Capítulo XI

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La velada había avanzado a lo largo que las charlas, risas y comida se iban agotando. 

Había sido un día sumamente largo y el primero en darse cuenta de este detalle fue Simón.

Serio, como sólo él podía ser, se acercó hasta su Maestro y, de la manera más respetuosa, le expresó que ya era muy pasado de la hora de descanso.

-Eh, pero nos estábamos pasando muy bien, Simón. Qué recto eres.

Expresó con ligero hastío Andrés.

-Es verdad.- secundó Santiago uniéndose a su amigo.- Dijiste que esta es la mejor fiesta a la que has asistido, ¿Verdad, Andrés?

Orgulloso, asintió.

-Siendo sinceros, alguien de tu edad, ¿A cuántas fiestas ha ido?

Siendo casi imposible resistirse, Jesús y Santiago rieron ante el comentario de Simón, siendo este último el objetivo del ceño fruncido de Andrés.

-Simón tiene razón. Ya va siendo hora de ir a descansar, pero primero debemos rezar.

-Les avisaré a los demás, Señor.

Dicho esto, el alto joven de cabellos negros se alejó del trío en dirección a otro grupo al azar.

-¿Podrían hacer lo mismo, por favor?

Pidió a los menores quienes se encontraban gustosos de ayudar.

-¡Sí, señor!

Al finalmente encontrarse solo, se dedicó unos minutos a reflexionar.

A pesar del devaneo que le entregaron Andrés y Santiago con sus diversas ocurrencias, no podía dejar de preguntarse si es que había malinterpretado las intenciones de Judas y Juan. 

Tal vez... esas son sus maneras de "socializar", ¿Puede ser, no es así?

-Señor, ya nos encontramos listos para orar.

Pedro fue el valiente que se atrevió a hablar en nombre de sus compañeros.

Jesús asintió y tomó asiento, incitando a que los demás los acompañasen.

-Por favor, tómense de las manos.

En el círculo formado por el grupo acataron el pedido en silencio.

-En nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. Padre nuestro, que estás en los cielos...

No necesitaron más para que los demás jóvenes siguieran la oración.

Finalmente, continuó Jesús.

-Padre... Por favor, te ruego que cubras con tu manto celestial a mis apóstoles y a sus familias que dejaron en Nazaret. 

"Ningún pedido para ti, Jesús?" Se preguntó Judas afligido.

-Mañana asistiremos a la boda de mi primo, Isaac. Que todo salga bien. Amén.

-Amén.

Respondieron a la par.

-Muy bien, a descansar.

-Qué descanse, Señor.

-Duerman bien.


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El epítome del pecado... (JudasxJesús)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora