujer fuerte y peligrosa, ¿lo recuerdas?

—No podré—negó.—No lo soportaré.

—No es una pregunta, Betty. Lo harás.

—¿Puedes acostarte junto a mi?

Jughead la miró—Tu habitación rosa me pone incómodo—confesó algo divertido.

Betty no evitó soltar una risita pequeña mientras se sentaba, limpiando sus lágrimas. Jughead la miró con una leve sonrisa.